•|♔| Treinta y nueve |♔| •

3.7K 290 71
                                    

Jungkook y su lobo solían estar de acuerdo en muchas cosas, y en ésta estaban de acuerdo en una cosa; el aroma de otro alfa sobre su omega era algo serio a tratar, algo de lo que debían encargarse de inmediato y la única forma en la que su omega iba a olvidar el aroma y todo lo que tenía que ver con otro alfa que no sea él, era marcarlo por completo.

Amenazado no era como se sentía, sino más bien desafiado. Los alfas normales eran muy territoriales y recelosos con sus parejas, y un alfa puro sobrepasaba los niveles de territorialidad por bastante.

Jungkook y su lobo tenían mucho autocontrol sobre si mismos, pero pocas cosas hacían que ese autocontrol se fuera la mierda, y ésta era una de ellas. Su mente tenía una sola cosa en claro; Taehyung era suyo, y a pesar de que éste poseía su marca y todo su amor, necesitaba hacerle recordar que lo era; que era completamente suyo y que cada parte de su cuerpo le pertenecía. Iba a hacer que no lo olvidara jamás.

El alfa acercó sus manos a la braguita de color rosada, que era la única prenda que poseía su omega ahora, y mirándolo a los ojos, gruñó leve antes de hablarle.

—No apartes la mirada de mí —ordenó con un tono de voz calmado, pero junto con un leve gruñido que parecía haberse vuelto parte de su voz—. No cierres los ojos, solo mírame, ¿De acuerdo, mi omega?

Taehyung asintió, obedeciendo y mirando fijo sus ojos. Éstos parecían tener un leve color azulado pero que no era del todo de ese color, y era como si a la misma vez Jungkook y su lobo estuvieran presente. De alguna manera esa forma de llamarlo lo hacía sentirse aún más sumiso ante él, y le gustaba porque eso era; su omega.

Quería que lo marcara. Necesitaba que lo reclame una vez más como suyo, porque aquel alfa hijo de Lucy había conseguido asustarlo y hacerlo sentir sucio de alguna manera, y no quería sentirse así. Todo su cuerpo debía de gritar el nombre de su esposo, de nadie más, o sentía que era un mal omega.

Por eso, en su cabeza solo había una sola cosa también; querer que cada parte de su cuerpo fuera reclamada por su alfa, aclararle a él mismo que eso era lo que quería, que solo lo quería a él. Y su lobo
pedía lo mismo, porque no le gustaba sentirse sucio de aquella forma. Limpio de él.

Apretó sus labios cuando las fuertes manos del alfa rasgaron su ropa interior como si fuera un pedazo fino de papel.

—Ven —ordenó ofreciéndole su mano, la cual el omega aceptó sin dudarlo.

Caminar desnudo por la habitación era algo extraño, pero él no podía prestarle atención a nada más que no fuera el alfa frente a él. Jungkook lo colocó frente al gran espejo de pie, y se colocó detrás suyo sosteniendo sus hombros.

—¿Solo aquí te tocó? —preguntó acariciando sus hombros de forma lenta, mirándolo fijo desde el reflejo en el espejo.

Taehyung asintió.

Jungkook acercó su boca a su hombro izquierdo, mostró sus colmillos y mordió su piel sin mucha fuerza pero lo suficientemente hondo como para que la marca de sus dientes se pudiera ver a la perfección y duraran varios días. Taehyung soltó un leve quejido de dolor, pero también jadeó porque los dientes de su alfa en su piel se sentían bien también, y la manera en la que lo miraba a través del espejo en todo momento le daba un toque más sensual al asunto.

El alfa pasó al hombro derecho e hizo lo mismo.

Sus manos sostuvieron cada lado de las anchas caderas del omega, y sus labios se acercaron a su oreja izquierda para hablarle, aún sin romper el contacto visual que mantenían a través del espejo.

—Me gusta como se ven… —dijo refiriéndose a la marca de sus mordidas en cada hombro—. ¿También te gustan?

El omega asintió. Eran bonitas porque eran de su alfa.

𝑹𝒆𝒊𝒏𝒐 𝒁𝒂𝒇𝒊𝒓𝒐 |  𝑲𝒐𝒐𝒌𝑽 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora