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Naruto observa la entrada de la casa con expresión cansada. Estaba harto de llegar a ese lugar, harto de la misma rutina cada vez que llegaba del trabajo. Peleas, peleas y más peleas. Su único consuelo ahora, es que finalmente había tomado la decisión que cambiará su vida.

—¿Por cuánto tiempo más piensas quedarte ahí parado?

Un suspiro pesado sale de su boca al oír y reconocer esa voz femenina. Voltea con la misma expresión cansada, encontrándose a tan sólo unos pasos más allá con Shion. De pie sobre la acera, Shion acomoda sus manos justo sobre sus caderas, su cabello rubio claro está atado en una coleta, los cabellos de su flequillo se mueven con ligereza gracias a la brisa fría de la noche, mientras un abrigo felpudo largo cubre su cuerpo.

Naruto analiza su aspecto sin disimulo. Gracias a los faroles que iluminan las calles  a esa hora, puede verla de pies a cabeza sin dificultad. Al hacerlo, cae en cuenta de una cosa que llama su atención casi enseguida, y no duda en quitarse esa ligera “inquietud” de encima.

—¿Dónde estabas? —pregunta.

Shion alza una ceja. Casi de inmediato una sonrisa burlesca se posa sobre sus labios.

—Vaya —responde con la misma sonrisa. — ¿Finalmente te importa lo que hago? —pregunta con ironía y tono burlón.

Naruto chasquea la lengua.

—Te hice una pregunta. Responde.

Shion detesta el tono que Naruto utiliza con ella y lo demuestra fácilmente con la mirada de desagrado que le dedica, y tras ello cruza ambos brazos sobre su pecho.

—¿Por qué te interesa?

—No me interesa —responde tajante. — Sólo me parece muy extraño que estés fuera de casa a estas horas.

Shion rueda sus ojos.

—Al menos te sabes mis horarios, increíble.

Naruto respira hondo, decidiendo no seguir con esa conversación. Sabe que Shion no responderá a sus preguntas, por lo que prefería no continuar con ello.

—Y tú —una vez dentro de casa, Naruto se detiene a mitad de la sala cuando la voz de Shion se puede oír en medio del silencio. — ¿De dónde vienes?

Naruto, suspirando, la mira por encima de su hombro. Shion se está quitando el abrigo con lentitud.

—¿De dónde parece que vengo?

—Del trabajo...

—Entonces no deberías preguntar —Naruto avanza, decidido a encerrarse en su habitación como siempre acostumbra, pero, al parecer, Shion no se lo permitirá hasta haberle fastidiado un poco.

—Del trabajo, y también de ver a tu amante —murmura lo suficientemente alto.

Naruto se detiene sobre los primeros escalones, aquella forma tan segura de decirle las cosas le daba el indicio de que Shion no estaba jugando. Tal vez, solo tal vez, Shion sabía más de su vida personal de lo que él hubiera querido. Y aún así, no está dispuesto a continuar con ese juego absurdo.

—¿Acaso no lo vas a negar?

Naruto le ignora, sube cada escalón como si fuese indispensable para él. Y aunque intenta ignorarla, puede oír sus pasos ir justo detrás de él.

—¿Cuánto tiempo más piensas verme la cara? —gruñe Shion, tomándolo por el brazo de manera brusca, pero sin lograr dañarle ni un poco. Naruto se suelta de su agarre sin hacer demasiada fuerza. Está harto de esa rutina, él ignorándola y ella corriendo tras sus pasos con la misma rabia de todas las noches.

La Amante ┊ NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora