𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏

Un día, perspectivas diferentes

Hades caminaba sin aparente rumbo fijo, con la mirada enfocada en cada paso que daba preguntándose cómo es que durante 26 años pudo existir arruinando la vida de alguien más.

Todo el tiempo creyó que el temperamento de sus padres se debía a las familias de ambos y que muy en el fondo, por su lazo de destinados las cosas terminaban funcionando en su excéntrica familia.

Sin embargo, a pesar de haber crecido entre 4 hermanos de los que se hizo cargo desde un tuvo uso de razón, se sentía solo, como si le hiciera falta algo en su vida para encontrarle sentido a la misma.

Y tras muchos años, pudo darse cuenta de que la realidad fue otra cuando conoció a esa omega rebelde cuya mejilla poseía un peculiar tatuaje de ciempiés rojizo sobre ella. Aunque fueron esos ojos como estrellas que terminaron cautivándolo.

¿Cómo podría estar con ella?

“No soy nada…”

Zheng era producto de una pareja que se amaba, la criaron de tal modo que sin importar las circunstancias, ella podía volver a su hogar y sus padres le recibirían con los brazos abiertos por el amor que le tenían, dejándole en claro que su situación jamás sería la misma.

Rea no los quería y lo que pesaba sobre él era el hecho de que por su nacimiento, su padre tuvo que enlazarse a una omega que no era la suya.

“Ahora entiendo por qué Cronos me golpeaba más fuerte”

Durante el camino siguió meditando parte de su niñez dándose cuenta de que era el hermano mayor y con él que aquella vida disfuncional tenía un comienzo. Por más que intentó soportar las palizas por sólo respirar en el mismo lugar donde se encontrara su padre, lo cierto era que al final del día se quebraba en llanto oyendo lo hiriente que podía llegar a ser su progenitor.

“¿Y se supone eres mi hijo? Lloras como un maldito marica ¡Eres un Olympus! ¡Me da vergüenza que hayas sido un espermatozoide salido de mis bolas!”

Las golpizas se detuvieron cuando Adamas nació porque la furia ahora ya no era hacia él, sino también a su pequeño hermano al que un día, cuando Hades se encontraba en el kindergarten, le rompió su pequeño brazo porque no dejaba de llorar pidiendo el consuelo de Rea, su madre.

Hades no tenía idea de qué hacer, era un niño. Sólo atinó a cargarlo porque apenas daba sus primeros pasos y sin saber a quién recurrir, llegó con su abuela para recibir ayuda.

Gea arqueó una ceja, pero aún así, ayudó al niño cuyos ojos lavanda mostraban una profunda desesperación y tristeza que no deberían existir en un infante nacido en cuna de oro.

Adamas demostró ser un niño débil a palabras de Cronos, no era resistente como él y aún así, en el afán de Rea por darle herederos dignos, hubo otro embarazo dándole un segundo hermano menor al que sus padres llamaron Poseidón porque el niño fue tan caprichoso que el parto tuvo que ser en el agua porque de lo contrario, mataría a su propia madre negándose a nacer.

A diferencia de Adamas, Poseidón nunca lloró.

No hacía ruido y la primera vez que recibió una golpiza fue a los 4 años cuando tiró un jarrón por querer ver más de cerca ese relieve marino que poseía aquella pieza de mármol. Aún con una golpiza, el pequeño rubio no miró a su padre por más tirones de cabello que hubo para que lo hiciera, maravillando a Cronos por ello.

Hades intentó por todos los medios cuidar de sus hermanos ante la ausencia de su madre para defenderlos de las golpizas  de su padre, pero Rea sólo aparecía en sus habitaciones para decirles que debían obedecer de forma ciega a su padre porque era su deber como sus hijos el hacerlo.