Au Moderno

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Charlotte Morningstar tenía una suerte de mierda.
Después de haber arruinado su viaje de negocios con su jefe de departamento Alastor, tuvo la brillante idea de arruinar el informe de presentación del trato con el nuevo cliente de modo que estaba trabajando horas extras desde hacía más de una semana. Al mismo tiempo, estaba metida en una guerra tacita con la secretaria de la recepción Minzie, quien también estaba enamorada de Alastor desde que inicio a trabajar en la empresa.
Fue lo suficientemente agotador verla soltar comentarios pasivos agresivos sobre sus horas de llegada tarde cada día, pero busco no darle importancia. Especialmente porque Charlie no tenía motivos para ser una amenaza en caso de que su jefe quisiera salir con ella, pues lastimosamente, parecía ser victima de un amor no correspondido lo que hacía que su interacción con su jefe no fuera más fácil. El se veía como un hombre que no permitía algo más fuera del ámbito profesional y Charlie en verdad apreciaba eso, pero jamás espero que pudiera convertirse en un arma de doble filo como en ese momento.
Alastor le estaba dando unas indicaciones sobre cómo mejorar los detalles del informe, acercándose mucho más de lo que el corazón de Charlie era capaz de aguantar. Su aura profesional y el fuerte olor de su colonia  hacía que las mejillas de la joven mujer se tiñeran de un leve color rosa, e intentara mentalmente calmarse. Luego de que este hubiera terminado su explicación, este la dejo retirarse dando el chance a Charlie para salir rápido de ese lugar y calmar a su corazón.
Aprovecho el momento en el que el hombre tuvo que retirarse para asistir a una reunión con un proveedor para trabajar con “más calma”, aunque seguían habiendo detalles que no lograba afinar. Miraba los listados de proveedores, los datos de producción y los esquemas del proyecto que tenían que presentar y sintió como ya no podía más. Nuevamente paso el horario de salida, quedando ella sola en la oficina como costumbre, pero siendo incapaz de abandonarla ante la falta de avances.
Estuvo a punto de pegar un grito de desesperación cuando Alastor ingreso nuevamente a la oficina ante la mirada sorprendida
—Buenas noches, Morningstar-le saludo.
—Buenas noches jefe —lo saludo ella—. ¿Todo fue bien en su reunión?
—Sí. Ya tenemos precisado el distribuidor del producto y tendremos otra reunión en cinco días para firmar el contrato con ellos. Por favor, háblame de lo que tiene esta semana la dirección financiera, quiero saber cómo van las relaciones con los inversionistas.
—Por supuesto.
Charlie procedió a relatar el informe, mientas lo hacía evitaba cualquier contacto visual con su jefe; la primera vez que le toco esa tarea presto atención a cada gesto que el hombre realizaba, para determinar si iba por buen camino, aunque fue una pérdida de tiempo, puesto que no obtuvo nada al ser incapaz de ver qué pasaba por su cabeza. Sin embargo, este si noto como lo veía para descifrarlo y se burlo de ella, lo que hiso que terminara con las mejillas pinchadas y el rostro encendido de la vergüenza.
Luego de terminar, Alastor tuvo varias dudas con respecto algunas cosas de las relaciones de la empresa inversora, que fueron respondidas por Charlotte. Gustoso de esas respuestas, así que preciso un informe corto de ello, que le fuera enviado a su correo laboral. Ella asintió y espero que este le diera el permiso de retirarse, cuando para su sorpresa se levantó de su asiento y saco un pequeño cigarrillo, y le extendió el encendedor.
— ¿Señor? Disculpe… pero yo no fumo —respondió ella tímidamente ante la acción.
—Me gustaría que lo encendieras —expreso refiriéndose a que ella usara el encendedor y encendiera el cigarrillo que  tenía en sus labios. La joven mujer se sintió como una tonta al entenderlo, y rápidamente acerco el encendedor hacia el cigarrillo.
—Aquí tiene —respondió mientras lo encendía.
Alastor tomo una pequeña calada de su cigarro, y con mucha elegancia soltó el humo hacia otro lado. Charlie noto esa acción viendo que hasta incluso fumando se veía extremadamente sexi, se sorprendió que su jefe fuera fumador, pero quizás preguntarse más sobre ello no era su problema. Había demasiadas cosas que no sabía de él y se sentía estúpida por tener sentimientos románticos cuando este no había dado señales de verla como algo alejado del ámbito profesional.
—Muchas gracias Morningstar, hiciste un buen trabajo. Espero el informe a mi correo, puedes retirarte —le dijo. Ella asintió, y se retiró sintiendo su rostro rojo por las palabras de su jefe.
Una vez vio como Charlie salía de la oficina, el hombre no pudo evitar toser estrepitosamente, puesto que llevaba demasiado tiempo sin saber lo que era fumar, ni siquiera debía haberlo hecho en la oficina, pero había cierto encanto que noto en otras damas las pocas veces que lo hizo y quiso ver la reacción de su subordinada, pero ella solo rehuyó su mirada, siendo un completo fracaso. Luego de aquel viaje de negocios noto como de la nada la cercanía que había logrado con Charlotte desapareció siendo reemplazada por una apresurada distancia y sus brillantes ojos que siempre lo había deslumbrado, ahora lo evitaban, convirtiendo su jornada laboral en una tortura.
Por eso tuvo que recurrir a medidas desesperadas, tan ajenas a él y que solo denotaban lo bajo que había caído para obtener un solo momento de su atención. Verla tan cerca de él, tan hermosa y vulnerable, en la soledad de su oficina, hizo que aquellos sentimientos contenidos en su pecho se alborotaran de inmediato. ¿+Estuvo tan tentado de tomarla entre sus brazos, que de no haberse contenido a último minuto, afianzándose a su último atisbo de cordura, seguramente recibiría un aviso del comité disciplinario ante un caso de acoso laboral.
Tomo su gabardina, bajando por el ascensor para llegar a la puerta del edificio donde el vigilante del mismo lo observo con su habitual rostro de pocos amigos. Ambos se conocían por otros oficios y fue gratificante encontrarlo para burlarse de él con la ligereza que no tomaba con otros compañeros de trabajo. Sin embargo, encontrarlo en ese momento fue más contraproducente.
Este paso a su lado para despedirse cuando el hombre inmediatamente noto un olor y empezó a olisquear notando que era, mirando a Alastor interrogante— ¿Cuándo volviste fumar?
—No hagas preguntas innecesarias Husker —respondió con vergüenza de sí mismo.
Camino hacia el parking donde tenía su auto, notando a la distancia una figura que él conocía muy bien. Charlotte parecía seguir esperando en la parada del bus, pero dada la hora era muy poco probable que este apareciese.
— ¡Charlotte!
  La joven se volteo viendo el origen de la voz que la llamaba. Alastor le hizo una señal y ella corrió hacia él, en su expresión se resaltaba la extrañeza.
—Jefe ¿Qué sucedió? Pensé que ya se había ido a casa —dijo ella, pero este solo suspiro, aliviado de que lo hubiera escuchado pese la distancia.
—Me detuve al verte, es demasiado tarde. Ven, te llevare a casa —ofreció, pero en lugar de aceptar de inmediato, Charlie se puso más nerviosa.
—N-No es necesario, puedo esperar que llegue el bus —contesto abrazando su bolso.
—Insisto, es bien entrada la noche, no puedo dejar a una dama sola a riesgo de que le suceda algo —menciono, pero Charlie seguía aun reticente de ello, no queriendo ser una molestia.
—No se preocupe, así pasa todos los días, solo debo esperar un poco más —contesto—. No quiero ser una molestia para usted, agradezco
— ¿Acaso no quieres estar a solas conmigo? —la cuestiono logrando que ella se quedara congelada—. He notado como me evitas, Morningstar. No sé qué es lo que hecho, pero no
—Usted no ha hecho nada —dijo ella en un susurro, cerrando sus ojos. Lo menos que quería era dejarse en evidencia en ese momento. Ya era lo suficientemente malo saber que no eras correspondida, pero no quería ser rechazada de esa forma—. Es un problema mío, no tiene que preocuparse de nada. Esto no afectara de ningún modo el trabajo.
—Sin embargo, es preocupante —dijo y su voz resonó ante el tono tan extraño que usaba—. No he querido decir nada hasta ahora, pero es una tortura.
Este acorto la distancia, subiendo su mano para acariciar el borde de su mejilla sonrosada. El aliento de Charlie se detuvo, mientras su corazón latía desbocado. La ansiedad creciendo ante la incredibilidad de lo que le estaba pasando.
—No sé qué fue lo que hice para que te alejaras pero eso me está volviendo loco, no puedo soportar volver a una actitud meramente profesional —expreso.
¿Acaso esa sería su oportunidad?
Por tanto tiempo rogo y soñó por un momento así, que se sintió estúpida cuando su voz lucho por salir para ofrecer alguna palabra. Veía la propia ansiedad de Alastor por una palabra de ella, pero solo pudo dar por un momento un reflejo de su propio sentir tomando la mano de este y sobreponer la suya contra este.
—No hizo nada —contesto ella, afianzándose a su toque como una tabla salvadora. Ansiosa de sentir más y mareada por el calor de su mano en su mejilla—. Era yo reprimiendo mis sentimientos por usted, no me parecían correctos.
Sin embargo, la respuesta clara en la forma como sus ojos brillaron al decir eso hizo que el pecho de Alastor se comprimiera y solo quisiera acercarla más para besar sus labios. Pero estaban en un espacio demasiado expuesto, por lo que estaban limitados por el espacio. Así que debiendo
—Sé qué es demasiado tarde, pero me gustaría invitarte a tomar algo —menciono este tomando con delicadeza el borde de su mano. Con cuidado, sus dedos dibujaron una línea entre ellos, logrando que Charlie ahogara un suspiro.
Parecía un sueño del que no quería despertar.
—Claro, estaría encantada.

Está es la continuación del especial "Una cama" espero les haya gustado

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Está es la continuación del especial "Una cama" espero les haya gustado

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