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Hundiéndose contra la almohada y el suave aroma que inunda su nariz, Naruto intenta ignorar ese molesto y constante sonido que hace un rato invadía el silencio y también su tranquilidad.

Suspira, gustoso, cuando finalmente ese irritante sonido se detiene, pero no pasa demasiado tiempo de felicidad hasta que lo oye una vez más

Gruñe, abriendo un ojo. Bufa. Era su tonto teléfono. Una estúpida llamada, y con tan solo ese poco de consciencia que tenía a esa hora de la mañana, podía imaginar de quién se trataba.

No tiene intención de responder, lo único que le interesa es volver a dormir o poder dedicarse a observar a Hinata mientras a ella parece no molestarle la llamada entrante en su celular.

Le parece tierno la forma en que su cuerpo va en dirección al suyo, acurrucada contra él y durmiendo tan plácidamente, que no parece ser real. Había soñado mil veces al menos ese mismo momento y por fin la tenía entre sus brazos. No pensaba soltarla tan fácilmente, o que alguien intentara arruinar lo que Hinata y él tenían.

Moría porque fuera algo formal. Moría por gritar al mundo entero que era suya, y que lo sería por siempre y para siempre.

Con su índice traza pequeñas líneas en su rostro, delinea su perfil, acata cada uno de sus detalles, hasta los más finos. Observa sus labios y muere por besarlos lentamente, muere por saborearlos.

Y aunque intenta centrarse en eso, ahí estaba una vez más ese molesto sonido. Maldice en voz baja y con cuidado de no despertarle, se inclina hacia la mesita de noche para alcanzar su teléfono.

No estaba tan equivocado después de todo.

Tenía muchos mensajes que no estaba tan seguro de leer. Y también muchas llamadas pérdidas de Shion. Por lo que podía observar, no había parado de llamarle y mensajearle en toda la noche. Sabía que no se cansaría fácilmente, y es que aunque Naruto no quisiera, la conocía tan bien, que hasta esperaba encontrarla en la oficina esperando por él.

Ahora quién le llamaba era su padre. Él era alguien más a quién debía enfrentar sí o sí.

Segundos después, una nueva llamada de Minato ingresa a su teléfono. Naruto le da una mirada suave antes de depositar un pequeño beso sobre su mejilla. Intenta no ser demasiado escandaloso mientras se levanta de la cama. Su teléfono ha dejado de sonar, por fin. Pero sabe que no puede escapar de ello para siempre así que, de camino a la sala, le devuelve la llamada a su padre.

No se siente preparado para oír lo que le tiene que decir, probablemente muchos reproches. Pero tampoco está dispuesto a soportar una vida indeseada. Naruto tiene muy claro que se enfrentará al mismísimo infierno de ser necesario, pero tendrá una vida feliz junto a Hinata.

Presiona el teléfono contra su oído tras sentarse en el sofá. ¿Qué se suponía que debía decir?

—Papá.

—Nos vemos en tu oficina hoy —Minato suena tan serio y cordial como siempre, lo cual no extraña a Naruto en lo absoluto. — Espero y tengas una buena explicación.

Minato corta la llamada antes de poder oír lo que Naruto tuviera por decir. Esa es otra cosa que no le sorprende. Su padre no era un hombre que se comunicara seguido por teléfono, para él era mucho más válido una conversación cara a cara.

Suspira con fuerza, echando su cabeza hacia atrás. Sabía bien que una vez que Shion tuviera los papeles del divorcio en sus manos, su padre también terminaría por enterarse. Por supuesto que para él sería más fácil tratar su divorcio sólo con Shion, pero estaba claro que ella no se lo haría tan fácilmente. Probablemente ante los ojos de su padre Shion era una mujer desvalida y Naruto el malo de la historia.

La Amante ┊ NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora