Un año de desafíos

84 9 0
                                    

El sexto año en Hogwarts comenzó con una atmósfera cargada de inquietud y tensión. Los estudiantes se preparaban para enfrentar desafíos aún mayores, con la presencia inminente de Voldemort y la influencia de los mortífagos que ahora acechaban en las sombras del colegio.

Harry y Draco, fortalecidos por su amor, enfrentaban la realidad con valentía. Cada día se volvía una lucha constante contra las sombras que se cernían sobre ellos. A pesar de las circunstancias, encontraban consuelo en la compañía del otro, apoyándose mutuamente en los momentos más oscuros.

Draco, marcado por su compromiso con los mortífagos, sentía la carga de su destino sobre sus hombros. Cada día se volvía un desafío para mantener su verdadero yo oculto tras la máscara impuesta por Voldemort. La angustia y el miedo lo atormentaban, pero Harry estaba a su lado para recordarle que aún había esperanza y que juntos podrían superar cualquier adversidad.

El regreso a clases trajo consigo nuevos desafíos académicos. Los exámenes ÉXTASIS eran una prueba crucial que determinaría su futuro. Harry y Draco se esforzaban al máximo para sobresalir y enfrentar con éxito los desafíos académicos y las sombras que los rodeaban.

A medida que el año avanzaba, el cerco de Voldemort se estrechaba. Los mortífagos comenzaban a infiltrarse en Hogwarts, sembrando el miedo y la desconfianza entre los estudiantes. La seguridad en el castillo se volvía cada vez más precaria, y Harry y Draco sabían que debían estar preparados para cualquier eventualidad.

El mundo mágico estaba en la cuerda floja, equilibrándose en la delgada línea entre la luz y la oscuridad. Harry y Draco se encontraban en el epicentro de esta lucha, enfrentando sus propios miedos y desafíos personales mientras buscaban un camino hacia la paz y la libertad.

La primer clase fue de pociones, esta vez dictada por el nuevo profesor, Horace Slughorn, ya que Severus Snape ahora se encargará de impartir la materia Defensa Contra las Artes Oscuras.

Harry y Draco no tenían sus libros y el profesor les dijo que tomaran los del armario. Entonces, ambos sacaron libros del armario. El libro que agarró Harry se notaba que era antiguo y tenía una inscripción en su primer hoja que decía: "Este libro es propiedad del príncipe mestizo".

El profesor Slughorn dio como consigna elaborar la poción de muertos en vida pero antes de que los alumnos la preparen, ordenó a la clase explicar algunas pociones que habían sobre el escritorio.

Como siempre, Hermione Granger fue la primera en levantar la mano. Entonces, Hermione mencionó las pociones Veritaserum, Amortentia y Félix Felicis. Ésta última aporta en cualquier asunto que se proponga quien la beba y será otorgada como premio al alumno que mejor realice el filtro de los muertos en vida.

Los alumnos comienzan a realizar la poción, cada uno trabaja en su caldero y corta los ingredientes. Harry, con el libro misterioso del príncipe mestizo, elaboró la poción según una nota marginal que encontró en la página, la cual decía que al aplastar en lugar de cortar libera mejor el jugo para un mejor resultado de la poción.

Todos finalizan la poción y el profesor los evalúa, llegando a la conclusión de que la poción mejor elaborada es la de Harry y le entrega la poción Félix Felicis como premio. Draco se alegra mucho por su novio y lo felicita tomándolo de la mano y besando su mejilla, haciendo que Harry se sonroje.

La clase terminó y pronto salieron todos de las mazmorras. Harry y Draco se dirigen a la sala de los menesteres. Draco le suplica que por favor no lo juzgue ni lo delate mientras el comienza a reparar el armario evanescente que está allí dentro.

Harry sufría mucho por Draco y su realidad de mortifago y trataba de pensar en que pronto tendrá entrenamiento de Quidditch, como para reducir el padecimiento.

El entrenamiento de Quidditch llegó como un respiro para Harry. Con Saeta de Fuego en mano, volar por los aires y sentir el viento en su rostro le brindaba una sensación de libertad y alegría en medio de la oscuridad que se cernía sobre Hogwarts. A pesar de todo, el Quidditch seguía siendo su pasión.

Mientras Harry se preparaba para el entrenamiento, Draco se unió a él. A pesar de su carga como mortífago, Draco también ansiaba estos momentos en los que podía dejar atrás sus preocupaciones y disfrutar de la competencia en el campo de juego.

Los dos compartían bromas y risas, al menos durante esos instantes, la pesadez de su realidad se disipaba. Con las escobas en alto, volaban por el campo, practicando maniobras y estrategias para los próximos partidos.

La competitividad y la energía positiva de la práctica les hacía olvidar por un momento los desafíos que tenían que enfrentar. Aunque Draco había tomado el rol de Golpeador, Harry se deleitaba volando como Buscador, persiguiendo la Snitch y perfeccionando sus movimientos.

Mientras tanto, en la Sala de los Menesteres, Draco hacía progresos en la reparación del armario evanescente. Harry lo observaba con admiración, maravillado por la destreza y habilidades de su novio. A pesar de todo, Draco era mucho más que solo un mortífago. Era valiente, inteligente y tenía un corazón lleno de amor por él.

A medida que avanzaban en sus tareas y enfrentaban los desafíos que se presentaban, Harry y Draco se daban cuenta de que juntos eran más fuertes. Su amor los impulsaba a luchar, no solo por ellos mismos, sino por un futuro en el que pudieran estar juntos libremente, sin el peso de la oscuridad que los rodeaba.

Con la llegada del invierno, las tensiones se intensificaron. La sombra de Voldemort se hacía cada vez más evidente en Hogwarts y la influencia de los mortífagos se infiltraba en la vida cotidiana de los estudiantes. Harry y Draco sentían la necesidad de actuar, de encontrar una forma de enfrentar el mal que los acechaba

Dark Harry...(No tan dark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora