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Regresar a la normalidad después de una velada tan mágica, fue realmente difícil.

Tener que continuar fingiendo hasta para Hinata era muy complicado, y eso que era lo que mejor se le daba desde que la historia entre ambos comenzó. Al menos tenía unos lindos recuerdos a los cuáles aferrarse en esos momentos cuándo lo extrañaba más que nunca, porque eso de intercambiar miradas simplemente, no era suficiente. Al menos no para Hinata. Y estaba segura que para Naruto tampoco.

Él se lo había hecho saber de todas las maneras, y aunque Hinata también moría por derretirse entre sus brazos, sabía que uno de los dos debía ser el cuerdo, poner una línea divisora. Y claro, era Hinata a quién se le daba mucho mejor hacerlo.

Pero siempre recalcando que ahora se le hacía mucho más difícil que antes.

—Vamos... ¿Por qué no me dejas ir por ti?

Hinata deja su móvil sobre la cama con el altavoz encendido mientras se aproxima hasta el espejo de cuerpo completo que tiene justo frente a la cama.

—No podemos llegar juntos... tú lo sabes.

—Quiero verte.

—Nos vimos hoy.

—Quiero verte otra vez vez pero ahora en nuestra habitación, en la oficina eres muy correcta.

—¿Nuestra habitación? —Hinata alza una de sus cejas aunque Naruto no pueda verla.

—Sí, en nuestro departamento. Tú sabes que es tan mío como tuyo. Todo lo mío es tuyo. ¿Cuántas veces más debes oírlo para entenderlo?

—Todavía me cuesta —Hinata arregla su cabello, el cuál se encuentra suelto y con algunas ondas cayendo como cascada por su espalda.

—¿Ya estás lista?

—Casi... aún no. ¿Y tú?

—Por supuesto. Luzco tan guapo como siempre.

—Cierto, eres el jefe. Siempre tienes que estar listo a tiempo —Hinata ríe, viendo las opciones de vestido tendidas sobre la cama. — Todavía no me decido...

—¿Sobre qué?

—Qué vestido usar —murmura.

—Todos te quedan increíbles. Dios, será una tortura verte y no poder tocarte como me gustaría...

—Shhh, no digas eso —pide, evitando que su rostro caiga en un sonrojo traicionero. Naruto sabía exactamente cómo hacerlo.

—No voy a mentirte, Hinata. Mandaría la fiesta navideña al diablo y me iría en éste momento a tu departamento, no hay otra cosa que quiera hacer más que estar junto a ti ahora.

—Eres el jefe...

—Lo sé, y daría todo para no serlo aunque sea por hoy. Quiero verte, tocarte. Muero por estar a tu lado justo ahora.

Hinata relame sus labios, se siente un tanto ansiosa y nerviosa pero no sabe la razón. Respira hondo, alejando de ella esos pensamientos que le hacían sentir mal.

—También quiero verte... —Hinata lleva su mano hasta el collar que cuelga sobre su cuello, suspirando. — Pero no puedes dejar de ir.

—Lo sé... —Hinata puede oír un suspiro fuerte y claro desde la otra línea. — Voy a besarte cómo no tienes una idea.

—¿Qué dices? —Hinata ríe. — No puedes hacer eso, nos pueden ver. Además, tú no sabes cómo luzco en éste momento.

—Estoy seguro que serás la mas hermosa de todas las mujeres de la fiesta hoy, todos los días lo eres así que no necesito verte para saber que lucirás encantadora, hermosa, maravillosa. Me enloquecerás, de eso no tengo la menor duda.

La Amante ┊ NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora