El lado claro de la oscuridad

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"Suficiente, debo encontrar la forma de salir para encontrar a todos e irnos a casa antes de que las cosas se salgan de control y..."

El hilo de sus pensamientos se cortó cuando observó por debajo de la mesa el cómo su hermana Kōjiro empujaba a un sujeto rubio para que éste dejara de poner su cara entre sus pechos.

-Ahora sí, veamos de qué me sirvieron las clases de jiu jitsu...

Decidido, abandonó su escondite. Haría el trabajo que tenía como hermano mayor salvando a su pequeña geiko.

-¡AHÍ ESTÁS INFELIZ INFIEL! -Un grito de guerra por parte de Freyja le hizo salir corriendo a esconderse otra vez debajo de una mesa.

Nikola resopló, no podía hacer nada con ese par de locas pisándole los talones y en su lugar, gruñó irritado cuando vio que ese sujeto rubio parecía tener las manos bastante largas para meterlas en el escote de su hermanita.

"Debo hacer algo para ayudar a mi hermana, ya perdí a Leónidas y también a Raiden. Buscaré la manera de salvar a Kōjiro..."

Si podía salir de su escondite sin morir en el proceso, claro.

En su lugar, se dedicó a ver por debajo de la mesa, captando conversaciones sin sentido pero atento a las voces, esperando el momento adecuado para buscar a cada uno de sus hermanos y salir de la fiesta.

"Puede ser la fiesta de Qin y una forma muy burda de entablar nexos sociales... Sin embargo debemos irnos, nos va a castigar si mis padres se enteran..."

Nikola aún era consiente del hecho de que habían desobedecido a sus comprensivos y amorosos padres por capricho de Qin. Amaba a su hermana, pero todos se arriesgaban a un castigo extenuante por un acto egoísta.

"Simplemente no es justo. Pasaré el resto de mis días universitarios castigado sin poder salir a los viajes de prácticas y con acceso restringido a mi amado laboratorio..."


Por culpa de Qin y su necesidad psicológica de atención (probablemente de apareamiento también, pero él no indagaría en la vida reproductiva de su hermana).

Absorto en sus pensamientos, no se percató de que había otra persona oculta debajo de la mesa hasta que la oyó murmurar y casi sintió que su alma abandonó su cuerpo.

Beelzebub tenía un humor cuestionable. Había accedido a disfrazarse y pasar un buen rato pese a su escasa vida social, no obstante, se dio cuenta de una cruel verdad.

No soportaba estar en el mismo sitio que su ex novio y ese coño público llamado "Afrodita Urania".

Su punto de quiebre fue el momento exacto en el que vio a la rubia "brincar" de forma sospechosa sobre el regazo de Adamas. La omega tenía sus pálidas mejillas coloreadas de carmín y sonreía en su dirección.

El iris azul le observaba soberbiamente, dándole a entender que ella era menos por ser recatada.

Sin embargo, nadie sabía que la azabache simplemente se había negado a tener relaciones con Adamas por pequeñas acciones que no le atraían de su novio.

A pesar de ello, Beelzebub estaba dispuesta a ceder en favor de Adamas y sus propias hormonas, pero, cuando sucedió, Beel no sintió nada.

Fue una experiencia tan humillante saber que su novio se había corrido y ella simplemente se quedó igual.

"Espero que el infeliz de Adamas haya aprendido a no correrse primero. Es un maldito precoz..."

-No debí venir, debí quedarme en casa haciendo experimentos... -Después de oír un jadeo, la chica de ascendencia hebrea levantó su vista para encontrar a un sujeto vestido de blanco con unos cautivadores ojos turquesa que la observaban asombrados.

𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora