Beber

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Cuando alguien expreso que el sonido de las aves al iniciar la mañana era la mejor música que podía escucharse, simplemente se encontraba completamente despierto y sin un dolor de cabeza que podía sentirse hasta en el culo.
Abriendo sus ojos por mero instinto, Alastor sintió que había cometido la peor de las acciones, obligándose a cerrarlos de inmediato, todo su mundo daba vueltas en esos pocos segundos, incluso la oscuridad que le brindaban sus pupilas daba vueltas. Trató de sentarse, pero su cuerpo dolía como si estuviera resentido y se negaba a obedecer. Odiaba esa maldita sensación que le estaba partiendo la cabeza del dolor, era tal lo que sentía que no podía pensar más que se le estaba destrozando el cráneo.
Abrió los ojos lentamente, una punzada aguda se desplazó por lo largo de su espalda, caderas y piernas, haciendo una mueca se preguntó qué diablos había hecho para sentirse de ese modo, su vista ni siquiera podía ajustarse a la luz de la mañana y al pasar su mano sobre su rostro, noto que obviamente, sin sus lentes no podría enfocar bien a nada.
Con el mayor cuidado del mundo y entre maldiciones mentales, se sentó en el delicado colchón con sábanas de seda que no reconoció, quedando perturbado por un momento al enfocar lo poco que su reducida vista le permitía. Esa no era su casa ni la de su madre.
Escuchó un quejido a su lado y su corazón se petrificó en el momento en que su rostro se movía hacia la fuente del ruido, nada más y nada menos que una encantadora Charlie que dormía como dios la trajo al mundo.
Charlie…
Charlotte Morningstar.
Su Idol.
Desnuda.
Gracias a la jaqueca que sentía, el mareo repentino y la sorpresa, no supo cómo logro ahogar un chillido que jamás pensó que podría siquiera pensar en emitir. En su garganta se formó un nudo que le pedía desesperadamente algo para hidratarse. Con cuidado, tratando de enfocar su vista y procurando no caerse de la cama, se sentó a la orilla de la cama y los dedos de sus pies tocaron algo viscoso y húmedo, casi siente desmayarse grito cuando vio un condón simplemente tirado en el suelo.
Se levantó y corrió, peleando internamente por no hacer ningún ruido, hacia la puerta que parecía el baño, agradeciendo a todas las entidades divinas que lo fuera. Claramente estaba en algún hotel barato de la ciudad, en donde no recordaba por todos los santos haber llegado, ni siquiera su cabeza terminaba de procesar lo que estaba pasando. Se encerró, con la puerta sosteniendo su peso que amenazaba con caer, conteniendo la respiración y tratando de hacer una corta película en su mente para saber que eventos lo habían llevado a estar en el cuarto de un hotel con su adorada Charlie.
Alastor, en sus veintisiete años de vida, jamás había despertado en la cama de un hotel al lado de una chica y sin recordar absolutamente nada, jamás pensó en hacerlo tampoco, no solo no era de su gusto y nada apegado a su era su estilo de vida… Simplemente estaba fuera de las cosas que se veía interesado en hacer. Claro, durante la universidad se acostó con una o dos chicas, pero no fue algo que simplemente llamara su atención. Y una vez empezó a trabajar en la emisora no tuvo tiempo para nada. De vez en cuando escuchaba hablar a sus compañeros de trabajo sobre las mujeres con las que se habían acostado, incluso sin importarles no acordarse de sus caras o nombres. Sin embargo, eso al locutor siempre le había dado asco, sentía que eran unos cerdos que no podían simplemente controlar sus impuros deseos y respetar la integridad moral de alguna dama.
Pero ahora él estaba allí, sin recordar absolutamente nada, arrinconado en un baño de un hotel barato mientras su hermosa Charlie estaba aún dormida, desnuda en medio de la cama. 
Respiró de nuevo, buscando con todas sus fuerzas recordar la noche anterior, pequeños pedazos de información se apresuraban a su mente, creando lapsos de tiempo y recopilando los trozos necesarios para poder tener una película más certera de su noche.
Recordaba haber ido a celebrar el éxito del primer álbum en solitario de su adorada Idol, quien se encontraba muy feliz de haber alcanzado el primer hit de su carrera como solista.
Charlie estaba emocionada y nerviosa por la fiesta de celebración. Sus amigos más cercanos se habían reunido en una discoteca para festejar y disfrutar de la noche. La pista de baile estaba llena de gente animada, todos bailando al ritmo de la música y celebrando el éxito de Charlie.
En medio del bullicio de la fiesta, Alastor notó cómo Charlie se acercaba cada vez más. Recordó como ambos disfrutaron del coqueteo y la compañía mutua. La química entre ellos era palpable mientras se movían al ritmo de la música, riendo y charlando sin preocupaciones.
Así paso parte de la noche, de una forma divertida y llena de energía cuando Angel, un amigo de Charlie, apareció con una bebida misteriosa. Sin pensarlo dos veces, todos los presentes comenzaron a beberla sin darse cuenta de su extrañeza. Pero pronto, la bebida hizo efecto y todos comenzaron a sentir los efectos del alcohol.
Sabría dios que tenia aquella botella, pero la fiesta se volvió aún más animada y desinhibida. La pista de baile se llenó de risas, abrazos y movimientos salvajes. Alastor apenas tenía recuerdos luego de esa parte, pero recordaba cómo él y Charlie se dejaron llevar un momento por el ambiente festivo, disfrutando de la compañía del otro mientras bailaban y reían juntos.
Poco a poco el alcohol hizo de las suyas, los amigos de Charlie se volvieron más atrevidos y comenzaron a hacer travesuras divertidas. No supieron cómo, pero Ángel consiguió una barra americana, comenzando con un espectáculo de stripper mientras era impulsado por el resto de los presentes. La fiesta estaba en su punto máximo de energía y todos se dejaron llevar por la diversión desenfrenada.
Sin embargo, Alastor y Charlie se fueron por un camino más privado. Con el alcohol fluyendo en sus venas como el catalizador de la locura, ambos empezaron a besarse en la oscuridad de un pasillo, acercándose más y más hasta que el ultimo recuerdo del locutor llegaba allí.
Claro, escasos recuerdos de una arrebatadora y sensual Charlie regresaron a su mente de golpe como una pequeña nube, mostrándole como ella le besaba con suavidad hasta que los besos escalaron con fuerza, aunque no precisaba los detalles, sí que habían sido intensos. Las marcas de besos y aruños tanto en su pecho como en su cuello dejaban mucho que decir, y agradecía a todos los dioses existentes que el día anterior se hubiese decidido por una camisa de vestir manga larga. Ni siquiera los bordes de sus muñecas se salvaron.
Pero que es, por dios santo, no podía precisarlo bien, pero Charlie había sido la que había tomado el mando durante todo el acto, dejando claro que el solo había sido receptor de toda su pasión, ella casi podía apreciarse como un insaciable súcubo. Con el rostro enrojecido, observo su cuerpo con el breve recuerdo de tocar algo suave y esponjoso que luego se rozó por todo su pecho, toda esa estimulación, a la par de la sensación en sus manos hicieron que se remeciera por dentro nuevamente, sintiéndose morir lentamente por no recordar su primera noche con ella con claridad.
Él era el único imbécil que se enrollaba con su amor platónico y se olvidaba casi por completo de ella.
Trato de calmarse y enfriar la mente, él no era de los que perdían la calma ni se dejaban llevar por los impulsos. Primero que nada, en su estado de pánico corrió al baño sin tomar sus prendas, aunque agradecía por todos los dioses haber visualizado su ropa interior y tomarla antes de ingresar al lavabo. Con calma, se dio una ducha rápida y se colocó su ropa interior velozmente, luego de lavarse el rostro y los dientes con un cepillo de dientes que ofrecía el hotel, se apresuró a visualizar por una rendija de la puerta si aún Charlie seguía dormida.
Pero entonces la encontró despierta sobre la cama. Parecía algo cunfundida y angustiada por no verlo y algo se le estrujo en el corazón al locutor al verla así, por lo que decidió salir
—Charlie —la llamo, ella le miró con esos adorables ojos y el corazón de Alastor se estremeció dolorosamente.
Parecía aliviada de que no la haya abandonado de repente en la noche y él se sentía extremadamente nervioso, pero eso no lo detuvo.
—Primero que nada, no quiero que haya ningún tipo de malentendidos entre nosotros —comenzó a decir, su rostro plagado de color y el que no llevara sus lentes no le ayudaba—. Eres el ser más hermoso que he conocido en la vida, y sería un terrible ser si aceptara de forma tan ligera lo que hice producto del alcohol, pero, también espero que sepas todo el deseo infinito que siento por ti, así que —hizo una pausa, rogando que la voz no le fallara justo en ese momento—. Charlotte Morningstar, mi bellísima estrella ¿saldrías conmigo?
Bien, lo dijo.
No importa que hubiera pasado, ni cuan absorto estuviera por la bebida, su madre lo había criado como un caballero, así que era necesario tomar la responsabilidad de los hechos realizados y asumir finalmente los sentimientos que tenía frente a ella.
No había más que esperar a su respuesta.
Pero ella, en lugar de sorprendida. En otro momento se hubiera sentido bastante insultado, de no ser porque ella lo tomo del rostro para besarlo suavemente, afianzando su cuerpo desnudo a él, quien no podría apartarse de ese infinito cielo.
Una vez se separaron, ella le sonrió con esa encantadora sonrisa suya.
—Bueno, seria descortés de mi parte negarme cuando ya te lo había dicho antes. Ayer me lo pediste incontables veces —recordó divertida, generándole un gran bochorno a Alastor, aun así, ella simplemente le tomo de la mano, colocándola en su mejilla—, pero ahora que estamos más cuerdos, creo que puedo darte una respuesta mucho más apropiada —expreso.
Ella hizo una pausa, tomando una gran aspiración y sosteniendo su mano contra la de Alastor en su mejilla.
—Claro que quiero salir contigo —dijo.
El locutor trago en seco. La tensión cargada y el rostro propio de Charlie en conjunto con su calor, le hicieron querer volver a unirse a ella, pero de forma repentina el teléfono de la habitación sonó, obligando a Alastor a contestar.
—Buenos días, si, si. Lo siento —decía mirando de reojo a la hermosa rubia que esperaba por él con una sonrisa—. No se preocupe, en un momento desalojamos la habitación —respondió.
Hubiera sido una apuesta interesante, quedarse un rato más entre las sabanas, disfrutando del calor de sus cuerpos aun dentro de esa acalorada y húmeda mañana, no obstante, lo mejor era irse por un camino más lento. Ya se habían apresurado a ciertas cosas, por lo que no estaba mal regresar a casa por esa mañana.

Bueno, luego de varios días fuera al fin pude ponerme casi al día con el especial Charlastor de este mes

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Bueno, luego de varios días fuera al fin pude ponerme casi al día con el especial Charlastor de este mes.
Lastimosamente estuve algo alejada porque mi madre tuvo un accidente y tuve que viajar a casa de mis padres junto con mi bebé para cuidarla (se fracturó una pierna), así que disculpen la tardanza, pronto retomaré mis actualizaciones semanales y seguiré el hilo de este mes Charlastor.
Está es la continuación de las historias Idol/estrellas de rock y Lenguaje del amor, espero les haya gustado.

Pasajes brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora