•|♔| Veintidós |♔| •

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La mañana siguiente amaneció con el cielo de color gris y gotas cayendo de las nubes que cubrían el cielo por completo. Hacía algo de frío, pero eso parecía perfecto en ese momento porque Jungkook seguía durmiendo a pesar de que su hora de levantarse había pasado.

Taehyung tampoco lo hizo, no podía levantarse solo y la imágen que tenía frente a él era demasiado suntuosa como para perdérsela; Jungkook durmiendo tan profundamente que parecía un bebé.

Uno con un cuerpo de muerte, pero un bebé al fin y al cabo.

Ese bebé estaba recostado en su lado derecho; apoyando su cabeza sobre su brazo derecho que se encontraba doblado y lo utilizaba como almohada, su brazo izquierdo rodeaba la cintura de su omega de forma posesiva y sus labios estaban levemente entre abiertos.

Taehyung llevaba casi treinta minutos admirando su rostro, y no solo su rostro por momentos. Es que su costumbre de dormir con el torso descubierto le ocasionaba pequeñas distracciones; sus ojos viajaban desde su cuello hasta sus clavículas, luego bajaba hacia sus pectorales y se perdía a mitad de sus abdominales porque la tela de las sábanas lo cubría.

Se relamió los labios y subió la mirada hasta sus bíceps, y acercó una de sus manos a su piel, para comprobar si su piel estaba fría. Bueno y también porque quería tocarlo, no iba a negarlo.

Acarició su piel y ésta estaba fría. Hizo una
mueca de preocupación y se apresuró a subir la sábana para cubrirlos a ambos hasta los hombros. Dió un pequeño beso justo en medio de su pecho y volvió a mirarlo a la cara, y recorrió todo su rostro una vez más.

¿Cuántas veces lo hizo desde que despertó hasta ahora? ¿Seis?

Jungkook era tan hermoso, ¿Cómo era posible que un hombre como éste se fijara en un simple omega como él? Aún no podía creerlo.

Cada vez que despertaba y el alfa estaba a su lado abrazandolo como si no quisiera que se fuera jamás; cuando lo abrazaba sin previo aviso, lo besaba y le decía que lo amaba y que era hermoso, cuando le hacía obsequios preciosos, cuando lo miraba y.. Realmente lo miraba, como si sólo fuera él en el mundo.

A veces al despertar creía que todo había sido un sueño, pero luego Jungkook lo traía de vuelta a la realidad y entonces volvía a hacerse la misma pregunta. Era un círculo interminable, al menos por ahora y hasta que lograra asimilar por completo que ahora estaba casado con Jeon Jungkook, un alfa maravilloso fuera del poder que tiene, un hombre que lo amaba siendo completamente él y que lo trataba como siempre deseó ser tratado.

Lo amaba. El alfa logró enamorarlo desde el día uno y ahora podía afirmar sin dudas que él era el dueño completo de su corazón.

Se amaban. Su amor era mutuo, era sano, no le hacían daño real a nadie y eso le hacía sentir una tristeza e impotencia enorme al recordar que había gente que detestaba su matrimonio solo porque él no era de un estatus social alto.

¿Era acaso tan importante? ¿Estaba tan mal como decían?

Jungkook decía que no, entonces debía de confiar en él y su palabra ¿Cierto? ¿No estaba siendo egoísta?

Suspiró hondo soltando casi todo el aire de sus pulmones, y decidió dejar de pensar en eso al menos por ese momento. Algo le decía que el alfa iba a tardar mucho en despertar y seguramente en un rato traerían en desayuno para ambos.

¿Debería despertarlo?

Debería, pero se ve tan bonito durmiendo de esa forma que le da cosa tener que interrumpir su sueño.

¿Y si se enojaba con él por despertarlo? Que no cree porque el alfa jamás se ha enojado con él, pero siempre hay una primera vez para todo y quizás hoy era la primera.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐 𝒁𝒂𝒇𝒊𝒓𝒐 |  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora