El día que Enrik llegó al pueblo, conoció a una chica mientras compraba comida para él y Denix. Al reconocerlo como visitante en el pequeño pueblo, ella fue amable al principio e incluso le hizo un recorrido por el lugar. Sin embargo, todo cambió cuando mencionó el bosque; su semblante se transformó de inmediato, mostrándose esquiva cuando le preguntaba sobre el lugar.
—Si preguntas por la criaturas que habitan en el, no existen; solo es un mito de los extranjeros —replico arisca.
Enrik desconocía por completa la existencia de tal cosa, por lo que explicó que simplemente buscaban el pueblo para establecerse, ya que no tenían un lugar donde ir. Además, compartió detalles sobre el largo viaje que habían emprendido para llegar hasta allí.
—Si es así, él mismo bosque lo sabrá —comento— así que cuidado si tienen otras intenciones.
El comentario dejó a Enrik pensativo; no entendió completamente su significado. Luego, Enrik le explicó a la chica, Yiran, por qué habían llegado hasta allí. Denix tenía razón al llamarlo confianzudo, y así fue como entablaron amistad. Ese día salieron juntos, y aunque Enrik invitó a Denix, este se negó, argumentando cansancio. Enrik compartió con Yiran la situación en la que se encontraba su amigo.
—Esto solo lo había escuchado de mi abuela —comentó Yiran—, lástima que ya no está para preguntarle —lamentó.
—Pero ¿tú no puedes hacer algo? —preguntó con impaciencia— Yiran, no quiero perderlo; En serio, él es mi única familia —suplicó.
—Mi abuela era la única que sabía de todo esto —contó—, pero fue asesinada hace dos años al predecir un futuro que no fue de agrado para el que lo pidió —explicó con resentimiento.
—Lo siento, no quería reabrir tu herida —se disculpó Enrik con culpa.
—No, está bien, ella siempre supo su final —restó importancia—, pero debe haber algo en sus libros; Déjame revisarlos y te pasas en la noche con tu amigo —sugirió.
Se despidieron mientras anochecía. Enrik, más feliz de encontrar una solución, corrió a contarle a Denix, pero este no estaba en la habitación. Al principio, no se asustó, pero al recordar la puerta abierta, las alarmas en su cabeza sonaron. Rebuscó en la habitación sin encontrar rastros, pero notó algo: un olor sutil a uva impregnaba el lugar. Recordó que Denix le había mencionado que ese era el aroma de sus feromonas, ya que él no podía percibirlas.Concluyó que las feromonas eran tan fuertes que incluso él las notaba.
Sin más, salió corriendo de la habitación, creando escenarios desastrosos con el Omega como único protagonista. Preguntó a todos en la calle si habían visto al Omega de cabellera blanca, pero nadie le dio una respuesta positiva. Frustrado, Enrik se pasó las manos por la cabeza y luego se jaló el pelo con desesperación, al borde de las lágrimas, preguntándose dónde podría haberse metido Denix.
¿Y si Denix se fue sin él?
No, no, Denix no sería capaz ¿O si?
¿Qué tal si algo le pasó?
¿Y si se desmayó y alguien con malas intenciones lo encontró?
Enrik estaba cayendo en la locura en ese momento, con tantas preguntas sin respuestas. Rendido, ya no preguntaba, solo caminaba a la deriva, hasta que lo divisó a lo lejos.
—¡Denix! —grito aliviado y rebosante de alegría.
Corrió hasta llegar al Omega que se encontraba agachado sosteniendo algo entre sus manos.
—Denix me tenías preocupado, no te encontraba por ningún lado —musito aliviado por encontrar al Omega.
Se acerco más hasta llegar a él.
—Niix, me sacaste un susto bárbaro pensé que me… ¡Oh! ¡¿Que tienes en la cabeza?! —grito sorprendido.
El grito de Enrik provocó que Denix soltara un chillido, llevándose las manos a la cabeza y, como consecuencia, soltara lo que tenía apresado entre ellas: resultó ser un conejo
Enrik esta en shock observando fijamente la cabeza de Denix.
—Tu-tu Denix, tie-tienes orejas sobresaliendo de tu cabeza —susurro ido.
Sin embargo, Denix no le hizo caso; en cambio, se levantó y corrió en dirección donde el conejo había desaparecido.
—¡Denix espera! ¡¿No sientes lo que tienes en la cabeza?! ¡Denix!
A Enrik no le quedó otra opción que perseguir a Denix, gritándole que se detuviera y revisara su cabeza. Sin embargo, Denix estaba entretenido persiguiendo un conejo color café y no se detuvo hasta que lo tuvo nuevamente entre sus manos. Solo entonces se sentó en el suelo, con la respiración agitada, acomodando al pequeño animal en sus piernas. Enrik llegó jadeante hasta donde estaba el Omega y se dejó caer exhausto.
—De-Denix —llamo sin aire— ¿Porqué siempre tengo que perseguirte? —pregunto quejándose.
Enrik recordó lo de las orejas de Denix y se incorporó para comprobar que lo que había visto no era una alucinación. En efecto, el Omega tenía unas orejitas blancas que sobresalían de su cabello del mismo color.
—Impresiónate —murmuro fascinado— Nix, ¿Cómo hiciste para… ¡Oh! ¡Tus ojos!
Quedó aún más sorprendido por el cambio de sus ojos; ya no eran esmeraldas, ahora eran de un azul eléctrico. Enrik trató de llamar la atención de Denix varias veces, pero este estaba completamente entretenido con el conejo en sus manos.
—Alfa —fue lo primero que dijo Denix, interrumpiendo los llamados de Enrik. Lo expresó con una voz tierna, y Enrik pensó que podría haber alucinado, pero sus dudas se disiparon al detallar el rostro del Omega. Este lucía una tierna mueca de orgullo y una sonrisa con dientes puntiagudos, sus ojos eran más grandes y brillaban con un resplandor hipnótico.
—¿Pa-para mi? —pregunto idiotizado estirando sus manos.
Pero estás solo recibieron un fuerte golpe y un gruñido agudo de parte del omega.
—¡Auch! ¡Eso dolió!
Denix le seguía gruñendo mientras abrazaba al animalito en su pecho. Su mirada tierna había cambiado por una agresiva; sus orejas estaban hacia atrás, casi pegadas a su cabeza, y sus dientes puntiagudos eran una clara advertencia.
Eso sorprendió a Enrik, ya que no entendía qué pasaba. Todo era tan confuso para él, y el comportamiento que mostraba Denix era como si fuera otro, prácticamente lo era. Denix no se había comportado así durante los dos años que habían convivido juntos.
—Ya, ya, es tuyo ya entendí —hablo con voz suave—. Pero tenemos que irnos Nix, está oscureciendo y no es seguro estar afuera tan tarde —explico pacientemente.
Enrik se acercó al Omega que se encontraba más relajado.
—Vamos Nix tenemos que ir donde la amiga que te mencioné —explico tendiéndole un mano para que él Omega la tomara.
Pero el Omega vio eso como una amenaza, así que actuó por instinto y mordió la mano extendida.
—¡Aaaaahh!
—¡Alfa!
—Si, si ya-ya entendí —murmuro mientras sacudía su mano mordida.
Enrik no sabía qué había hecho en su vida pasada para merecer tal trato, solo que era suficiente para lo mal que la estaba pasando en este momento. Ahora se presentaba otro problema para Enrik: el Omega no quería seguirlo. A pesar de sus explicaciones sobre la necesidad de irse, Denix no entendía, solo repetía la palabra “Alfa” mientras observaba el camino que llevaba al bosque.
—Mañana iremos ¿Si? —sugirió con sigilo—. Ahora, es muy noche, y en el bosque no hay nadie a esta hora —explico.
Denix parecía entender, ya que no se resistió a seguirlo, aunque de una vez en cuando volvió la mirada hacia el bosque.
Tendría que llegar rápido donde Yiran y viera la situación en la que se encontraba el Omega.
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ωιʅ𝚍 𝙳єѕтιиу ♡•°
Romance"𐐛օ 𝚙𝖊օ𝔯 𝒹𝖊 𝗎𝖓ɑ 𝘵𝔯ɑⅈcⅈօ𝖓 𝖊𝓼 𝒒𝗎𝖊 𝖓𝗎𝖓cɑ vⅈ𝖊𝖓𝖊 𝒹𝖊 𝗎𝖓 𝖊𝖓𝖊mⅈ𝓰օ" Denix fue testigo de ello, cuando su propia familia traicionó el amor y el respeto que él poseía por ellos... Sus verdugos, su padre y hermano mellizo. Su padr...