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E̲s̲t̲e̲ c̲a̲p̲i̲t̲u̲l̲o̲ c̲o̲n̲t̲i̲n̲e̲ t̲e̲m̲a̲s̲ d̲e̲l̲i̲c̲a̲d̲o̲s̲ y̲ m̲e̲n̲c̲i̲ó̲n̲ d̲e̲ m̲a̲l̲t̲r̲a̲t̲o̲, l̲e̲e̲r̲ b̲a̲j̲o̲.s̲u̲ r̲e̲s̲p̲o̲n̲s̲a̲b̲i̲l̲i̲d̲a̲d̲... ⚠️⚠️⚠️

—Mi… mi Omega está aquí

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Mi… mi Omega está aquí.

Y ahí lo comprendieron todo.

Entendieron la gravedad de lo que eso significaba; no había vuelta atrás. Los agentes lo sabían. Sabían que las cosas a partir de ahora no iban a ser como estaban planeadas. Nunca habían visto a su comandante en ese estado. Habían estado juntos los cuatro desde que eran unos novatos, y jamás lo habían visto desobedecer a los superiores. Intentaron hacerlo entrar en razón, pero por más que le gritaban, no reaccionaba. Podían escuchar su respiración pesada y sentir su malestar. Las cosas no iban bien.

A-alfa.

El alfa jadeó, liberando todo el aire que inconscientemente había estado reteniendo, su cuerpo reaccionando ante aquella dulce voz que, aunque temblorosa, logró silenciar las voces que le exigían a gritos destruir aquel maldito lugar. En ese momento, se encontró perdido, sin saber cómo enfrentarse al dueño de esa hermosa voz. No se sentía capaz de contenerse; ya podía sentir cómo sus ojos picaban y el escaso autocontrol que había reunido pendía de un hilo.

Alfa —la voz, antes temblorosa, sonó firme y suave esta vez, colocándolo de repente en un estado de nerviosismo. Como si su Omega supiera sus pensamientos y sentimientos, dejó salir sus suaves y dulces feromonas, tranquilizándolo rápidamente.

—¡Comandante, ¿está bien?! —la voz de Calix y Roger se escuchó a través del auricular, sacándolo de la bruma en la que había caído gracias a tan delicioso olor.

—respondió simplemente, con la voz tres tonos más ronca.

Con el valor que antes había perdido, se decidió a enfrentar a su Omega. Avanzó hasta la celda con la vista fija en el suelo y extrajo la tarjeta de su bolsillo con manos temblorosas, deseando que funcionara para abrir esa maldita puerta de metal. La colocó en el lector y este emitió un sonido que indicaba su pase. Ahora solo faltaba abrir la puerta y sacar a su luna de allí.

¡¿Comandante, qué está haciendo?! No puede entrar ahí, ¡podría ser peligroso! ¡Comandante!

Ellos, más que nadie, sabían lo peligrosa que era la especie Aqua cuando se sentía amenazada. Y aunque sabían que se trataba del omega de su comandante, desconocían cómo reaccionaría este al tenerlo cerca.

A pesar de las advertencias de sus agentes, él no escuchó y se armó de valor para deslizar la puerta y adentrarse en la habitación. El sonido de las cadenas arrastrándose le estremeció, avivando su furia contenida una vez más, pero esta vez la reprimió de inmediato. Lo último que quería era asustar a su Omega.

ωιʅ𝚍 𝙳єѕтιиу ♡•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora