El reencuentro

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Después de recibir la carta de Draco y enterarse de su fuga, Harry sintió una mezcla de alivio y ansiedad. Saber que Draco estaba libre le llenaba de esperanzas, pero también temía por su seguridad. Decidieron encontrarse en un lugar seguro, un lugar que sólo ellos conocían: la Casa de los Gritos.

Esa noche, bajo la protección de la capa de invisibilidad, Harry se dirigió a Hogsmeade y desde allí a la Casa de los Gritos. El viento frío soplaba y el lugar parecía más sombrío que de costumbre. Esperó, nervioso, sabiendo que Draco estaría llegando pronto.

No pasó mucho tiempo antes de que escuchara pasos cautelosos acercándose. El corazón de Harry latía con fuerza mientras veía a Draco entrar a la casa. Estaba pálido, su mirada reflejaba el peso de los últimos acontecimientos.

- Draco - susurró Harry, quitándose la capa de invisibilidad.

Draco se sobresaltó y giró rápidamente hacia la voz. Sus ojos se encontraron, y en ese momento pareció que todo el mundo desapareció, dejando solo a los dos en esa habitación abandonada.

- Harry - murmuró Draco, con voz temblorosa, como si no pudiera creer que estuvieran allí juntos.

Se acercaron lentamente uno al otro, como si temieran que este encuentro fuera una ilusión. Pero cuando finalmente estuvieron cerca, Harry rodeó a Draco con sus brazos y lo abrazó con fuerza.

- Estás a salvo ahora, Draco. Estamos juntos en esto - dijo Harry, sintiendo cómo la tensión de Draco se aflojaba en su abrazo.

- No sé qué haría sin ti, Harry - admitió Draco, sintiendo un nudo en la garganta.

- Estamos juntos en esto, Draco. Encontraremos una forma de lidiar con todo esto - aseguró Harry.

Permanecieron en ese abrazo, encontrando consuelo y fuerza el uno en el otro. Sabían que tenían un largo camino por delante, pero al menos ahora lo enfrentarían juntos.

Harry y sus amigos sabían que no podían quedarse mucho tiempo en el refugio seguro que habían encontrado en Hogsmeade. Los pasadizos secretos de Hogwarts estaban ahora vigilados más que nunca, así que debían moverse con precaución. Sirius propuso un plan para llevarlos a un lugar temporalmente seguro: la mansión Black.

En el interior de la antigua y sombría mansión, Sirius conjuró el encantamiento Fidelio, un hechizo protector para ocultar temporalmente la presencia de cualquier individuo en el lugar. Este encantamiento les proporcionaría un breve período de seguridad y privacidad antes de tener que reanudar la búsqueda de los horrocruxes.

Una vez que estuvieron dentro y se aseguraron de que el encantamiento Fidelio estuviera funcionando correctamente, Draco se reunió con Harry en una habitación apartada. Había estado tan ansioso por volver a encontrarse con su amado Harry, pero sabía que no podían bajar la guardia. Harry lo abrazó fuertemente, sintiendo alivio y amor en ese momento.

"Estoy tan feliz de verte, Draco", susurró Harry, acariciando el cabello rubio de su novio.

Draco asintió, sabiendo que no podían permitirse quedarse quietos. "Tenemos que seguir buscando los horrocruxes. Voldemort no se detendrá hasta que hayamos encontrado todos y los hayamos destruido."

Harry miró a Draco con determinación. "Sí, tienes razón. Vamos a hacer esto juntos. No vamos a dejar que Voldemort nos separe."

Ambos se tomaron de la mano, unidos en su determinación de luchar contra las fuerzas oscuras que amenazaban su mundo. Sabían que el camino sería difícil y peligroso, pero estaban dispuestos a enfrentarse a cualquier desafío para proteger a quienes amaban y para asegurar un futuro libre de la sombra de Voldemort.

Dark Harry...(No tan dark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora