•|♔| Cinco |♔| •

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Era increíble lo mucho que un baño como ese podía hacerlo sentir completamente como nuevo y con su piel parecida a la seda de lo suave que había quedado. Ahora olía a rosas y jabón con aroma a otras flores, y debía admitir que le había gustado mucho aquello.

Lo que si era extraño y no creía que iba a a
acostumbrarse, era a que las sirvientas estuvieran junto con él y lo ayudaran a secarlo y vestirlo. E ahí otro tema del que estuvo unos diez minutos debatiendo con las mujeres que le trajeron unos quince vestidos, todos muy hermosos y que se notaban que estaban hechos de la tela más costosa.

Pero eran demasiado ostentosos como para
ponérselo cuando en unas horas ya anochecería y debería de quitárselo. Luego de pedir una tres veces un vestido más "sencillo", terminó eligiendo el más simple de todos los que le trajeron.

Los zapatos que había elegido eran bastante cómodos también, y agradeció eso.

Cuando preguntó si disponía de un peine, automáticamente las mujeres fueron en busca de éste y otra toalla para comenzar a secar su cabello de foma delicada, para luego ellas mismas peinarlo con todo el cuidado del mundo. También le trajeron un té que supuestamente ellas, ayudaba a que la piel estuviera tersa y era bueno para su sistema digestivo.

Mucho no le importó realmente que era lo que hacía, pero definitivamente pediría otro en algún momento porque estaba delicioso.

Algo que no había hecho por el simple hecho de que tuvo un presentimiento de que si lo hacia, estaba haciendo algo malo, era quitarse el anillo de matrimonio. Les había preguntado a ellas si podía mojar el objeto, ya que desconocía por completo si ésta podría ponerse en mal estado, y cuando recibió una respuesta afirmativa se tranquilizó bastante.

-¿Puedo preguntar sus nombres? -preguntó mientras las mujeres terminaban de colocarle una especie de aceite que olía muy bien en las puntas del cabello.

Si bien las mujeres parecían ser algo serias, se veían amables y era jóvenes. Quería llevarse bien con la mayor cantidad de personas en ese lugar para no sentirse tan solo.

Una de ellas tenía el cabello castaño claro y otra lo tenía corto y rubio. Ambas parecían ser betas, ya que no podía sentir ningún aroma provenir de ellas, aunque también podían estar ocultandolo con una medicina.

-Siyeon. A sus servicios, alteza -respondió la rubia.

-Yubin. Es un placer, alteza -respondió la
castaña.

-Taehyung. Un gusto -dijo el omega sonriendoles amable-. Gracias por ayudarme, gracias a ustedes seguro me veo aceptable.

-¿Me permite hacerle un cumplido, alteza? -preguntó Siyeon con algo de duda.

-Oh, por supuesto -respondió Tae algo
cohibido.

-Es difícil que usted se vea mal, no importa los vestidos que escoja -halagó la rubia-. Su color de piel es único al igual que su cabello, y ambas se ven bonitas con distintos colores de vestimenta.

El omega no pudo evitar sonrojarse ante el
halago. No solía recibir muchos que no fueran a veces de parte del príncipe Park, pero era distinto recibirlos de parte de otras personas. Aunque preferiría cien veces más que cualquier persona le haga cumplidos a que se los hiciera Jungkook.

El príncipe no era bueno para su salud, ya con solo su mirada lograba ponerle la piel de gallina, y cuando las veces que le hizo cumplidos casi siente que va a tener un ataque al corazón.

-Muchas gracias -agradeció sonriendo tímido.

-Debemos de acompañarlo a su habitación - comentó la castaña-. El príncipe nos pidió que no lo dejáramos solo de camino a allí.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐 𝒁𝒂𝒇𝒊𝒓𝒐 |  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora