Conmoción a gran escala

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La mañana parecía ser normal dentro de la casa en el Edén excepto por el hecho de cuando Leónidas se dirigía a buscar algo de jugo para Apolo puesto que se quedó en su habitación luego de un día caótico, se encontró con el sujeto hindú en boxers con estampado de elefantes inclinándose dentro del refrigerador buscando algo, moviendo las caderas al ritmo de una canción imaginaria.

Shiva había despertado temprano, se sentía extraño el estar en casa de alguien más, pero al estar emparejado su lado alfa aullaba dentro de su cabeza ante la idea de separarse por el momento de Raiden, así que allí estaba, con ropa que le exigió a Rudra con la excusa de explicarle luego para cerrarle la puerta en la nariz y ahora, después de una noche de hormonas descontroladas sin dejar de lado su lado consciente porque estaba bajo el mismo techo que uno de los osos que tenía por cuñados y también deseaba seguir causando buena impresión a su mamá-suegra, hizo que la pobre de Raiden se la pasara mordiendo la almohada para evitar hacer ruidos, pero falló estrepitosamente y mejor terminaron en el jardín.

-Buenos días grandote 1 y 2 -Leónidas arqueó una ceja hasta que reparó en la presencia del otro grandulón que se había quedado con ellos gracias a que su madre era un ser lleno de amor y decidió invitarlos a todos cuando únicamente hubiera preferido que Apolo se quedara. Seguía siendo el hermano mayor y por ello no le hacía gracia que ambos alfas anduvieran sin camiseta y en paños menores en su casa donde había muchas omegas.

Heracles rascó su nuca ligeramente abochornado por la mirada de psicópata salido de la prisión que tenía Leónidas sobre él. Quería decirle que a diferencia de Shiva, lo más lejos que había llegado con Jackie fueron una serie de besos donde acabó sin camiseta, pero luego de ello ambos se detuvieron y mejor vieron películas de época juntos.

Sin embargo, algo le decía que Leónidas lo tomaría como un "me cogí a tu hermana" así le hubiera dicho que incluso tomó el té con ella. Así que mejor valoró el silencio y se quedó callado, esperando turno para ver en qué podía contribuir para realizar un desayuno inglés para la albina que se encontraba dormida, abrazando la almohada que tenía el aroma del alfa, ronroneando gustosa al punto de soltar más de esas dulces feromonas a té darjeeling por lo cómoda que se sentía.

Aún cuando sólo hubo besos, abrazos y caricias por encima de la ropa antes de dormir.

-Les debo un desayuno decente y ya que ayer fue mudanza con acogidos, es justo... ¿Tienen un mandil? Raiden hizo un nido con mi ropa y aunque no me molesta, temo por el aceite salpicándome -Leónidas gruñó, arrojándole un mandil rosa con la leyenda "Besa a la cocinera" para tomar un poco de jugo de arándanos y largarse de allí porque no deseaba ver a ese par de imbéciles en la mañana ni en ningún momento, haciendo que su comportamiento fuera ligeramente hipócrita porque algo similar ocurrió con él y Hades.

Antes de que el alfa fuera un capullo y botara a Qin como si no fuese nada.

El sólo recordar el llanto de su hermana hizo que deseara ir a partirle la cara al bastardo, pero sabía bien que Qin lo detestaría por ello. Suspirando, mejor abrió la puerta para encontrarse con una Apolo estirándose como si fuese un gato y en momentos como ese, Leónidas se preguntaba como era posible que pudiera verse como toda una diosa a primera hora del día.

Los rayos del sol bañaban su rostro, haciendo que resplandeciera esa sedosa cabellera rosa y esa exquisita piel de porcelana a través de aquella pijama de seda que su madre consiguió para ella, negándose rotundamente a que volviera a su casa ese día, llegando a convivir con la omega al punto de ir de compras entre todos, pagando por cada prenda que Apolo escogió avergonzada por aquel trato dulce sin ser propiamente algo de Leónidas además de "la madre" del cachorro que habían procreado.

𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora