Capítulo 28

1.7K 266 18
                                    

Al día siguiente, mientras los guerreros se preparaban para la batalla, en el gran salón reinaba un ambiente mucho más sombrío. Incluso sus compañeros parecían inusualmente tranquilos, al menos hasta que las mujeres del castillo sacaron sus armaduras, momento en el que Black prácticamente se había meado de risa cuando le presentaron a Severus una pechera dorada con un león rojo. Severus había rechazado la idea de llevar algo tan propio de Gryffindor, pero las mujeres insistieron en que era el atuendo tradicional de los príncipes visitantes. Siguió refunfuñando mientras se lo ponían e incluso estuvo a punto de montar en cólera y negarse a salir del castillo con él puesto cuando Harry se dio la vuelta y dijo lo bonito que era que llevaran los símbolos de la casa del otro. Al propio Harry le habían regalado una armadura plateada marcada con serpientes verdes y, por alguna razón, Severus se resistía a cambiarse después de aquello, por mucho que Black se burlara de él.

Mientras ayudaban a Black y a Lupin con sus propias piezas, Severus aprovechó la oportunidad para apartar a Harry, con el pretexto de lanzar los hechizos para aligerar la armadura y mejorar su maniobrabilidad.

-Sé que mañana es Yule, pero he pensado que sería buena idea darte tu regalo antes de tiempo-. Le pasó a su marido un frasco que contenía una poción azul hirviendo a fuego lento. Harry lo miró extrañado. -Es para corregir tu visión-.

-¿No creía que hubiera una poción para eso?-. preguntó Harry.

-No la había. Los maestros de pociones lo habían intentado antes, pero siempre lo habían hecho con la idea de "curar" el ojo y siempre habían fracasado. Sin embargo, la lectura de esos libros de ciencia muggle me enseñó dónde se habían equivocado. Esto debería ajustar el grosor de tu córnea, de forma similar a la cirugía Laser-.

-¡Quieres decir que inventaste una poción sólo para mí!-.

-No sólo para ti Harry, hay un mercado más amplio entre el resto de la comunidad mágica-. La cara de Harry se desencajó un poco. -Pero admitiré que permitirte deshacerte de esas horribles gafas fue parte de ello-.

Harry sonrió. -Severus, a veces dices las cosas más dulces-. Entonces su sonrisa cambió a una de pura calidez que parecía iluminarle la cara desde lo más profundo de su ser. -Gracias de todos modos, Severus, por este regalo tan increíblemente considerado. Me temo que el mío palidecerá en comparación y, por desgracia, no se me ocurrió traerlo conmigo-.

-No te preocupes por eso Harry, estoy seguro de que estará bien y será algo que esperar cuando volvamos. Ahora bébete la poción, necesitará unos minutos para corregirte bien la vista y creo que pronto nos pondremos en marcha-.

Harry sonrió agradecido antes de beberse la poción y quitarse las gafas. Al principio hizo una mueca de dolor y Severus se preguntó brevemente si no habría cometido un error, pero entonces abrió los ojos para revelar aquellos hermosos orbes esmeralda. Severus estaba absorto, así que no se dio cuenta de lo desenfocados que estaban y tardó un poco en reaccionar cuando Harry empezó a inclinarse hacia delante y a duras penas evitó que ambos acabaran en el suelo.

-Vaya, eso ha sido intenso-, dijo Harry, levantando la vista de donde estaba apoyado contra el pecho de Severus. -Pero en serio, ¿así es como se veían las cosas para los demás? Mi visión debía de ser peor de lo que pensaba-. Miró alrededor de la sala con cara de asombro. -Realmente es un regalo maravilloso, no sé si alguna vez podré agradecértelo lo suficiente-.

Una mirada extraña pasó por el rostro de Harry, casi como de indecisión, y por un momento Severus se sintió encerrado en aquella intensa mirada.

-De nada- logró balbucear Severus antes de que Harry fuera llamado por su padrino.

Cuando se dio la vuelta, fue como si se hubiera roto un hechizo y Severus por fin pudo volver a respirar, aunque no estaba del todo seguro de que eso fuera lo que quería. Con su armadura y sin las gafas, Harry parecía un verdadero héroe y Severus sabía que el Semanario de la Bruja mataría literalmente por conseguir fotos de su marido así. Varias mujeres ya lo miraban como si fuera un trozo de carne y Severus no podía culparlas Harry estaba muy lejos de ser el niño abandonado que Severus había cuidado durante el verano. Sintió una punzada de celos cuando una de las chicas se acercó y le ofreció a Harry una ficha para llevar a la batalla y tuvo que dar media vuelta. Decidió salir a refrescarse, ya que no le convenía que el chico se enterara de que había empezado a desearle. Harry había tardado algún tiempo en sentirse cómodo con él y, si era sincero consigo mismo, había empezado a disfrutar de su compañía. Sería una pena perderlo por algo tan estúpido, que nunca podría llegar a suceder.

ALL THE PRINCE'S MENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora