Capítulo 58

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La muerte de Voldemort había provocado una onda expansiva que recorrió el valle al liberarse el contragolpe del poder que había estado absorbiendo. Las Criaturas Oscuras retrocedieron por un momento, pero pronto se recuperaron y continuaron el asalto.

-¿Por qué siguen luchando?- jadeó Harry, que había caído de rodillas tras el hechizo. -¿No se dan cuenta de que han perdido?-.

-Probablemente sí-, respondió Severus, mirando a su alrededor la carnicería, -pero eso no significa que estén dispuestos a rendirse. Voldemort les dio la esperanza de un futuro mejor, uno en el que no fueran perseguidos, y eso no es algo a lo que vayan a renunciar fácilmente-.

Harry frunció el ceño. -Lo comprendo. ¿Hay algo que podamos hacer para ayudar? Quiero decir que yo tampoco quiero que se sientan perseguidos. Sé que mucha gente los desprecia porque se alimentan de humanos, pero tiene que haber alguna forma de evitarlo para que todos podamos vivir en armonía, sobre todo porque la alternativa sería el genocidio y yo no puedo aceptarlo-.

-Yo tampoco, Harry-, suspiró Severus, -ya ha habido más que suficientes muertes-.

Severus caminó hacia el centro del campo y se lanzó sonoro.

-¡Deténganse todos!-, bramó. -La guerra ha terminado. Voldemort ha sido derrotado, todos pueden bajar sus armas-.

-¿Y ser masacrados donde estamos?- rugió uno de los hombres lobo.

-¡Nadie va a ser masacrado!- Insistió Severus. -Ya ha habido suficiente derramamiento de sangre esta noche. Retírense para que puedan atender a sus heridos y asegurarse de que no añadimos más a su número-.

-¡No puede hablar en serio!- exclamó uno de los Aurores, Proudfoot creía Harry, que había sido traído para ayudar, y para hacer la batalla legítima a los ojos del Ministerio.

-Hablo completamente en serio-, siseó Severus. -Y de paso podemos ayudarles a recoger a sus muertos para que se les rindan los honores correspondientes-.

-¡Son villanos!- Proudfoot gritó.

-¡Estaban luchando por sus derechos!- argumentó Severus. -Durante demasiado tiempo los hemos etiquetado como oscuros y los hemos cazado o empujado a los márgenes de la sociedad. No es de extrañar que saltaran a la primera oportunidad que tuvieron de cambiar eso-.

-¡Pero son asesinos!- resopló Proudfoot.

-Y a partir de este momento nosotros también-. Señaló Severus, levantando Excalibur como prueba el arma que finalmente mató a Voldemort.

-¡Está rota!- jadeó Arthur Weasley, mirando la espada con cara de horror.

-Como muchas cosas en esta guerra-, suspiró Severus.

-¡Es una señal!- gritó Proudfoot, sólo para ser derribado hacia atrás por una gran ráfaga de viento cuando Aithusa descendió al campo con Merlín a cuestas, siseando ruidosamente.

-Lo que una vez se rompió puede volver a forjarse-, afirmó Merlín grandilocuentemente mientras saltaba del lomo del dragón.

~Por eso lo dije~ siseó Aithusa con sarcasmo ~sólo que lo dije de un modo que no me hiciera parecer un culo pomposo~.

Harry soltó una risita mientras Merlín le sacaba la lengua al dragón.

-¿No sabía que habías aprendido a entender el pársel?-. preguntó Harry al hechicero.

-Todavía no puedo-, se rió Merlín, recogiendo los trozos de la espada rota y llevándosela a Aithusa, -pero algunas cosas son simplemente obvias-.

Aithusa resopló, pero aun así se inclinó para envolver los trozos de la espada en llamas. El calor era inmenso, Harry podía sentirlo desde donde estaba sentado, a unos metros de distancia. Sin embargo, las llamas se contuvieron y, cuando retrocedieron, la espada volvía a estar entera, aunque con líneas visibles donde habían estado las roturas. Aithusa siseó y Harry tradujo.

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