•|♔| Cincuenta y cinco |♔| •

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Una semana después.
Despacho del príncipe heredero.

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Jungkook se encontraba nuevamente en su
despacho, que había sido reconstruido y amueblado. Los últimos días tuvo mucho papeleo que hacer por el tema de el cambio de reyes; entre poner todo a su nombre y cargo, también debía de otorgarle todos estos cargos y poder a su esposo, porque iba a tener igual de poder y opinión en todas las cosas a tratar luego de que asciendan como reyes.

Eso, junto con su esposo lo hacía distraerse un poco y controlar las ganas de ir a la habitación de su madre y acabar con su vida siempre que miraba a su omega y recordaba lo que le había hecho. Ya tenía algo
planeado para ella, pero debía de esperar a que pasara la coronación para que luego todo saliera como quería. También quería ver su rostro cuando tuviera que quitarse su corona y colocar la nueva en la cabeza de Taehyung.

Eso sería algo tan humillante para ella, que
seguramente no podría soportarlo.

Eran pasada la medianoche, y todo el castillo estaba tan tranquilo que podía notarse que todos habían ido a dormir temprano para despertar a la mañana siguiente y encargarse de la coronación.

Sí. Mañana Jeon Jungkook y Jeon Taehyung se convertirían en los nuevos reyes.

Escuchó la puerta abrirse y antes de levantar la vista para ver de quién se trataba supo que se trataba de su amado porque era el único que podía ingresar a su despacho sin tocar antes, y porque podía sentir su aroma incluso desde el otro lado de la puerta. Al levantar la mirada se encontró con su esposo caminando hacia él con una bandeja en sus manos, en las que podía ver que traía dos tazas de té.

Su lobo al verlo comenzó a mover su cola de un lado a otro, sacando la lengua totalmente embobado con lo bonito que se veía su esposo con ese pijama y bata elegidos para ese día.

—Creí que estabas durmiendo, amor —dijo el azabache cuando llegó a él, con una pequeña sonrisa—. ¿No puedes dormir por los nervios?

El omega dejó las tazas sobre la mesa del
escritorio, y se sentó sobre el regazo de su esposo quedando de lado. Suspiró luego de acomodarse para apoyar su mejilla sobre su hombro, y asintió.

—Puedo sentir tus nervios, amor —dijo tomando una de sus manos para acercar el dorso y besar éste—. Es normal que lo estés. Pero no quiero que te preocupes por nada.

—Estoy nervioso, pero también emocionado porque luego de esto solo tendremos un solo problema que tratar, ¿Cierto? —preguntó esperanzado.

—Así es amor —respondió, y su mano se movió hasta el rostro contrario para acariciar su mejilla con cariño—. Luego de terminar con los otros reinos, podremos finalmente hacer lo que queramos con más libertad.

—¿Podré volver a salir al jardín? —preguntó emocionado.

—Por supuesto. Si quieres puedo pedir que
planten muchas más flores ¿Quieres amor?

—Me gustarían más árboles —respondió con una sonrisa emocionada al pensarlo—. Para que nos de sombra cuando haga calor, y también va a servir para que los pajaritos construyan sus casas y pongan
sus nidos.

Jungkook sonrió en grande al escucharlo porque amaba lo lindo que eran todos sus pensamientos en cada cosa que le gustaba. Era adorable y tenía un corazón tan noble y generoso que lo hacía ser un ser de luz ante cualquiera que lo conociera. No pudo evitar alzar su rostro para besarlo con suavidad, porque lo amaba tanto que quería que pudiera sentir aquello en cada momento.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐 𝒁𝒂𝒇𝒊𝒓𝒐 |  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora