𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏

Especial: Causando Conmoción en la cena navideña. Parte 2

Eva soltó un suspiro. Moría de hambre y aunque amaba a su esposo, deseaba que se callara un momento, así que para distraerse del apetito que tenía, miró discretamente a cada uno de sus hijos y sus parejas.

El joven Heracles tenía las mejillas teñidas de carmín mientras su pequeña Jackie reía divertida con algo que dijo pero no alcanzó a distinguir. Eva no pudo evitar sentir un calor en el pecho ante tan bella escena que presenciaron sus ojos sin saber realmente lo que sucedía debajo de la mesa.

-Sir~ está muy duro... Creo que necesita atenciones~

Jackie reía feliz mientras su mano se coló sin mucho esfuerzo bajo el pantalón de su pareja, haciéndola sentir ansiosa por finalmente tener un encuentro íntimo con su alfa esa noche.

Heracles le miraba avergonzado porque cierta parte de su anatomía estaba más que encantada con las muestras de cariño que estaba recibiendo pero se avergonzaba de saber que estaban en la mesa con el resto de la familia reunida.

"No podré aguantar mucho si sigue así..."

Sin embargo, todo intento de protesta murió cuando la albina le tomó en su mano y siguió con el masaje pero ahora dentro de su ropa interior. Heracles se moría de vergüenza por lo bien que se sentían las caricias de su novia.

"Es un bello demonio disfrazado de ángel..."

Eva regresó su vista hacia Qin. Su pequeña emperatriz tenía las mejillas rosa, el alfa de su niña se había inclinado para darle un beso en la mejilla y susurrarle algo que mantenía el rubor en ella.

"Ow~ son tan bonitos juntos"

Qin quería soltar un gemido, jamás se había sentido tan necesitada por tener el miembro de su novio enterrado hasta lo más profundo de sus entrañas.

Le miró y aunque deseaba con todas sus fuerzas mandar al demonio la cena de navidad, Hades se inclinó para poder seguir acariciándola bajo la mesa, maravillado con el húmedo rocío que yacía entre sus dedos a medida que aumentaba las caricias en esa sensible zona.

-Shhh~ No querrás que interrumpan nuestro juego, ¿verdad pequeña perra? -Qin empapó los dedos de su alfa después de oír aquello, conteniendo las ganas de querer gritar por lo desesperada que estaba de esas atenciones por parte de su pareja.

Un par de lágrimas corrieron libres por sus mejillas porque el alfa lejos de dejarla respirar, siguió torturándola con sus caricias. Zheng dejó de pensar cuando dos de sus dedos entraron sin previo aviso a su necesitado centro, sólo atinó a cubrir su boca y apretar los ojos ante la agradable sensación.

"Nunca había deseado tanto una cogida como la deseo ahora..."

Eva centró su vista en Nikola, parecía extraño verlo sin jugar con algún cubierto, pero le daba cierto alivio que prestara atención a lo que su padre estuviera diciendo.

"Huh, ¿Dónde estará esa chica tímida? Espero que se encuentre bien..."

Beelzebub no podía creer que lo que había comenzado como una forma de atormentar a Nikola, terminó con ella lagrimeando.

Podía sentir el glande su novio en su garganta y aunque intentó separarse para tomar aire, se dio cuenta de que las manos del castaño le sujetaban con rudeza del cabello.

Una sensación de gozo se instauró en la azabache, haciéndole mojar su ropa interior ante la expectativa de saber cómo se vengaría su pareja cuando terminara en su garganta.

Estaba tan distraída que cuando Nikola se corrió no esperó que anudara en su boca. Aquello le hizo soltar un gemido ahogado por lo extraño que le había parecido, pero lejos de molestarle, sólo terminó por empapar ese bóxer de encaje negro que había bajo su vestido.