El inicio del caos. Parte tres: "Las cosas sí pueden ponerse peor"

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En la sala de estar, existía un silencio sepulcral. Nadie era capaz de decir nada y el ambiente tampoco era el más idóneo para sostener una conversación.

Lo único que rompía el incómodo silencio era las teclas del celular de Nikola al ser presionadas con rapidez por Qin.

Leónidas miraba discretamente la esbelta figura de Apolo, misma que se esforzaba por mantener un rostro sereno aunque lloraba por dentro; Lillith observaba curiosa la interacción entre el castaño y su cuñada.

Nunca la había visto dejarse abrazar por otra persona que no fuera Lucifer o ella.

Beelzebub por otro lado, se preguntó cómo era posible que a pesar de estar tan golpeado, siguiera luciendo apuesto y teniendo esa bella sonrisa que parecía iluminar el lugar.



"Sigue siendo él a pesar de todo..."



-Muy bien, ya le hablé a los demás. Nos queda esperar...


Leónidas arqueó una ceja. Su hermana a pesar de estar envuelta en una sábana, aún conservaba el porte de monarca al que estaba acostumbrado de ver en ella.

Sin embargo, una nueva duda surgió en su cabeza.


-¿Se puede saber dónde está la ropa de ustedes dos?


A Nikola se le borró la sonrisa y Qin se cruzó de brazos indignada.


-¿Quieres que te de lujo de detalles de cómo me puso mi novio y del por qué mi ropa ya no sirve? ¿O quieres explicarme cómo es que terminaste en la situación en la que te encontramos?


Qin sostuvo la vista a su hermano mayor, no le avergonzaba en lo más mínimo haber tenido intimidad con su pareja y mantuvo la cabeza firme en ese duelo de miradas que Leónidas terminó perdiendo.

El alfa no le diría a Qin cómo terminó enredándose con Apolo y arruinó lo que pudo haber tenido en sólo una noche.


-En fin, una vez que lleguen los demás nos vamos a retirar, asumo la culpa de todo esto -Qin se puso de pie, sosteniendo la sábana que cubría su desnudez realizó una reverencia.

Nikola rápido se acercó a su hermana olvidando sostener lo que le cubría.


-¡No, no, neim! Eso no es digno de una emperatriz -La omega sonrió de lado ante el dulce gesto de su hermano, recargando su cabeza en su hombro desnudo.

Nikola era su hermano favorito después de Kōjiro.


Aunque aquella muestra de afecto entre hermanos fue motivo para que Beelzebub soltara un gruñido molesta de ver a Nikola sosteniendo a alguien más que no fuera ella.


"Él es mío. MÍO"


Lillith pasó una mano sobre el sedoso cabello de la azabache, sacándola de su ensoñación. Seguía sorprendida por ver aquellas actitudes en su tímida cuñada.


"Creo que algo bueno está saliendo de todo esto"


Apolo se mantenía callada. Por instinto deseaba estar entre los fornido brazos de aquel que consideraba su alfa, pero era ese lado racional que todavía la mantenía quieta en su lugar.

Sentía su mirada en ella, lo que provocaba que su ser se encontrara en un fuerte conflicto que llamó la atención de alguien más aparte de Leónidas.


-Nikola, suéltame, necesitas proteger a tu omega -Dio un beso en la mejilla golpeada de su hermano y una vez libre de su agarre, se dirigió a la omega de cabellos rosa -Mi rey te llamó Apolo, yo soy Qin. Ven, necesito un abrazo de alguien cercano a mi alfa.


Apolo estaba temerosa de acercarse, sin embargo, terminó cediendo, aferrándose como a la azabache como si fuese un salvavidas mientras comenzaba a llorar.

𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora