Capítulo 23

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El día amaneció frío y húmedo y, aunque Harry sabía que ya era de madrugada, los rayos del sol apenas asomaban por el horizonte. Las temperaturas habían estado muy por debajo del punto de congelación la noche anterior e, incluso con los encantamientos calentadores, Harry se alegró de haberse visto obligado a compartir dormitorios, ya que Dumbledore sólo había podido encontrar una pequeña tienda de campaña para dos magos con tan poco tiempo de aviso. Al principio, Sirius se había quejado de que Harry y Severus compartieran dormitorio, pero como él no quería compartir dormitorio con Severus y Severus se negaba a compartir dormitorio con Sirius o Remus, no quedaban muchas opciones. Harry tenía que admitir que había sido agradable saber que Severus estaba tan cerca y no le había sorprendido despertarse de madrugada acurrucado a su lado. No es que tuviera tiempo de disfrutarlo, ya que tenían que trabajar deprisa para recoger la tienda, pues Severus calculaba que sólo quedaban unas cinco horas de luz y no querían que los sorprendieran en el bosque cuando oscureciera.

Avanzaron rápidamente y Harry se alegró de las carreras matinales que había estado haciendo, ya que le permitían seguir fácilmente el ritmo de los demás. Se sentía un poco mal porque Severus y Remus llevaban la peor parte en lo que a provisiones se refería, con Sirius pegado a su forma de animago para trabajar como explorador, pero Severus desestimó sus preocupaciones diciendo que podrían necesitarlo para huir a la ciudad si se metían en problemas.

El bosque era oscuro y denso, con poca luz solar abriéndose paso entre los árboles, lo que significaba que su avance no era tan rápido como esperaban, ya que querían asegurarse de no desviarse del camino una tarea difícil, sin duda. Cada vez que se detenían y Severus lanzaba el punto me encanto parecían haberse desviado salvajemente, añadiendo tiempo a una agenda ya de por sí apretada, sobre todo si tenían que esperar a que Sirius volviera con ellos.

A medida que avanzaban, los árboles se hacían más espesos, hasta que desapareció toda la luz del sol. Llegados a este punto, lo mejor era que Sirius se mantuviera cerca, ya que la maleza también era más espesa y estaba llena de plantas peligrosas que podían ser mortales incluso al tocarlas. Severus estaba atento, usando la luz de la varita para ver, revisando para tratar de identificar cualquier planta peligrosa antes de que Sirius entrara a despejar el camino. Remus usaba sus sentidos agudizados para tratar de asegurarse de que no se toparan accidentalmente con ninguna criatura. Harry iba en la retaguardia y, una vez más, se sentía redundante. Quizá Severus tuviera razón y hubiera sido mejor que se quedara en Hogwarts. La idea de ser una carga para las personas que más le importaban era totalmente deprimente. Estaba tan ocupado revolcándose en su autocompasión que no miraba por dónde iba y se acercó demasiado al borde de un saliente, perdiendo pie y cayendo por un barranco. El instinto le dijo que se hiciera un ovillo y se protegiera la cabeza mientras seguía rodando por la roca antes de desplomarse desgarbado en el fondo.

-¡Harry!-, le gritaron tres voces por encima de la cabeza mientras se sacudía para salir del aturdimiento.

-Eh, estoy bien, creo- dijo Harry, dándose un repaso, o al menos lo mejor que pudo dada la poca luz que había hasta allí. Tenía el tobillo un poco dolorido, pero, aparte de algunos golpes y magulladuras, no parecía haberse hecho mucho daño. Usando las rocas como apoyo, Harry trató de ponerse de pie, pero gritó de dolor al tratar de apoyar el pie derecho.

-Creí que habías dicho que estabas bien-, dijo Sirius, riendo al final, pero Harry aún podía oír la preocupación en su voz.

-Es sólo mi tobillo, probablemente sólo se torció cuando me caí pero estoy teniendo problemas para poner peso en él-.

-Así que no podrás volver a subir aunque te dejemos caer por una cuerda-, razonó Severus, inclinándose un poco sobre el saliente para intentar arrojar algo de luz sobre el problema. -El barranco es demasiado estrecho para arriesgarnos a invocarte. Siempre podríamos intentar sacarte levitando con la cuerda como una especie de arnés de seguridad por si fallara el hechizo-.

ALL THE PRINCE'S MENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora