Punto de quiebre

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Eva miró a su aún esposo con el corazón en la garganta, su hija estaba creciendo y prueba de ello era el hecho de que ahora se encontraba en cinta y en compañía de su pareja destinada. Se le hacía una crueldad y reverenda hipocresía por parte de Adán obligarle a renunciar a su nueva vida, como si ellos no hubiesen huido de su casa precisamente a la edad de Kōjiro.

Apretó sus puños cuando su dulce Addie estaba a nada de entregar una serie de documentos que debían firmar los progenitores de ambos alfas donde claramente le restaban responsabilidad por los terribles efectos secundarios de aquel tratamiento experimental en los pacientes que lograban sobrevivir al procedimiento.

Sin embargo, Adán sintió una punzada en el pecho al percibir el aroma a tristeza de su esposa, por lo que sólo suspiró mirando con seriedad y cansancio a los padres de aquellos alfas corrompedores de almas.

-Creo que todos debemos meditar esto en privado. Podemos ver los detalles otro día y...

-No tengo nada que hablar con el imbécil de mi esposo y mis hijos harán lo que yo diga -La tristeza de Eva pronto se transformó en furia y antes de que Adán pudiera hacer algo, la omega rubia se lanzó hacia la pelirroja tirándola al piso.

-¡¿ESTÁS IDIOTA?! ¡NO VOY A DEJAR QUE LASTIMES A MIS HIJAS POR ESTUPIDECES! -Rea soltó un gruñido y como si fueran dos adolescentes en un día de escuela, ambas comenzaron a forcejear tirando de sus respectivas cabelleras ante la mirada atónita del alfa rubio.

El otro en cambio, parecía extasiado viendo como alguien le daba una lección a su "esposa".

-¿Sabes? Espero cambies de parecer, tu esposa parece agradable y tu hija, la que está con la escoria rubia, lo controla bastante bien para ser alguien de baja estatura. Parece ser buena influencia para el bastardo de Poseidón...

Adán levantó una ceja para centrar su atención en el otro alfa, mismo que guardaba un terrible parecido con las almas que corrompieron a sus dulces cachorras. Un sentimiento de desconfianza se instauró en su pecho, aunque esbozó una pequeña sonrisa porque se sentía orgulloso de su hija.

-Kōjiro es un espíritu amable, pero cuando se molesta puede ser como su madre... -Cronos miró a la omega rubia que seguía peleando con su esposa, soltando una risita porque el estilista de Rea iba a pegar el grito en el cielo cuando viese el terrible maltrato de su cabello rojizo.

-Ah... No me había divertido tanto desde que le rompí un par de costillas a Poseidón por querer cogerme a tu hija pero el bastardo no me dejó...

Un incómodo silencio se instauró en la sala. Adán estrechó su mirada sobre el alfa a un costado suyo. El hombre debía pasar de los cuarenta, por lo que ese comentario le hizo apretar con fuerza la manopla de plata que yacía sobre su mano.

No aprobaba al alfa mayor que su niña y eso terminó por demostrar su punto de que debían disolver el lazo lo antes posible. Adán no se perdonaría si ese infeliz tocaba a su pequeña así que sólo tomó aire manteniéndose aparentemente sereno.

Por más lastimera que fue la mirada de Eva, haría lo necesario para salvar a sus cachorras de esa basura humana.

-Nadie toca a mi hija y menos un hombre que podría ser su padre -Cronos no vio venir el golpe del otro alfa con aquella cosa que podía apostar por el brillo, era de plata. Su mandíbula punzó dolorosamente, tanto así que abrió su boca sintiendo cómo tronaba su dentadura -Tu hijo embarazó a mi cachorra, pero tú le tocas un cabello y juro que me vas a conocer imbécil de mierda -El alfa más alto se lamió el labio partido comenzando una estrepitosa risa que sólo enfurecía más a Adán. Quizás no podía soportar que su pequeña estaba creciendo, pero seguía siendo su padre y le protegería de cualquier bastardo.

𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora