𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝐎𝐜𝐡𝐨

1.5K 165 27
                                    

—¿Este es el tan temible bosque? —pregunto con ironía Denix.

—Cierto no es aterrador como lo pintan —opino Enrik.

Hace un rato, se aventuraron en el temido Bosque Encantado, también conocido como el Bosque Oscuro, aunque este nombre no le hacía justicia; más bien, era un lugar hermoso. Desde el momento en que ingresaron, experimentaron una sensación de paz y relajación que envolvía sus cuerpos. El ambiente resultaba mágico, con el suave sonido de pequeños animales que rondaban por el lugar.

—Wow, nunca había visto un bosque tan hermoso como este —comento Enrik, ido en observar sus alrededores.

Caminaban a pie; Denix sostenía la correa de Bruno, quien lo seguía de cerca. Bruno sacudía ocasionalmente sus orejas, bufando molesto por las mariposas que le hacían cosquillas.

—¿Qué planeas hacer cuando encuentres al alfa? —preguntó Enrik.

—Mhm, no estoy seguro, supongo que le pediré ayuda para reparar a mi lobo —contestó Denix encogiendo los hombros, restándole importancia.

—No creo que sea tan sencillo —cuestionó Enrik—. Cuando encuentras a tu destinado, no hay vuelta atrás; es una conexión y atracción instantánea. Es tan intensa que no puedes simplemente ignorarla —explicó, con un tono soñador y melancólico.

—Yo no necesito eso —respondió Denix—. Solo quiero que mi lobo Omega deje de darme tantos problemas.

Siente un leve gruñido surgir desde lo más profundo de su ser, proveniente de su lobo, que curiosamente estaba en calma desde que supo que se dirigían al bosque. Ya no buscaba librar una batalla por el control; en cambio, lo percibía emocionado y ansioso, transmitiéndole el mismo sentimiento aunque no entendiera la razón de su euforia.

—¡Por allí! —gritaron repentinamente.

—¡Aaah! ¡¿Qué fue eso?! —gritó Denix, dándole un susto de muerte a Enrik.

—¿El qué?

—¡¿No escuchaste?!

—No. ¿Y por qué me gritas si te oigo perfectamente? —preguntó Enrik, confundido por el actuar del Omega.

—E-esa voz, Rik… ¿No la escuchaste? —preguntó—. Dijeron: ¡Por ahí! —y repitió la voz aguda.

—No, no oí nada de eso —comentó—. ¿Qué pasa, Nix? —preguntó acercándose al Omega y colocando su mano sobre su frente para comprobar su temperatura, que estaba normal—. Tus ojos cambian de color constantemente —susurró fascinado.

—Creo que fue mi lobo —balbuceó—. Había escuchado de mis hermanos que esto pasaba, pero como a mí nunca me ocurrió, no pregunté —explicó.

—Impresionante. ¿Y qué más dices? —preguntó Enrik, curioso.
—Mhm, déjame concentrarme.

Cerró los ojos y se concentró en buscar la conexión con su lobo, pero le resultó difícil porque no sabía cómo hacerlo. Intentó una y otra vez, pero se frustró al no lograr nada.

—No pude, él aparece cuando se le da la gana —molesto, siguió su camino, pero notó algo—. Rik, ¿y Bruno?

Tras su pregunta, Enrik volteó hacia donde se suponía que estaba el caballo, pero no encontró nada siguiéndolos. Esto los asustó y los llevó a reaccionar buscándolo por los alrededores como locos, llamándolo por su nombre, pero no obtuvo respuesta; El caballo había desaparecido.

—¡Pero si iba con nosotros!

—¿Qué hacemos? Yo sin Bruno no me muevo a ninguna parte —murmuro Denix.

ωιʅ𝚍 𝙳єѕтιиу ♡•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora