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—Jo-der
Aker dejó escapar un suspiro entrecortado al sentir las embriagadoras feromonas de su Omega. La mezcla de uva y caramelo lo envolvía en una nebulosa excitante mientras el atrevido Omega marcaba su cuello con besos húmedos, dejando marcas rojizas que pronto se tornarian moradas.
—A-Aquí no —Aker susurró roncamente, no para detener a su Omega, sino porque la oscuridad y la libertad del aire libre no eran el escenario ideal. No lo decía por él, sino por su Omega, quien merecía la privacidad y comodidad máximas. Con su Omega travieso en brazos, lo llevó con deseo hasta una cabaña en el jardín secreto. A pesar de la incómoda erección, Aker disfrutaba de los besos apasionados de Denix por su rostro y boca, respuestas ciegas a cada caricia.
Al llegar a la cabaña, abrió la puerta y entró cerrándola de golpe. Luego, presionó el pequeño cuerpo en sus brazos contra la puerta, arrancándole un gemido sorprendido a Denix. Sin darle tiempo para hablar, un beso feroz se abrió paso, dejando a Denix aturdido; Aker exploraba con pasión los labios rechonchos, jalándolos y mordiéndolos a su antojo. Denix seguía torpemente el beso, sin conocer el ritmo hambriento del Alfa, jadeando por aire cuando un pequeño espacio se abría entre sus labios. Sentía las manos del Alfa viajar por su cuerpo, tocándolo a su antojo, excitándolo aún más cuando ejercía presión en su trasero con esas manos toscas y a la vez suaves.
—¡Mgh!-Aker r ~
Aker los apartó de la puerta, conduciéndolos por un pasillo hasta abrir la puerta de lo que parecía ser la habitación principal de la cabaña. Con delicadeza, depositó al Omega en el centro de la espaciosa cama. Aker se incorporó, clavando una mirada hambrienta en el pequeño cuerpo tembloroso que respiraba agitadamente. Deleitándose con las mejillas sonrojadas y la boquita hinchada y rojiza por los besos fogosos que habían compartido.
—Si pudieras verte como yo te veo, te obsesionarías contigo mismo, Nene —murmuró roncamente—. Estás dejándome completamente obsesionado, Denix, y eso me encanta.
De repente, Denix se volvió timido ante las palabras de su Alfa. Abochornado, le dio la espalda, enterrando la cara en la almohada que encontró. Aker, al ver su reacción, soltó una risilla divertida por el ataque de ternura que le causó. Primero, estaba tan osado besando aquí y allá, y ahora, con unas palabras que eran pura verdad, se avergonzaba. La dualidad de su Omega enterneció tanto a él como a su lobo.
—Tan lindo, mi Omegita —susurró, subiéndose a la cama y colocándose con cuidado sobre el Omega, sin ejercer presión sobre el cuerpo que se encogía como queriendo desaparecer. Aker se inclinó, iniciando una lluvia de besos desde la espalda baja de Denix hasta llegar a su cuello, que ahora exhibía un suave carmesí. Sentía a Denix temblar ante su tacto, y los gemidos que intentaba ahogar en la almohada resonaban en la habitación.
—¿Sientes el efecto que tengo solo con tus besos? —preguntó en un susurro seductor, mientras frotaba su imponente erección en el trasero respingón de Denix.
—Mhm, Alfa ~ —gemía Denix al sentir la dureza restregarse en su trasero. El Alfa lo acariciaba descaradamente, dando suaves embestidas que los llevaban al borde de la locura.
Aker dio la vuelta sorpresivamente, no esperó mucho antes de estampar nuevamente sus bocas en un beso fogoso, lleno de deseo.
—Saca la leguita —ordeno.
Denix, confundido, obedeció y sacó su lengua rosadita. Entendió al instante lo que su Alfa buscaba cuando sintió cómo éste chupaba sensualmente ese músculo resbaladizo. Aker lo besaba y lo jalaba, alternando con sus labios, creando chasquidos húmedos que llenaron la habitación.
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ωιʅ𝚍 𝙳єѕтιиу ♡•°
Romansa"𐐛օ 𝚙𝖊օ𝔯 𝒹𝖊 𝗎𝖓ɑ 𝘵𝔯ɑⅈcⅈօ𝖓 𝖊𝓼 𝒒𝗎𝖊 𝖓𝗎𝖓cɑ vⅈ𝖊𝖓𝖊 𝒹𝖊 𝗎𝖓 𝖊𝖓𝖊mⅈ𝓰օ" Denix fue testigo de ello, cuando su propia familia traicionó el amor y el respeto que él poseía por ellos... Sus verdugos, su padre y hermano mellizo. Su padr...