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Hinata toma asiento en una mesa vacía, dejando caer su cuerpo cansado. Llevaba la mitad del día con la sensación de culpa en el estómago, pero aún así debía fingir que absolutamente todo estaba bien.

—«Te lo mereces» —piensa, sin quitar la vista de su almuerzo. — Ni siquiera tengo hambre —murmura.

Cubre su rostro con ambas manos mientras suspira fuertemente.

—Cualquiera diría que estás atormentada por algo.

Hinata rápidamente quita las manos de su rostro. Una bandeja es depositada frente a ella.

—Hola. ¿Puedo sentarme aquí?

Hinata mira hacia un lado, luego hacia otro, finalmente deduce que a quién le está hablando, es a ella. Aún así se apunta con su propio dedo índice, sólo para salir de las dudas.

—Sí, es a ti —asiente.

—Supongo —se encoge de hombros. — La mesa después de todo no es mía.

—Interesante —él alza sus cejas mientras toma asiento frente a ella. — Soy Kiba. Kiba Inuzuka.

Hinata abre su boca ligeramente con sorpresa. Vaya, el muchacho de mala cara tenía un nombre.

—Yo soy...

—Hinata —termina él, interrumpiendo.

—¿Cómo lo sabes?

—¿Tal vez porque eres la secretaria personal de Naruto? —ríe. — Todos te conocen aquí. No eres una extraña.

—Oh, vaya —murmura. Ciertamente, la idea de parecer tan conocida al resto no le parecía tan atractiva. Muchísimo menos ahora, después de la situación que estaba atravesando. — ¿Por qué viniste a sentarte aquí?

—¿Te molesto? —pregunta mientras se lleva el tenedor a la boca.

—Oh, no, no no —Hinata niega con rapidez. — Es que me parece muy raro, es todo —ella encoge sus hombros.

—Ah, no es la gran cosa —Kiba saca se lleva el refresco a la boca. — No comparto con mucha gente de aquí, solo hago mi trabajo. Habían más mesas disponibles, pero creo que no me apetecía comer solo el día de hoy. Además, tenemos una cosa en común.

—¿Una cosa en común? —Kiba asiente. — ¿Cuál?

—A los dos nos gusta comer solos, al parecer.

—Bueno... —Hinata revuelve la sopa con su cuchara. No era por presumir pero tenía grandes dotes para la cocina, aprobado por su hermana sobre todo. Aún así, sabiendo que su preparación debía tener un sabor increíble, no sentía muchas ganas de comer, por eso sólo se dedicaba a mirar. — Suelo comer sola cuando estoy aquí.

—Lo sé, me di cuenta —Kiba se lleva otro bocado de arroz a la boca. — Aunque no se te ve muy seguido por aquí.

—No siempre tengo tiempo de venir...

—Me imagino que ser la mano derecha de Naruto Uzumaki debe ser muy agotador.

Las mejillas de Hinata se encienden contra de su voluntad al oír aquel comentario. Espera, de verdad espera que detrás de esas palabras no hubiera ninguna segunda intención, porque entonces ya podría darse por despedida. Despedida y muerta.

—Uhm... no, solo que a veces hay mucho trabajo. Suelo comer demasiado rápido o dejarlo para otro momento.

—Definitivamente odiaría ser su mano derecha —Kiba niega, recargándose contra su silla. — Agradezco ser parte del departamento de Recursos Humanos, por lo menos así tengo un horario de almuerzo decente.

La Amante ┊ NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora