Adoración

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Ya estamos cerca del climax de este hermoso universo (que no es lineal en publicación) creado a partir de la idea de mi querida @Sheila96716588 y aunque quedan algunas ideas más, el siguiente sera el ultimo OS junto a un par de drabbles que estoy segura les encantará.

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—Oh Alastor ¿Ya regresaste? —pregunto una voz que jamás podría confundir.

Nunca, en sus escasos once años de vida, Alastor se había sentido más incómodo y lamento tanto no haber tocado la puerta para entrar al baño. No espero encontrar a su joven nana cambiándose de ropa, luego de haber tomado un baño. Su infantil rostro se llenó del más brillante rojo y disculpándose profundamente, escapo como si se tratara de un vil ladrón hasta los aposentos de su madre, quien lo recibió curiosa y demás sorprendida ante una reacción que jamás vio en él.

El bochorno que paso no se pudo comparar con nada anterior a lo vivido y fue muy difícil para el pobre Alastor dirigir la mirada a la joven Charlie durante la hora de la cena.

¿Por qué, de que otra forma actuaria? Él sabía que le gustaba Charlie.

Se dio cuenta no mucho después de comenzar una convivencia un poco más amena, disfrutando de su compañía y de sus dulces atenciones. Ella escalo a un lugar en su corazón que estaba demasiado cerca del de su madre, pero con una diferencia muy marcada. No era como una simple amiga, no era el sentimiento hacia una hermana o un miembro de la familia. Era un sentimiento distinto, lleno de adoración y constante revoloteo en su estómago cuando la veía sonreírle.

La constancia por la admiración que se sentía por Charlie se marcaba con el profundo y sincero cariño que ella le profesaba. Era su más grande amiga, su confidente y también su más grande apoyo. El que ella estuviera para él luego de la muerte de su madre, acompañándolo durante todo el maltrato de su padre hicieron que su lazo se profundizara, llegándola a creer un ser irreemplazable en su vida.

Pero al ver lo que su padre había hecho con ella le hizo entender que jamás sería capaz de hacerle daño y que nadie podría intentar hacerlo, el que lo intentará lo mataría primero sin remedio o derecho a réplica. Solo que cuando ocurrió, el daño ya estaba más que hecho.

Las heridas emocionales que quedaron de aquel evento fueron mayores a las que Alastor imagino. Charlie constantemente se levantaba gritando y llorando profundamente, con ataques de pánico y teniendo un terrible desprecio por el toque de cualquiera durante el siguiente par de años que pasaron. En muchas oportunidades ella dejo de comer, presa del asco y la repugnancia al recordar los hechos, fue muy difícil ser el único observador de ello, especialmente con el hecho de que pudo haberlo impedido.

Alastor no se perdonaba haber permitido que pasara eso. Se recriminaba no haber llegado antes, de haber asesinado a su padre cuando la llamo a su estudio justo frente a él en esa sala. Incluso en una ocasión donde ella despertó presa del pánico, llorando y jadeando terriblemente, Alastor la tomo entre sus brazos temblando de la impotencia, maldiciendo todo el daño que ese maldito hombre aun le estaba causando y que él no pudo detener. Pero Charlie nunca lo culpo, dijo que para protegerlo ella era capaz de todo y el profundo amor que sentía por ella no pudo ser contenido, haciéndolo llorar de remordimiento entre sus brazos. Jamás volvió a tocar el tema, porque era difícil para ambos.

Pero a partir de ese momento el intento todo lo que estuviera a su alcance para hacerla feliz, apoyado de la otra persona que resultó ser una excelente tutora. Rosie y él lograron que ella pudiera sopesar las consecuencias emocionales, acompañándola, siendo sus soportes. Poco a poco, aunque aún con ciertos problemas, Charlie retomo su normalidad. Nuevamente empezó a sonreír y Alastor se sintió dichoso, amaba ver su sonrisa, amaba verla feliz. Entonces cayo en cuenta de la completa realidad de sus sentimientos.

Pasajes brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora