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Eli se había quedado dormido tan temprano que Derek no podía creerlo, había pasado bastante rato explicando a Stiles sus locuras y enseñándole como podía saltar de sillón en sillón sin caerse, algo que claramente a el no le gustaba para nada pero no iba a regañar a su hijo frente al invitado.

Stiles trataba amablemente de decirle que no debía saltar en los muebles y que tenían que concentrarse en la tarea pero ese pequeño parecía excesivamente feliz por tener a otro adulto en casa, Derek admitía que a veces le costaba seguirle el paso al pequeño incluso aunque a veces tenía ayuda pero al parecer Stilinski le había "agarrado la marcha" muy rápido.

Era su nueva rutina prácticamente, (exceptuando los fines de semana que el castaño trabajaba hasta tarde y por ende no podía verlos), pasaba por Eli a la escuela volvían a casa, a las pocas horas Stiles llegaba con la excusa de que el cachorro necesitaba ayuda con la tarea y eso hacían, comenzaban con matemáticas, luego biología, después comenzaban a jugar y conversar y era cuando Stiles aprovechaba para preguntarle por cosas que no hablaba con Derek pero siempre había una constante.

— Eli, quien es tu mami?

Pero Eli no respondía pues el solo hablaba de su abue Talia, el abuelo Gabriel, sus tíos y su papá; nadie más pertenecía al misterioso mundo de Eli y Stiles se formulaba teorías donde iba desde el abandono del Omega algo completamente extraño hasta su muerte en el parto.

Por qué nunca se le pasó por la cabeza, nunca recordaba que en varias ocasiones el aroma de las feromonas de Derek lo habían enloquecido. Al. Grado de anudarlo alguna vez

— Ya se durmió? — El alfa miraba desde la puerta como Derek cargaba a su cachorro que había quedado inconsciente en el sofá cuando Stiles había salido a atender una llamada.

— Si, cayó como una roca... — Hubo un silencio incómodo, Stiles se acarició la barba, seguían en aquello de no saber cómo hablarse.

— Quieres cenar? Supongo que estarás hambriento

— Claro... Me encantaría poder comer contigo sin que Eli sea quien me invite — Dijo el castaño antes de sentir las palmaditas en la mejilla.

— Voy a acostar a Eli, espera en la mesa y te sirvo. — Dijo Derek con una sonrisa franca en los labios, stiles sintió la necesidad de besarlo, de probar de nuevo sus besos y enloquecerse con aquello pero antes lo detuvo colocando una mano sobre su hombro.

— Yo lo llevo, no tienes que hacer todo tu solo.

— Gracias Stiles — Derek apartó la mano, se fue a la cocina y entonces Stiles cargó al pequeño en sus brazos subiendo con cuidado para no despertarlo

— Papá... Tengo sueño — Dijo Eli sujetando con su mano la playera de Stiles y este no se atrevió a responder. No lo quería despertar, no quería incomodarlo...

Derek todavía no servía la comida cuando recordó que debía ponerle la pijama a su hijo, dudaba que stiles supiera como hablarle para no despertarlo del todo pero si lo suficiente para ayudarle a ponerse su pijama; fue hasta su habitación donde veía a un confundido Alfa quien no sabía cómo cambiar a un niño dormido.

Solo había podido quitarle los calcetines y hasta ahí había llegado su participación.

— Te ayudo? — El azabache te la una sonrisa burlona mientras se acercaba a su hijo quien estaba desparramado en su colchón, procedió a jalar de su pantalón y stiles les dio la espalda por respeto al cachorro y su padre.

— Por favor. — Había dicho y Derek ya estaba haciéndose cargo del resto, llevaba auna camiseta vieja del pequeño para poder cambiarlo pero primero debían quitarle la que traía puesta. Eso había sido otro reto interesante y una cosa más para añadir a la lista de todo aquello para lo que Derek tenía un talento aparentemente nato.

Fue entonces cuando Stiles pudo ver una marca en la espalda de Eli, una manchita muy particular logró verla bien cuando le colocaban la camiseta de pijama.

El estaba en la puerta viendo como Derek se inclinaba para besar la frente de su hijo para despedirlo por esa noche y dejarlo descansar, era preciosa esa imagen... De pronto se preguntaba quién podría ser tan cruel para abandonarlo y perderse de aquella maravillosa vista.

Pero esa manchita, aquella marca tan clara, había sido suficiente para hacerle sacar sus conclusiones también.

No dijo nada, el tenía la misma marca de nacimiento y ahora tenía quizás la respuesta que le asusta a aceptar.

Quizás el era el desgraciado que se había perdido muchos años de esas vistas.

Me ayudas con la tarea? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora