Un día más

289 12 177
                                    


Eva esbozó una sonrisa cargada de melancolía mientras esperaba a que sus hijos terminaran de subir sus pertenencias a la jeep de Leónidas, soltando un suspiro al darse cuenta del vacío que comenzaba a sentir por el hecho de separarse de su alfa.

Su relación siempre tuvo altibajos al igual que su matrimonio, sin embargo, nunca creyó que esos inconvenientes pudieran superarles y si tenía que escoger entre la vida con el amor de su vida o sus cachorros...

-¿Mamá? ¿Estás bien? -Eva limpió una lágrima de forma discreta para sonreír a Leónidas, el cual se encontraba allí, supervisando que sus hermanos pusieran sus pertenencias en la cajuela mientras que Apolo miraba curiosa a la madre de su alfa.

-Si, me encuentro bien cariño... ¿Cómo te sientes linda? ¿Comiste algo? ¿Tienes antojos? -Apolo parpadeó confundida pero al percatarse de que aquella mujer de mirada amable le estaba hablando, se aferró más al brazo de Leónidas.

Apolo podía ser una omega de figura envidiable, pero aquello no significaba que tuviera una relación sana con la comida y gracias a su nueva condición, estaba comenzando a experimentar ciertos antojos por cosas dulces y cualquier cosa que no fueran almendras en cualquier momento del día.

Aún así, se atrevió a negar con la cabeza, recargando su mejilla sobre el brazo que seguía abrazando de su alfa.

-Quizás sigue conmocionada como todos... En cuanto lleguemos a .... ¿Exactamente a donde?

-Al Edén -Lu Bü le sacó un susto al mastodonte que era Leónidas puesto que no la había oído acercarse. La morena se cruzó de brazos y miró hacia la entrada de aquella prisión en la que habían vivido en los últimos años.

Eva se acercó a su cachorra sólo para dejar un beso en su mejilla, ya que Lu Bü era la única hija que conocía ese lugar que sus abuelos maternos le dejaron a ambas como una forma de reconstruir ese vínculo familiar que se desvaneció cuando intentaron imponer su voluntad.

Lu Bü no era expresiva, pero saber que volvería a esa casa le hizo levantar levemente la comisura de sus labios puesto que el lugar era tan vasto que podría llevarse a su preciado Liebre Roja a casa para cuidar de él sin tener que asistir al club de equitación por una temporada.

-¡¿VAMOS A IR AL EDÉN?! -Nikola pareció compartir la emoción de salir de su casa para ir a ese lugar. No tenía recuerdos tan vívidos como los de su hermana mayor, aunque sí recordaba un sitio amplio donde tuvo a su cuidado varias aves. Gondull probablemente se sentiría agradecida de tener una sección más grande para volar y retozar entre las flores.

Beelzebub y Lillith se vieron un momento, ambas preguntándose cómo le iban a decir a Lucifer que ese sujeto de mente brillante, amante de las palomas y fan de la ciencia la había preñado.

Lillith con la mirada básicamente le dijo a la azabache que Nikola era una contradicción viviente porque actuaba como un cachorro frente a su madre y familia pero parecía ser otro cuando estaba con su adorable mosquita.

Beelzebub desvió la mirada, aún podía recordar todos y cada uno de los nudos del día anterior e incluso el día que concibió sin saberlo al cachorro que comenzaba a gestarse en su interior.

"Si, es un ñoño... pero me gusta..."

La omega se acercó recelosa a donde se encontraba el castaño, recibiendo una brillante sonrisa junto a una explicación del por qué las palomas eran aves infravaloradas cuando debían ser aludidas por sus destrezas.

-...Nikola... Debemos hablar con mi hermano hoy -El alfa observó ese iris carmesí un instante mientras comenzaba a repasar oraciones de todas las religiones conocidas porque podía ser una mente brillante pero eso no quitaba el hecho de que también era un ser humano y podía experimentar miedo.

𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora