LVII. Gracias señora.

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Al parecer hablé de más ésta vez.
Suspiré, a fin de cuentas ya había metido la pata, sólo me queda entonces terminar de contarle la historia.

-Yo... Soy Alexis. - Esperaba a que ella dijera algo, sin embargo, el silencio inundó mi habitación y me vi obligada a continuar.- Era sólo una prueba, para hacer feliz a mi padre. Ya sabes, siempre quiso que yo fuera una deportista también y bueno, nunca logré llenar sus expectativas. Esa era mi oportunidad, para que finalmente se sintiera orgulloso de mí. Entonces accedí a ser parte del equipo de la escuela, con él como mi entrenador; pero el problema erradicaba no en mi pésima condición física, sino que todo se iba por la borda si ellos descubrían que yo era una chica. - Dije. Las ganas de llorar se disipaban y en cambio el coraje invadía mi sistema. - Me cambié el nombre y modifiqué mi aspecto con el fin de parecer uno de ellos; al poco tiempo se lo creyeron, con algunos problemas, claro. - Apreté mis puños, recordando a Silver. - Me costó muchos días de arduo entrenamiento poderles seguir el ritmo, debido a que nunca había tenido condición. Conforme el tiempo pasaba, mi cariño por Harry aumentaba, y es que, ¿cómo no? Si él era tan adorable, tan atento y gracioso que... - Suspiré, sintiendo mis ojos escocer con lágrimas nuevas.- En fin. Él fue el que más apoyo me brindó en todo momento, sobre todo cuando los hijos de mi padre llegaron a mi casa. - Hice una pausa larga, frunciendo el ceño al recordarlo todo.- Hace poco, todos se enteraron de que yo era una chica y esa fue la excusa perfecta para abandonar el equipo y alejarme de Harry. Él resultó ser muy diferente a lo que yo creía... No, incluso peor: resultó ser lo que yo creía que era en un principio y que con un poco de atención y cariño fingido logró cambiar. - Hice una pausa, intentando recuperar mi aliento. Suspiré. - Y de cualquier forma, sigue siendo lo mejor que me ha sucedido, desde que inicié mi participación en el equipo. - Mi voz se apagó, pero me obligué a continuar. - No sé cómo ni cuándo sucedió, pero el imbécil se metió en mi corazón, en mi ahora roto corazón y, por más que quiera... No puedo sacarlo de ahí. Yo, creo que... - Reí, sin humor. El nudo en mi garganta hacía muy difícil hablar, por lo que carraspeé, intentando despejarla. - Yo, creo que lo amo.

La mirada de Ale se dirigió hacia mi con velocidad y frunció el ceño en seguida. Reí nuevamente, perdiendo el control y comenzando a llorar sin poder contenerme.

-Creo que sí, creo que por eso lo sueño, lo veo en todas partes, creo que por eso no puedo sacarlo de mi cabeza... Creo que es por eso que haría todo por él, incluso cuando él no haría lo mismo por mí... Creo que lo amo, y eso me está matando, Ale.

Los recuerdos inundaron mi cabeza y el peso de todos los eventos recientes cayeron finalmente sobre mí, por lo que me arrodillé en el suelo sin control alguno de mis extremidades. Quizás no soy tan increíble como creía Nicki, y quizás todo lo que creí que podía sobrellevar, me rebasaba.

-¡Hayley! - Gritó la voz de Ale frente a mí una vez que ya no pude sostener mi propio peso y caí de lleno contra el piso. Fruncí el ceño en clara señal de frustración.

No lograba enfocar, todo parecía borroso a mi alrededor. Sólo lograba mirar montones de colores y manchas por todos lados. Cerré mis ojos para acallar esas ganas de vomitar que me habían invadido recién. Pasaron un par de minutos en los que no lograba sentir nada ni oír sonido alguno, hasta que la voz de Ale se coló por mis oídos.

-Hayley, oye, abre los ojos, no puedes hacerme esto, ¡despierta ya! - La oía decir. No podía abrir los ojos, un sueño y cansancio extenuantes me aprisionaban bajo mis cerrados párpados. - Maldita sea Hayley, despierta.

Me alarmé al momento en que su voz se quebró al decir eso último, pero no importó cuanto traté, mis ojos no pudieron abrirse.
Entonces se siente como si alguien estuviera encima mío, mis extremidades pesan tanto que me es imposible moverlas, sin embargo es una sensación agradable, casi como si pudiera volar. De repente, un par de voces se unen a la de Ale mientras balbucean cosas que no puedo entender y es solo entonces cuando pierdo totalmente la noción de lo que ocurre.

[...]

-Sí, ella está bien. - Escuché a mi madre decir, aunque no escuchaba ninguna contestación a lo que ella decía. - No, aún no despierta. - Continuó.

Comencé una batalla contra mi cuerpo para seguir durmiendo un poco más. No quería afrontarme a lo que fuera que me esperase una vez abriera los ojos.

-Dile a Harry que no se preocupe más, Hayley está bien. - Abrí mis ojos de golpe. ¿Acaso Harry estaba por ahí ? - Hola, cariño. Hayley está bien, ya no te preocupes, pronto ella despertará y todo volverá a estar bien. - Hablaba ella ante el auricular del teléfono. - Oh, Harry, ya verás que ella te perdonará. - Fruncí el ceño y mi madre se giró en mi dirección.

[Harry]

-¡Ah, mira! Mi niña ya despertó. - Aseguró Angelique, con emoción. Mi corazón comenzó a latir con fuerza.

-Dígale por favor que le mando saludos y que espero que se recupere pronto. - Dije, con temor a su rechazo.

-Hayley, linda, Harry te manda saludos, y espera que te sientas mejor pronto. - Y el silencio se coló por mis oídos. - Dice que gracias y que ella igual. - Dijo, luego de unos instantes.

Me habría encantado que eso fuera cierto. Seguramente Hayley se había molestado y Angelique, por no quedar mal, me había devuelto el mensaje.
Sin embargo, ahora estoy mucho más tranquilo. Angelique había llamado hacía un par de horas a Chaz para avisarle que Hayley se había desmayado y se encontraba hospitalizada, al parecer sufrió un ataque de pánico y esto se agravó con un problema de deshidratación. Chaz estuvo hablando con ella durante un largo rato, mientras yo enloquecía. Finalmente, Chaz me prestó su celular y ahora que sé que despertó y que se encuentra bien, no podría estar más tranquilo al respecto.

-Gracias, señora. - Contesté apenas. - Creo que será mejor que se ocupe de Hayley... Ya sabe, para que se recupere más rápido. - Me apresuré a decir. Suspiré. - Hablaremos luego, señora. Un gusto saludarla.

-¡Aguarda! ¿No quieres hablar con mi hija un momento? - Preguntó, inocente. Mi pulso se aceleró de inmediato, ¿hablar con ella?

-No creo que ella quiera hablar conmigo, señora. - Contesté, realista.

-Yo creo que podríamos intentarlo. - Sugirió.

Lo pensé un instante, ¿cuántas probabilidades hay de que realmente desee ella contestarme? En realidad muy pocas. Creo que ella me odia, y yo odio no poder aclararle lo que sucedió. Odio no poder hacer que se dé cuenta de mis sentimientos, odio no poder hablarle y decirle cuánto la extraño.

-Gracias, de verdad.

-Aguarda un instante, cariño. - Musitó.

Varios segundos pasaron luego de eso y el silencio se apoderaba del otro lado de la línea, hasta que escuché su voz.

-Te he dicho que no, mamá. - Dijo ella apenas, en un susurro.

Creo que mis suposiciones eran acertadas, ella no quiere hablar conmigo. ¿Y qué esperaba? Estaba más que claro que ella no querría hablarme, me detesta.

-Hayley, no puedes ser tan maleducada. - Contestó de vuelta la señora Angelique, nuevamente en un susurro, tratando de ocultar la situación ante mí.

Lo siento por ella, de alguna forma.

-¿Señora? - Me atreví a intervenir.

-¿Harry, cariño? - Dijo dudosa, retomando la llamada.

-Creo que así está bien, yo entiendo lo que ocurre; no se preocupe, sólo asegúrese de que Hayley se mejore. - Suspiré. - Gracias, de cualquier forma. Hasta luego.

-¡Espera! - Gritó la voz de Hayley, sorprendiéndome durante un segundo. ¿Realmente va a decirme algo?

-¿Sí? - Contesté de inmediato, sonando más desesperado de lo que me gustaría admitir.

Touchdown to your Heart. [H.S. Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora