•|♔| Ochenta y cuatro |♔| •

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Dos días después.
Vestidor de los reyes.
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(Solo les recuerdo que pueden imaginarse a Tae con pechos un poco pequeños debido al cambio en su cuerpo debido a los cachorros)

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Las marcas en sus caderas, unas pocas en la cara interna de sus muslos y abdomen bajo lo hacían no querer mirar su cuerpo a través del espejo. Un poquito de piel suelta en su abdomen y otro poquito a los lados de éste lo hacía sentirse realmente disgustado consigo mismo.

Nunca tuvo complejos con su cuerpo. De hecho, estaba muy a gusto con su figura, que ahora no había cambiado mucho luego del embarazo. Marcas y algunas zonas no tan firmes eran el único cambio, y quizás notaba sus caderas un poco más anchas que antes pero quizás solo eran cosas de su cabeza.

Escuchó la puerta del vestidor abrirse y
rápidamente se cerró la bata de color azul oscuro que había abierto para colocarse el vestido que Gahyeon dejó para él. Volteó sabiendo que se trataba de su esposo porque puso sentir su aroma perfectamente, y le sonrió leve intentando que no se diera cuenta de su aroma leves agrio debido a sus malos pensamientos.

—¿Los cachorros siguen dormidos? —preguntó acercándose a las carreolas que estaban cerca del omega, para revisar si algo estaba mal con sus cachorros.

—Sí. Puede que despierten en medio de la fiesta y tendré que irme un momento para alimentarlos —dijo cruzándose de brazos, inconscientemente queriendo mantener su cuerpo fuera de la vista de su esposo por vergüenza y miedo a que viera por completo como quedó su cuerpo.

Hace solo una semana que había parido, y desde entonces debido al cansancio y las duchas por turnos el alfa aún no lo había visto completamente desnudo de nuevo. Era la primera vez que no quería que lo viera de esa forma.

—Tendremos —corrigió acercándose a él con seriedad en su mirada.

Taehyung podía notar que su rostro estaba serio como pocas veces estando solos, y eso lo hizo sentirse expuesto. Creyó que con solo mirarlo iba a darse cuenta de sus inseguridades y aunque supiera que su esposo lo ama demasiado, el desagrado que él creía que iba a sentir cuando lo viera, lo hacía asustarse un poco por aquella reacción.

Jungkook se acercó lo suficiente y sostuvo su rostro para levantar un poco su rostro y finalmente besarlo. Era un beso dulce, cuidadoso, casi reconfortante. Sin dejar de besarlo sus manos bajaron hacia su cuello, luego por sus hombros, por sus brazos hasta llegar a sus manos donde intentó apartar sus manos de su pecho, pero el omega no se lo permitió haciendo fuerza para que no lo hiciera.

—K-Kook… —nombró nervioso ante las
intenciones contrarias—. T-Tengo que vestirme y–

—Déjame verte, amor —pidió con un tono de voz dulce, pero sin quitar la expresión de seriedad—. Quiero verte. Hace mucho que no admiro tu cuerpo como me gusta hacerlo.

—No hay… N-No hay mucho que admirar ahora, Kook —dijo bajando la mirada para no tener que verlo a los ojos—. Tengo– ¡Ah!

Jungkook lo alzó de los muslos y lo llevó hacia el sofá grande, donde lo recostó con cuidado para quedar entre sus piernas. El omega sabía que no iba a hacerlo cambiar de opinión, por lo que simplemente dejó que abriera su bata y observara el desastre que es su cuerpo ahora.

Apartó la mirada sin querer ver su expresión al verlo. Se sorprendió un poco al sentir el suave y cálido tacto de las manos contrarias justo sobre sus feas marcas en su abdomen bajo, luego fue hacia las de sus caderas, luego bajó hacia la cara interna de
sus muslos. Su tacto era tan cariñoso, que lo hizo querer llorar porque lo estaba acariciando como siempre, disfrutando hacerlo.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐 𝒁𝒂𝒇𝒊𝒓𝒐 |  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora