𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏

Un "NO" se convierte en "SÍ" cuando tus padres no están.

Un permiso, sólo debía conseguir la aprobación de su padre Adán para poder ir a la fiesta de disfraces que su novio decidió celebrar esa noche donde haría oficial su relación ante la socialité de la universidad y también para conocer a la familia Olympus.

Nada podía salir mal, o eso pensaba la joven china mientras admiraba a escondidas el disfraz de Cleopatra que se encontraba resguardado en la seguridad de su amplio guardarropa.

Tenía una vista sensible debido a esa operación para recuperar su vista, por lo que era la más consentida del matrimonio Bibleas. Adán y Eva no podían negarme absolutamente nada y la niña china terminó volviéndose una auténtica emperatriz.

Decidida, abrió la puerta de su dormitorio para ver que sus 7 hermanos restantes le miraban curiosos.

Leónidas, uno de los mayores negaba con la cabeza mientras veía la delicada figura de su hermanita omega caminar segura de sí misma hacia la sala, donde sus padres se encontraban hablando de su próximo proyecto de su siguiente colección de arte.

-¿Cuánto a que le dicen que no? -Leónidas estaba escéptico ante la idea de que Qin consiguiera el permiso para asistir a una fiesta de disfraces del novio que tenía a escondidas de sus padres.

Era la más mimada de sus hijas, pero había cosas que no tenía permitidas, entre ellas, un novio.

-No nos perderemos nada, ya envié a Gondull a espiar -habló animadamente un chico de orbes turquesas y rostro de ensueño para muchas.

Él era el otro hijo alfa de la familia y adoraba a sus hermanas, pero también era consciente de que Qin no iba a tener el permiso, aún así, envió a su paloma entrenada con una pequeña cámara para que pudieran ver y oír lo mismo que "la emperatriz de la casa".

-Apuesto a que sí la dejarán ir, pero le pondrán un cinturón de castidad -Raiden, una mujer bastante fuerte pese a tener exuberantes curvas que no encajaba en lo más mínimo con la palabra "omega" se metió de lleno en la conversación.

Era una de las hijas más rebeldes del matrimonio, pero no más que Qin. A su lado, se encontraba una chica albina de ojos bicolores negando con la cabeza mientras bebía una lata de soda.

Jacqueline no comprendía por qué su hermana tenía que hacer esos comentarios tan vulgares.

-¡No sean así! Zheng irá a la fiesta, ya lo verán - Kōjiro no podía creer lo pesimistas que eran sus hermanos, con excepción de la siempre callada Lu Bü, la mayoría había dado una opinión negativa sobre la posibilidad de que Qin pudiera salir esa noche.

Ella era la confidente de su hermana y apoyaba casi todos sus proyectos.

Excepto la vez que tuvo que distraer a un sujeto con cara de amargado para que ella terminara de hacer lo que sea que estuviese haciendo con su novio.

Hubiera seguido en su labor de hermana menor defendiendo a Qin, cuando Nikola les hizo una seña para que todos fueran a su habitación y de esa manera, enterarse del veredicto de sus padres.

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En la sala de la familia Bibleas el matrimonio se encontraba organizando sus viáticos para un viaje que terminó saliendo a último momento.

Estaban tan concentrados en reservar un vuelo, hotel y comidas que no notaron la presencia de su pequeña emperatriz.

-Mamá, papá, ¿podemos hablar un momento? -la siempre calmada y confiada Zheng miraba apenada a sus padres.

Ambos rubios dejaron de hacer sus cosas para prestar atención a su niña. Qin suspiró tras ver que tomaban asiento dejándola de pie, pero sin apartar sus ojos azules de su retoño.