Amor prohibido

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Las puertas del gran palacio se abrieron, los seres que yacían en los alrededores se contrajeron de pánico, esbozando muecas de terror mientras salían apresurados del pabellón donde ingreso el príncipe del infierno: Alastor.

Su eterna sonrisa permanecía en su rostro, su pecho erguido y su porte confiado eran señales de que no le preocupaba nada, y fue con una ligera reverencia, que saludo al rey de su reino: Lucifer.

—He venido ante usted, su majestad.

Al fondo de ese gran espacio, Lucifer estaba sentado en su trono con expresión severa. Y el demonio escarlata sabía muy bien el motivo por el cual tuvo que venir a enfrentarse a su "padre", una razón muy particular e importante cuya presencia descansaba cómodamente en una habitación del gran hotel Hazbin.

—Es curioso que usted me mande a llamar de forma personal en estos días —comento el príncipe, observando las expresiones del rey—. No es algo común para nosotros las reuniones familiares.

—¿Hasta cuándo seguirás con ese estúpido juego tuyo? —cuestiono el rey de forma repentina, Alastor solo ladeo la cabeza, haciéndose el tonto.

—¿A qué juegos se refiere, majestad? Tengo varias artimañas en curso, pero ninguna en su presencia —respondió.

—Sabes muy bien a que me estoy refiriendo —expreso el monarca y el gesto ligero del wendigo se endureció, viéndolo en silencio—. Gran infinidad de rumores han surgido respecto a tu relación con aquella pecadora que está dirigiendo aquel hotel de redención. En otras circunstancias, ni siquiera me importaría cuantas mujeres utilizas a tu favor, pero los rumores de que planeas casarte con ella han llegado a mis oídos, y eso es algo que simplemente no puedo permitir.

—Pareces darle demasiada importancia a una simple pecadora —comento el wendigo ladeando la cabeza—. Tu reserva es como si ella con sus diminutas manos fuera capaz de amenazar tu reinado ¿No es más conveniente para usted tener a una chica sin influencia ni deseos de ocupar el lugar que usted ha logrado?

—Es un problema —dijo—. Los nobles y el resto de la realeza de otros círculos ya han comenzado a comentar sobre esto, si dejamos cómo va el asunto, solo te convertirás en el hazmerreír del infierno.

Sin embargo, una sonrisa burlona y maligna surco su rostro, captando la atención del ángel caído.

—¿Y eso qué importancia tiene? —se atrevió a confrontar—. La opinión de ese grupo de insectos no es de mi máximo interés, además, ella no sería la primera ni la única que ha estado conmigo en los confines de esta maldita existencia ¿Qué diferencia hay en Charlotte para que usted mantenga esta reserva? —cuestiono.

—Te está volviendo débil —expreso severo, pero el gesto del príncipe no se ablando ni contrajo, permaneció estoico, atento a lo que este tenía que decir—. Eres el príncipe de la corona, el heredero al trono de este infierno, estas a punto de convertirte en la máxima burla del infierno por tal blasfemia.

Si Alastor era consciente de eso. De cómo podría ser ridiculizado por escoger a una pecadora como compañera, todo el malestar y el dolor que ella misma podría sentir en el rechazo de quienes se creen superiores por haber nacido en ese reino. No obstante, no consideraba que los sentimientos que ambos tenían por el otro fueran capaces de ceder ante esas nimiedades.

Y el tampoco estaría dispuesto a permitir que cualquiera intentase ponerle las manos encima a la mujer que había elegido.

—Usted, que dejo el paraíso y todo lo que eso representaba por el bien de una mujer, no está calificado para sermonearme en estos asuntos —respondió—, para empezar, no estamos conectados por la sangre.

Lucifer agudizo su expresión ante el comentario, uno que era un secreto a voces pero que nadie podía refutar por ser su propia decisión el elegirlo como su sucesor. Al ser una entidad maldita, Lilith no podía tener hijos propios y Lucifer no estaba dispuesto a concebir ningún otro ser que no viene de su amada esposa. Por eso, entre todas las opciones disponibles, Alastor era la mejor. Un niño hereje, de sangre maldita y nacido por causa de las fuerzas originarias, creció con soberbia, y pronto fue conocido por su astucia y su habilidad para sembrar el caos y la destrucción a su paso. Sin embargo, había algo en él que lo diferenciaba de los demás demonios. Algo que lo hacía único. Por eso es que el rey lo tomo como su hijo, a pesar de no poseer su sangre, porque se había convertido en la llama que lo destrozaría todo y era algo muy irónico, que justamente aquellos pensamientos estuvieran encausando la cabeza del príncipe.

—Ese asunto no tiene discusión —expreso Lucifer—. Lo único que tienes que hacer es alejarte de ella, busca otros juguetes que utilizar para liberar tu aburrimiento.

No.

—Es una orden, Alastor —amenazo con severidad, pero este no se inmuto.

—Usted podrá el rey de este infierno, pero nunca he cumplido sus órdenes para empezar. Todo lo relacionado a Charlotte esta fuera de discusión —expreso, dejando al ángel caído temblando de ira ante las constantes negativas del wendigo. Como no vio nada más fructífero, le dio la espalda al rey decidido a irse—. Si no hay nada más que decir, me retiro.

—¿Acaso piensas que permitiré que ella siga con su estúpido sueño? —amenazo, logrando que Alastor se detuviera en su sitio—. Ella es una mera pecadora sin poder, fácilmente puede caer ante el jucio de mis manos y tu habrás deseado haberla dejado antes, porque sufrirá un destino peor que...

Pero las palabras cesaron en su boca de forma abrupta, un terrible estruendo resonó en todo el palacio y la piedra burda que cernía el trono maldito se deshizo a la mitad como señal del poder del príncipe de infierno. Al mismo tiempo, la sombra difusa de un ser mucho más oscuro que el inicio de los tiempos amenazo la figura del rey del infierno, amenazando de convertirlo en su próxima presa si osaba dar un paso en falso.

—Ni tú ni nadie escapará de mi ira si algo le sucede a Charlie —dijo Alastor con voz firme y decidida. Su amor por ella era más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo.

Había algo singular en esas palabras que hicieron que el rey temblara y un miedo jamás experimentado surco su pecho, ante la clara amenaza que veía en los ojos del príncipe del infierno. Y en su último intento de detenerlo, se levantó de su trono roto, quedando a solo un par de metros de él.

—¡Ella será la causa de tu propia destrucción si lo permites! —exclamo el ángel. Por el contrario, el príncipe solo rio con condescendencia, una sombra siniestra surco su figura y el brillo escarlata en sus ojos se encendió con amenaza.

—Ella es como bien usted dijo, una pecadora sin poder. Nono tiene gran influencia, y aun si por casualidad de la existencia, en este reino plago de la desidia y el horror, ella lograra con su apacible alma encontrar el secreto de la redención, si usted ni yo seríamos capaces de detener esa proeza.

La voz del rey desapareció esas palabras y Alastor pudo ver en sus ojos la rabia y el desprecio. Pero el seguiría con su decisión. Charlie era un ser irremplazable en su vida y no la soltaría por nada del mundo. Ella era la única luz que encontró en ese mundo lleno de oscuridad y por ella, estaba dispuesto a desafiar al mismísimo rey del infierno con tal de protegerla.

 Ella era la única luz que encontró en ese mundo lleno de oscuridad y por ella, estaba dispuesto a desafiar al mismísimo rey del infierno con tal de protegerla

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Continuación de la historia publicada en los promt Rol inverso y realizarse en el amor, espero que les haya gustado. 

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