Capítulo 51

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Los alumnos entraron en pánico y el castillo tembló como si se tratara de un terremoto. Los profesores y los prefectos intentaban desesperadamente reunirlos a todos y trasladarlos al Gran Comedor para poder hacer un recuento y asegurarse de que todos los alumnos estaban presentes y contados, algo que se hacía aún más difícil porque la propia magia del castillo se estaba volviendo loca, haciendo que las puertas y las escaleras funcionaran de forma errática. Los pobres elfos domésticos trabajaban como locos, intentando rescatar a los alumnos atrapados y reparando las grietas para no tener que preocuparse por los escombros que caían. Dentro del vestíbulo, los jefes de las casas hacían todo lo posible por tranquilizar a los angustiados alumnos, mientras Dumbledore enseñaba frenéticamente a los profesores que quedaban cómo crear rápidas llaves de emergencia para poder trasladar a todo el mundo lo antes posible.

Sin embargo, había un problema. El ataque mágico no parecía cesar en absoluto. Los mismos cimientos del castillo temblaban con el aluvión aparentemente constante de energía mágica y no pasó mucho tiempo para que todos se dieran cuenta de que su ubicación actual no era la ideal, especialmente cuando el techo encantado comenzó a pulsar y las velas comenzaron a volar por la habitación. Los alumnos gritaron e intentaron agacharse bajo las mesas, provocando que el caos estallara una vez más. Dumbledore consiguió enviar una llave maestra al profesor Lupin y a su compañero canino, así como a Hermione y a los Weasley, con la idea de que pudieran explicar la situación a Ulfric y Ellaria e intentar ayudarles a prepararse para la repentina afluencia de estudiantes. El resto del grupo corrió frenéticamente hacia el exterior, pegándose a los pasillos principales siempre que era posible para evitar quedar atrapados de nuevo o ser golpeados por los escombros que se desprendían de la arquitectura.

Por desgracia, el exterior no era mucho mejor; de hecho, era incluso peor. Al parecer, los antiguos cimientos del castillo eran capaces de absorber o dispersar gran parte de la energía que se dirigía hacia él, lo que significaba que el resto de los terrenos del castillo no lo estaban pasando ni la mitad de bien. El Lago Negro estaba siendo azotado en un frenesí, ya que todo tipo de criaturas mágicas estaban siendo enloquecidas por el ataque mágico. Las lechuzas hacía tiempo que habían huido de la lechucería en busca de seguridad quién sabía dónde, y el Bosque Prohibido parecía una masa de nubes negras arremolinadas. Los aullidos y rugidos que salían de él resonaban en los terrenos del castillo y Merlín, que había estado tratando de ayudar a los elfos a dispersar la magia dentro del castillo, corrió directamente hacia el sonido, claramente preocupado por cómo le estaba yendo a Aithusa.

Harry comprendía perfectamente su preocupación. Una mirada a la cara de Hagrid bastaba para saber que a los animales del suelo no les iba mejor que a los del agua. El pobre gigante estaba fuera de sí, preocupado por el daño que podían hacerse en ese estado.

Severus lanzó un suspiro. -Tengo una provisión de filtro de muertos en vida en mis almacenes privados que mantengo a mano para emergencias. Obviamente, dejará a las criaturas vulnerables a los ataques externos, pero si podemos trasladarlas a un lugar más seguro, con un poco de suerte podrán resistir a lo que sea que esté causando esta explosión de magia-.

-¡Pero eso es adentro!6 exclamó Harry. -Nada menos que en las mazmorras. No puedes estar diciendo honestamente que vas a arriesgar tu vida así-.

-Harry tiene razón, profesor-, resopló Hagrid, con una lágrima grande y gorda rodándole por la mejilla. -No puedo esperar que arriesgue así su vida por unas criaturas-.

-Pero no son solo las criaturas-, argumentó Severus. -Están las dependencias, así como el castillo mismo, sin mencionar los invernaderos. La profesora Sprout tiene varios ingredientes raros para pociones que son esenciales para mi trabajo y que ha estado cultivando durante décadas. Si se permite que las criaturas campen a sus anchas, me estremezco al pensar en lo que quedará de ellas cuando volvamos-.

ALL THE PRINCE'S MENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora