•|♔| Treinta y seis |♔| •

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Esa misma noche, cuando Taehyung se durmió luego de un día algo pesado, Jungkook aún estaba despierto sin poder dormir.

Envuelto en las sábanas de seda, esta vez de color crema elegido por el menor, y con su bello esposo entre sus brazos. El omega lo abrazaba con firmeza mientras dormía plácidamente respirando el aroma de su alfa al tener el rostro en la curvatura de su cuello. Jungkook tenía una mano enredada en los cabellos plateados del otro, mientras que la otra acariciaba su cintura por sobre la tela.

Respiró hondo llenando sus pulmones con el aroma a arándanos de su esposo, y se mantuvo pensativo de esa manera durante varios minutos pensando en todo lo que últimamente la ocasionaba ciertos temores y preocupaciones. Y no, no hablaba del tema de los reinos en su contra y una posible batalla, sino que la visita inesperada que podría llegar en cualquier momento lo ponía nervioso, y él no suele ponerse nervioso.

Yoongi y el príncipe Park iban a llegar en cualquier momento, eso no era nada bueno si el de cabello rosado sabía sobre el plan que organizaron con su viejo amigo. Si Taehyung se enteraba de que le pidió al beta que enamorara al príncipe durante años para llevar a cabo todo lo demás solo para
poder casarse con él, no sabía cómo iba a terminar todo.

Sabía perfectamente que su esposo le era leal al príncipe, que le tenía mucho cariño y era especial para él no solo por ser su salvador sino un buen amigo a pesar de que en su momento eran de distintos estatus. Todo dependía de si se enteraba, y de si Yoongi en verdad había terminado enamorado del omega, porque si eso sucedía entonces las cosas quizás no se vieran tan mal.

Había una pequeña vocecita en su cabeza que le decía que debía de decirle la verdad antes de que se enterara en algún momento por terceros y se sintiera aún peor. Su mayor miedo era que Taehyung lo odiara por hacerle eso al príncipe y mentirle de esa forma, que quisiera alejarse de su lado.

Eso le aterraba más que cualquier otra cosa, más que cualquier guerra o amenaza hacia su reino entero.

Si decidía contarle la verdad, ¿Qué sucedería? Taehyung se molestaría de igual forma, entonces, ¿Qué sentido tenía decirle o no? Podría pensar en alguna otra cosa para que nunca nadie se entere y entonces no correría el riesgo de que su amado quiera abandonarlo.

No sabía que hacer. Necesitaba algún consejo, pero ¿A quién podría confesarle esto?

La respuesta llegó algunos segundos después, y decidió que hablaría con la única persona a la que podía confesarle algo como eso y que no iba a hablar de más o a contarle nada a Taehyung.

Suspiró con mucho pesar, y con cuidado apartó los brazos de su amado de su cuerpo a la vez que se alejaba para poder levantarse de la cama. Entre los brazos del omega colocó su almohada para que no
notara su ausencia, y se acercó para besar su sien antes de cubrirlo correctamente con las mantas, para luego alejarse. Se colocó su bata que en esta ocasión era de color verde oscuro, y salió de la habitación no sin antes darle una última mirada a su esposo, que
dormía como un angelito abrazando su almohada como si al dejar de hacerlo su sueño se esfumaría.

Le fue imposible no sonreír al verlo de esa
manera.

Al salir se encontró con los guardias que estaban en ese turno, y les pidió amablemente que vigilaran bien a su esposo, y que si se despertaba y lo buscaba
que le dijeran que estaba discutiendo algunos asuntos de trabajo con Namjoon en su despacho. No creía que se despertara pero por las dudas dejó aquello en claro.

Caminó por los pasillos a penas iluminados por veladores en los pasillos con las cortinas cerradas hasta llegar a la puerta de la habitación perteneciente a la de su amigo. Dio tres golpes en la puerta, y esperó a que el otro estuviera despierto a esa hora, o
volvería a su habitación y hablarían mañana en algún momento que pudieran tener a solas.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐 𝒁𝒂𝒇𝒊𝒓𝒐 |  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora