Ethan [Psycho #1] [EN EDICIÓN]

XXIX: Situaciones Ambiguas.

Pov Ethan.
Minutos antes.

—Se me antoja una soda, ¿quieres una?—preguntó Dylan en lo que esperábamos que Kayla regresara.

La puerta se abrió de golpe, mas no reaccioné ante ello; no podría decir lo mismo de Dylan.

—¡Ay! ¡Aquí estás!—chilló ella y mi amargura se incrementó.

Christina corrió hacia mí, sin darme tiempo ni para huir. Me abrazó del cuello mientras estaba sentado en la silla. Por primera vez su cabeza y la mía estaban a la misma altura.

Besó mi mejilla, dejándola toda babeada, o al menos así la sentí. Me repudió esa acción y con asco la aparté de mí para limpiarme.

—¡Agh! ¡Qué asco, Christina!—me quejé, frotando la manga de mi saco contra mi mejilla.

Ella rió, la miré con molestia.

—Bien, ya me saludaste, ahora lárgate.—espeté con dureza, realmente no quería que estuviera ahí.

Pero como era de esperarse no obedeció y por el contrario, se sentó en la silla de Kayla, a mi lado.

Bufé con obstinación.

—Bueno, iré por los refrescos, Ethan.—comentó Dylan, caminando en reversa en dirección a la puerta, hasta que por fin salió y nos dejó solos.

El ambiente no tardó en llenarse de un silencio incómodo que no me gustaba para nada. No en sí por el silencio, si no porque estaba ella.

—Ethy...—llamó, mas no quise voltear a verla—¿Te digo algo? Te ves muy sexy cuando pones cara de amargado.—intentó seducirme, acarició mi pierna, pero enseguida la aparté.

—No me toques.—le ordené con firmeza.

Ella se quejó.

—¿Por qué eres tan odioso? Sólo estoy siendo linda contigo.

—Bueno, pues no lo seas. No te he pedido que lo seas.—me crucé de brazos, ella hizo su típica expresión de víctima.

—¡Por favor, Ethy! Sabes que aunque lo niegues, te gusta mi cariño.

Solté una risa arrogante.

"¡Sí, claro!"

"¡Disfruto tanto su cariño!"

Volteé mis ojos hastiado.

—Sólo déjame en paz...—hice una pausa—Y ya deja de llamarme "Ethy", es ridículo.

Christina se puso de pie, creí que por fin había captado el mensaje y se marcharía... pero no fue así.

—Te ves lindo cuando te enojas.—tomó mi mentón con sus dedos, obligándome a mirarla.

Fruncí el ceño y aparté su mano de mi rostro, ella río levemente. Christina se acercó más y pasó su pierna por encima de mi regazo, logrando sentarse sobre mí.

La miré con asombro y admito que también con algo de miedo, no es algo a lo que esté acostumbrado y tampoco quiero que ella lo haga. Christina rodeó mi cuello con sus brazos y comenzó a acariciar mi cabello. Puse mis manos en su cintura para empujarla y ella se sujetó de la parte posterior de mi cabello, hice una mueca de dolor y me quejé.

—¡Agh! ¡Ya basta, Chistina! ¡Bájate!—le ordené en un intento por hacer notar mi incomodidad, mas ella sólo continuaba sonriendo mientras con su mirada recorría todo mi rostro.

Comenzó a mirar fijamente mis labios y eso me asustó más.

—Hablo en serio, Christina. Levántate.—le insistí, empujándola.