𝑪𝒂𝒖𝒔𝒊𝒏𝒈 𝒂 𝑪𝒐𝒎𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏

"Oí el rumor..."

Lu Bü observó a la radiante figura de cabello rosa que la acompañaba sin emoción alguna. Parecía el estereotipo de “Barbie” y el polo opuesto a lo que ella misma representaba.

“Es como estar con mis hermanas. Todas son perfectas…”

No era tonta. Al igual que Raiden, ella también era alta y poseía un cuerpo demasiado atlético más no encajaba en ese molde de “omega” que estaba más que estandarizado para su casta.

Por lo que sentía cierta incomodidad de encontrarse con alguien que parecía salida de la fantasía de cualquier alfa que conoció en el pasado.

—¿Qué quieres? Estoy ocupada.

“Ocupada no queriendo salir de aquí e irme a casa”

Apolo sintió el rechazo inmediato por parte de la omega pelinegra.

La azabache fácilmente superaba el 1.85, parecía una feroz amazona con aquel tono aceitunado característico en el mediterráneo; era una belleza exótica con aquel maquillaje que resaltaba sus rasgos y por supuesto, el físico de su acompañante rayaba en la perfección que ella hubiese tenido si su “amada madre” no la hubiera sacado del equipo de atletismo y lanzamiento de disco.

Apolo era alta como una modelo; piel pálida e insípida, un sedoso cabello cuya tonalidad era similar al golden rose; piernas largas, caderas pronunciadas pero un pecho promedio.

Sus facciones no eran impresionantes.

Todo el mundo perdía la cabeza cuando aparecía Artemisa: pelirroja, ojos verdes, labios carnosos y curvas voluptuosas.

Artemisa era el orgullo de su madre, la retirada supermodelo Leto.

Ella no era nadie a lado de Artemisa.

Un suspiro de tristeza se escapó de sus labios, captando la atención de la otra omega.

Para Lu Bü, era extraño ver a una muñeca perfecta tener una expresión que no fuera de superioridad o altanería en su rostro, por lo que extrañamente dejó de ver su bebida para prestarle atención a la joven de cabellos rosas.

Apolo observó directamente en la dirección donde Artemisa se contoneaba seductoramente contra el que ella consideraba su futuro esposo.

—No entiendo para qué lo intento, Artemisa es una diosa y yo soy nada…

Lu Bü arqueó una ceja, presa de su curiosidad también dirigió su vista hacia donde la chica observaba, reparando en el hecho de que ese era su hermano Leónidas y la otra mujer impresionante, era la que nombró como “Artemisa”.

—Tú eres mejor. La otra parece una persona falsa.

Apolo dio un sorbo a su bebida, regresando su mirada a la chica pelinegra con un imperceptible rubor en sus mejillas. Nadie le había hecho un cumplido favorecedor, esos solían ser exclusivos para Artie.

—¿Lo crees así? A lado de Artemisa luzco plana y sin nada llamativo…

La azabache observó estoicamente a la chica Barbie y, sin pedir permiso alguno, abrió deliberadamente el escote de aquel vestido para dejar que los collares rozaran mejor la pálida piel y revelaran un par de pechos firmes que iban libres sin sujetador, algo que la otra chica que parecía querer copular con su hermano no podía darse el lujo sin que se viera lo operado de los mismos.

—Eso es mejor, Leónidas valora los senos naturales.

Apolo parpadeó dos veces. La chica no sólo había dado un cambio a su disfraz, sino que también le dio el nombre del chico que le interesaba.