ALL THE PRINCE'S MEN

Capítulo 38

El lunes encontró a Severus de vuelta en su clase. Había insistido en volver a dar clases, en contra de la opinión médica, para disgusto de Harry, y ya empezaba a arrepentirse un poco. Por desgracia, compartía la obstinación de su marido y se negaba a ceder ante el cansancio, a pesar de que el director le había dicho que podía abandonar las clases en cualquier momento si empezaba a sentir que era demasiado. La idea de tener que volver a la cama, o al menos volver solo, lo llenaba de aburrimiento y pavor, y pensó que incluso una clase de Gryffindors y Hufflepuffs de segundo año sería mejor que quedarse tumbado, intentando leer y esperando a que Harry volviera. Odiaba el hecho de que su día no estuviera completo sin un beso de buenas noches y la brillante sonrisa de su marido. Por lo menos tenía a los Gryffindors y Slytherins de quinto año a continuación, así que tendría la oportunidad de ver a Harry de nuevo. Maldita sea, estaba empezando a parecer un tonto enamorado, pero cada vez le costaba más preocuparse.

No ayudaba el hecho de que aún le preocupara acercarse demasiado a Harry. Claro que Dumbledore había dicho que su vínculo era completo, aunque él no tenía ni idea de cómo, pero eso no significaba necesariamente nada a largo plazo. Claro que Harry lo quería ahora, cuando lo único que había visto del mundo de los magos era esta escuela y algún que otro viaje a Hogsmeade, con opciones limitadas. El hecho de que declarara amar a Severus ahora no significaba que lo seguiría haciendo. Incluso si nadie lograba tentarlo, por improbable que pareciera, también estaba el hecho de que podían distanciarse de forma natural, al menos por parte de Harry.

Severus sabía, sin embargo, que al igual que su madre, amaría ferozmente. Incluso al final, Eileen Prince había adorado al bastardo borracho que era su marido, a él y a ningún otro, y Severus era igual. Harry era casi su dueño ahora, lo supiera o no, y podía triunfar fácilmente donde otros habían fracasado, y quebrar a Severus por completo si lo deseaba.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no oyó abrirse la puerta.

-¿Cómo va tu primer día de vuelta a la enseñanza?- preguntó Harry, entrando en el laboratorio.

-¿No deberías estar esperando fuera con el resto de tus compañeros?-, se mofó Severus.

-Normalmente sí-, se rió Harry, -pero estaba preocupado por ti y quería asegurarme de que te iba bien-.

Severus intentó mantener el ceño fruncido, pero le resultó difícil bajo la preocupación que brillaba en los ojos de Harry.

-Estoy bien-, resopló. Harry enarcó una ceja interrogativa. -Vale, estoy un poco cansado pero no es nada de lo que tengas que preocuparte-.

-Es bueno saberlo-, replicó Harry, acercándose y dándole un beso rápido a Severus, -siempre y cuando no te esfuerces demasiado. Me preocupo por ti-.

Severus no sabía qué decir que no lo dejara sonando como un Hufflepuff enfermo de amor, así que se conformó con agitar la mano y abrir la puerta, esperando que la afluencia de estudiantes obligara a su marido a volver a su asiento. Harry, por desgracia, no parecía compartir su preocupación por su nuevo público y dejó caer otro casto beso en los labios de Severus.

-Estaré delante vigilándote, grita si necesitas algo. ¿Quizás podamos almorzar en nuestros aposentos para que no tengas que subir las escaleras hasta el gran comedor?-

-¡Siéntate, mocoso, las clases han comenzado!- Gruñó Severus.

-Bien- sonrió Harry, -esperaré a hablar con usted después de clase, señor-.

Severus trató de fulminar al joven con su mirada más fulminante, pero Harry se limitó a seguir sonriéndole. Por desgracia, el resto de la clase parecía estar bajo la misma malversación, ya que un rápido vistazo alrededor de los estudiantes los encontró aparentemente igual de inmunes a su mirada, con muchos de ellos sonriendo abiertamente o cubriendo sus risitas detrás de sus manos. Sólo se alegraba de que esta última escapada de los Señores Tenebrosos hubiera servido para cimentar las opiniones de sus actuales Slytherins de 5º curso, que compartían su clase de pociones con los Gryffindors, y ahora estaban firmemente en el lado luminoso. Bueno, su bando si era brutalmente sincero, el de Harry a empujones aunque sobre todo por el vínculo. En cualquier caso, se habían librado de las garras de aquel psicópata, lo que sólo podía considerarse una victoria.