•|♔| Sesenta |♔| •

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Por la mañana.
Habitación de los reyes.

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Jungkook y Taehyung estaban teniendo una muy seria disputa ya a penas despertar. La razón de esto tenía que ver con las responsabilidades de ese día.

Comenzó cuando el alfa le dijo al menor que ese día vendrían algunos de los líderes/representantes del pueblo, por que había una junta programada para antes del medio día. Entonces Taehyung le dijo que, en ese caso, debían de levantarse ya para desayunar y vestirte correctamente para la ocasión antes de dar comienzo a la junta.

Pero Jungkook se negó a levantarse, porque estaba muy ocupado dándole sus mimos mañaneros.

—¡Kook! Tenemos que levantarnos o no nos dará tiempo —se quejó nuevamente entre leves risas que los labios de su esposo le causaban en su cuello cuando besaba de forma juguetona aquella zona—. No me gusta hacer las cosas a las apuradas.

El azabache estaba sobre él, entre sus piernas y apoyando su peso sobre codos.

—Sí, amor. En un minuto —respondió dejando un último beso en su cuello, para comenzar a subir hacia su rostro, donde besó su barbilla y mentón con besos húmedos—. Tengo que darte mi dosis diaria de mimos.

El omega no sabía si morir de felicidad y ternura por eso, o seguir con su insistencia para que se hiciera cargo de sus obligaciones.

—Kook, tenemos que desayunar y–

El alfa lo calló con un fugaz beso en sus labios, y por inercia el menor le correspondió cerrando sus ojos para disfrutarlo más. Una de las manos del mayor buscaron una de las manos contrarias, y cuando se separó luego de unos largos segundos comenzó a besar su mano; luego su muñeca, luego su antebrazo, y así hasta volver a llegar a su rostro donde besó sus mejillas; barbilla, la punta de su nariz, su frente y una de sus sienes.

Taehyung solo pudo suspirar de amor dejándose hacer, dejándose amar.

Finalmente se rindió en insistir. Jungkook ganó esta batalla, pero no le dejaría ganar la próxima.

El alfa puro se levantó apoyando su peso en sus manos para admirar a su esposo desde arriba por completo. Ese pijama de un color celeste intenso que hacía contraste con su acanelada piel; su cabello desordenado debido a que recién despertaba, sus preciosos orbes grises mirándolo con una curiosidad tierna y esas marcas en su cuello que él mismo hizo en su celo. Era simplemente perfecto y jamás iba a cansarse de apreciarlo porque parecía que cada día se ponía más hermoso.

—¿Por qué siempre me miras así? —preguntó el omega cubriendo su rostro con ambas manos porque la mirada de su esposo sobre él era demasiado intensa como para no hacerlo sentir tímido.

—¿Así cómo? —preguntó el alfa acercándose a su rostro para dejar un beso en cada dorso de sus manos—. ¿Enamorado? ¿Totalmente perdido en tus ojos? ¿O te refieres a así de rendido a tus pies?

El omega quitó sus manos para respirar hondo, porque necesitaba calmar sus latidos de una u otra forma antes de Jungkook se diera cuenta de que lo tiene exactamente de esa manera también. Lo miró también, y solo pudo asentir a todas sus palabras.

—Haces que me avergüence —admitió cohibido.

Jungkook lo miró ladeando la cabeza con una más que falsa expresión de confusión.

—Mi amor, pero si hemos hecho cosas aún más vergonzosas que unas simples palabras admitiendo lo mucho que te amo —dijo simple. El omega se puso rojo y llevó sus manos al pecho contrario para darle leves golpecitos a modo de reproche.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐 𝒁𝒂𝒇𝒊𝒓𝒐 |  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora