Pasajes breves

Charlastor week 2024 - Day 05

DAY 5: Whiskey Drinking Night

Era una noche tranquila en el hotel, justo antes del gran exterminio anual. Durante toda la tarde, el bullicio de los preparativos resonaba en los pasillos, pero cuando todo estuvo listo, decidieron que si esa podría ser su última noche "vivos", era mejor vivirla al máximo. Así que decidieron organizar una ligera fiesta, todo era muy suave a comparación de las grandes discotecas del infierno, pero estaba bien para ellos. Se encontraban bebiendo y conversando entre ellos en el lobby, Charlie se había mantenido cerca de ellos con bastante alegría, pero luego de un largo rato, buscaba un respiro. Había estado rodeada de demonios y risas, pero algo la inquietaba: Alastor no estaba con ellos.

Con un ligero fruncir de ceño, decidió ir a buscarlo. Caminó por los pasillos, sintiendo el eco de sus pasos. Al llegar a una esquina, escuchó un suave tintineo de vidrio. Sigilosamente, se acercó y descubrió a Alastor, sentado solo en un rincón del área común del segundo piso, con un vaso de whiskey en la mano.

—¿Alastor? —preguntó Charlie, sorprendida al verlo tan solo.

Él levantó la vista, una chispa de sorpresa cruzando su rostro. Su expresión habitual de confianza se suavizó al verla.

—Charlie, no esperaba verte aquí —respondió, su voz un poco más baja de lo habitual.

Ella se acercó y se sentó a su lado, notando cómo la atmósfera a su alrededor parecía cambiar. El salón iluminado tenuemente, se sentía cálido y acogedor.

—¿Por qué estás solo? Todos están disfrutando de la fiesta —dijo ella, inclinándose un poco hacia él.

Alastor solo dió un ligero sonido similar a una risa, mirando su vaso con una mezcla de somnolencia y diversión.

—A veces, es agradable tener un momento de paz antes de la tormenta —dijo, tomando un sorbo. Charlie notó que había un brillo nostálgico en sus ojos.

Sin pensarlo, Charlie tomó el vaso y lo colocó suavemente sobre la mesa. No pensó que lo encontraría de ese modo, pero quizás, incluso un demonio tan poderoso como lo era Alastor también podía sentir la ansiedad y la inquietud antes de la batalla.

Luego, con una sonrisa suave lo miro a los ojos.

—Si, a veces es necesario —susurró, mientras su mano tomaba la contraria en un suave apretón.

Al principio, él se tensó, pero pronto se relajó. No sabía porque, quizás era en gran medida su poca tolerancia al alcohol, pero estar cerca de ella le hacía bajar mucho más sus defensas, sintiéndose por primera vez relajado, al punto de reposar su cabeza contra su hombro, sintiéndose repentinamente cansado.

Charlie sonrió, cerrando sus ojos mientras empezaba a tararear una suave melodía que hacía que el momento fuera mucho más acogedor e íntimo.

Se suponía que mañana se decidía su supervivencia dentro del infierno, a manos de los exterminadores del cielo. Pero parecía que esa angustia había desaparecido al menos por un momento, mientras se encontraban juntos sentados en ese sillón.

No supieron cuánto tiempo paso, pero Charlie despertó en algún momento de la noche sintiendo un peso sobre sus piernas. La cabeza de Alastor reposando en su regazo, durmiendo como un gato mientras dejaba escapar ligeros ronroneos.

Sin poder evitarlo, Charlie sonrió, sintiendo que había encontrado un lado de él que pocos conocían. Y aprovechando la oportunidad, acaricio sus suaves orejas, disfrutando como este parecía ronronear aún más.

Seguramente nadie sabía que Asistir podía ser así.

—No tienes que preocuparte. Tu secreto está a salvo conmigo —prometió Charlie, mientras dejaba un beso en su frente, continuando con aquella ligera canción hasta que el alba llegó, y la realidad los golpeó de nuevo.