40

882 91 16
                                    

Muchas horas más tarde, Hinata siente un peso sobre la orilla de su cama.

Abre sus ojos con lentitud sintiendo que su cuerpo aún se encuentra dormido, sus ojos no logran percibir en su totalidad dónde se encuentra. Pero tras enfocar el rostro sonriente de su hermana, recuerda que está en casa.

—Buenos días Han —saluda. Su voz está adormilada.

—¿Buenos días? —Hanabi muestra una expresión llena de gracia. — Hermana, son casi la una de la tarde.

—¡¿Qué dices?!

Inmediatamente sus ojos se abren llenos de sorpresa. Rápidamente se sienta sobre la cama dando un vistazo rápido a la hora de su celular, gracias al cielo todavía tiene batería para confirmar lo que su hermana le está diciendo. Efectivamente restaban solo seis minutos para la una de la tarde.

Hanabi no bromea.

—No creí que pudieras dormir tanto, eh.

—Ni yo —suspira Hinata, moviendo a un lado las cobijas que le cubren. Es primera vez en muchos años que duerme así. Con su trabajo y todo lo demás suele ser una mujer con un horario de sueño bastante... estricto. — Creo que al no tener trabajo mi cuerpo se relajó —encogiendo sus hombros de forma leve, intentando darle una explicación a su sueño de tantas horas.

—Sí, ¿verdad? —asiente Hanabi mientras se pone de pie. Ella también sabe que su hermana no es de las que duerme mucho o tantas horas seguidas, y aunque le es bastante extraño, no le parece para nada de raro que quiera descansar ahora que puede hacerlo. — Trabajaste mucho. Ya es tiempo de que descanses un poco.

—Creo ya he descansado bastante.

Ambas ríen.

—Bueno, ¿no tienes hambre? —Hanabi balancea su cuerpo de atrás hacia adelante.

—¿La verdad? un poco... —Hinata muestra a su hermana una sonrisa dulce. La cual se va transformando lentamente en una mueca extraña.

—¿Qué ocurre? —Hanabi da un paso hacia Hinata cuando ella se sostiene del mueble más cercano y lleva una mano a su rostro. — ¿Hinata...?

—Nada... —dice en todo bajo. — Sólo me he mareado un poco...

—¿Mareada? ¿Eso acaso es normal?

—No, no lo es —Hinata cubre sus labios ante la sensación horrible que tiene en la boca del estómago. No ha comido nada desde la tarde anterior y no entiende qué es ese revoltijo extraño que comienza a molestarle.

—¿Entonces? —Hanabi posa una mano en su hombro mostrando su expresión llena de preocupación. — ¿Necesitas algo? ¿Le hablo a papá?

—No, no —Hinata intenta sonreír aunque sabe perfectamente que no lo consigue. — Me he levantado demasiado rápido, es la única explicación.

—¿Pero, estás segura?

—S-Sí Han... no te preocupes —susurra sintiendo como el malestar va creciendo considerablemente. Intenta parecer lo más normal posible pero no, nada estaba funcionando para ella.

Hinata corre de su habitación hasta el baño lo más rápido que puede cuando siente que todas las comidas de su vida le suben por la garganta. Gracias al cielo logra llegar a tiempo, inclinándose sobre el inodoro y sosteniéndose fuertemente con sus manos.

En medio de su pequeño casos siente una mano suave que acaricia su espalda de arriba abajo y que también sostiene como puede su largo cabello. No puede hablar en ese momento porque está demasiado ocupada con otra cosa, pero quiere que su hermana sepa que aprecia ese pequeño gesto con todo su corazón.

La Amante ┊ NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora