LVIII. No importa.

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-Yo... - Comenzó, provocando un lío en mis entrañas. - Yo, quería pedirte un favor.

-Lo que sea que tú quieras, mi amor.

Quizá estaba sonando un poco desesperado, pero ya no me importaba. Un silencio sepulcral se escuchó al otro lado de la línea.

-Quiero que... ¡Quiero que dejes de llamar, deja de molestar, desaparece de mi vida! - Y entonces, colgó.

Entonces mi corazón, si es que realmente me quedaba algo de él, se rompió en tantos pedacitos que no me alcanzaría la vida para contarlos.

-Harry, hermano, ¿te encuentras bien? Te ves algo pálido. - Preguntó Chaz al entrar a la habitación.

No lo soporté más.

-Ella no quiere saber nada más de mí, Chaz. Me ha pedido que ya no la llame, que desaparezca. - Colocó su mano en mi hombro con una cara de compasión que terminó por hacerme sentir peor.

-Realmente la quieres, ¿no es así? - Preguntó él.

-¿Que si la quiero? Hermano, me quedaría corto si dijera que sólo la quiero. - Dije. Al carajo todo, guardarlo sólo me está haciendo sentir peor. - Creo que es más que eso, Chaz; la palabra querer no alcanza a explicar lo que siento en verdad por ella, pero no sé cómo explicarme, no sé cómo decirlo pero, no hay momento en el que no me encuentre pensando en ella, recordando lo pacífica que luce cuando duerme, lo adorable que se ve cuando frunce el ceño cada vez que se enoja, lo bonita que se ve cuando está concentrada, lo sexy que me parece cuando ha acabado recién un entrenamiento...

-Harry... - Me interrumpió.

-No, Chaz, no he terminado. Simplemente no hay palabras suficientes para explicar lo linda que me parece siempre, lo hermosa que es. Sus ojos, ¿te habías dado cuenta de lo bonitos que son sus ojos? ¿ó te habías dado cuenta de lo poco que vemos de sus orejas, de lo poco que ella sonríe? ¿habías reparado en lo temperamental que es siempre, ó en lo preciosa que es cuando está feliz? No sé cómo lo hace, Chaz... Me está volviendo loco, no puedo entenderlo. ¡Jamás me había sentido así! Nunca había sentido tanta dependencia de una chica... Es decir, tú sabes cómo era antes y lo poco que me importaban los sentimientos de las mujeres con las que salía. - Hablaba sin poder detenerme, mientras el torrente de lágrimas que me invadía era cada vez más difícil de evitar. - Creo que, a fin de cuentas me merezco lo que me está pasando.

-No digas eso, hermano...

-¡Claro que lo digo! ¿Recuerdas lo que me dijiste una vez? "Yo creo que las personas como tú, que andan de una chica a otra, van a vivir un momento en el que cuando les llegue la indicada, la van a pasar tan mal como ellas lo hacen cada vez que les rompes el corazón" - Cité sus palabras, recordándolas a la perfección. - ¿Recuerdas lo que yo te contesté aquella vez?

Su silencio me puso nervioso.

-"La indicada no existe, nunca seré un hombre de una sola mujer." - Reí con dolor.

-¿Quién iba a pensar que iba a ser tu hermana la que me hiciera sentir así, ah? -Silencio, una vez más.

Pero, ¿qué más dá? estoy tan sumido en mis propios pensamientos pesimistas que dá igual si Chaz lleva hablando una hora, ó si se quedó dormido desde hace un rato. Los minutos pasan lento en mi cabeza, pero pese a eso yo sé que ha transcurrido ya un rato desde que dejé de hablar; sin embargo, no estoy consciente de si Chaz ha dicho algo luego de que cerrara la boca. No importa, yo solo quiero a Hayley de vuelta.

-Y... ¿No crees que lo que sientes es amor? - Interrumpió mis pensamientos.

-¿Qué? 

Jamás había utilizado esa palabra para referirme a algún sentimiento dentro de mí. Jamás. Nunca he sentido amor, nunca.

-Ya sabes, Harry. Amor.

-Chaz, eso suena... Absurdo. - Refuté indignado pero él rió.

-¿Por qué dices eso?

-Harry Styles no siente amor, ni hoy ni nunca. - Afirmé, aunque una gran parte de mi cuerpo aseguraba que mentía.

-Tienes razón, hermano... Te mereces lo que te está pasando. Espero que sigas sufriendo y que te duela más de lo que seas capaz de soportar, porque solo entonces podrás darte cuenta de cuán enamorado estás de Hayley y de que no podrás seguir privándote de la sensación más bonita en el ser humano: el amor.

Luego de eso se levantó y salió de la habitación hacia algún lugar desconocido para mí. Supongo que debía avisarle a su padre de lo que le pasó a Hayley, aunque dudo mucho que a ese hombre desobligado le importe algo. Suspiré frustrado. ¿Será que realmente lo que siento ahora por Hayley es amor? No, no lo creo. Aunque... Quisiera entender qué es éste cosquilleo en mi estómago cada vez que pienso en ella, cada vez que recuerdo la sensación que me otorgaban sus labios cuando nos besamos.

No puede ser.

[Hayley]

Luego de la reprimenda que me soltó mi madre después de haber sido tan "grosera" con Harry, me dejó a merced del doctor. Revisaba algo en esa máquina que hace ruido cada vez que mi corazón palpita y que al parecer se llama monitor cardíaco ó algo parecido a eso. En realidad, es lo último que me importa ahora.

-Muy bien señorita... - Dijo leyendo algo en la tabla con papeles que traía sujetada sin cuidado. -... Driver, al parecer no se ha estado alimentando correctamente, ni se ha estado hidratando de la manera apropiada.

No importa.

-Supongo. - Contesté, apenas. Desde que le colgué a Harry tenía un nudo enorme en la garganta y no podía esperar a estar sola para poder llorar sin interrupciones ó preguntas absurdas.

-Está presentando pequeños problemas cardíacos; ¿ha sentido últimamente la aceleración del ritmo en los latidos de su corazón incluso estando en estado de reposo?

No importa.

-Sí. - Contesté, porque es verdad.

-¿Practica usted algún deporte?

No importa.

-Sí. - Afirmé. - Fútbol americano.

-Bueno, señorita Driver, deberá dejarlo durante un tiempo. Sólo como medida de prevención; hacer esfuerzos de ese tipo podrían provocarle problemas cardíacos más graves en un futuro.

¡No importa!

-De acuerdo. Está bien.

-Me retiro, le daré un par de indicaciones a su madre y luego de eso, le traerán la cena.

No confié en mi voz para decir algo coherente así que asentí en silencio y lo dejé desaparecer tras la puerta. Las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos y lancé un sollozo con mucha fuerza, alebrestando el dolor en mi cabeza. Una punzada horrible se sintió sobre mi sien derecha y cerré mi ojo de ese lado en un estúpido e inútil intento por acallar el fuerte dolor que estaba sintiendo. Comencé a llorar sin consuelo, me sentía tan mal.

-¿Cómo van las cosas, Al? - Preguntó una voz al entrar a mi habitación. No hacía falta que mirara, era evidente quién era.

-No importa. - Contesté.

Un preocupado Nicholas se acercó para abrazarme y le correspondí el gesto sólo con mi brazo derecho, debido a que en el otro se encontraba la aguja encargada de transferir el suero a mi sangre.

-Todo estará bien, Alexia. Ya verás. - Me sonrió.

-Eso espero, Nicki.

Touchdown to your Heart. [H.S. Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora