𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚅𝚎𝚒𝚗𝚝𝚎

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—¿Segura que aquí es? -susurró Betsy.

—Sí, ya cállate, pronto vendrán a atendernos.

Betsy observaba con asombro los adornos de lujo que había en la sala; todo era realmente sofisticado y caro en ese lugar, lo cual daba miedo solo observar de más cualquier cosa.

Habían llegado a Ekaia un mes después de la muerte de Lilac, y al llegar solo preguntaron por la familia Wood, y al ser muy reconocida dieron con ella de inmediato.

—Iris, ya me quiero ir.

—Bet, solo espera un momento. Hay que averiguar si es verdad lo que mamá nos dijo —comentó entre susurros.

—¿Ahora crees que tía mentía? —atacó Betsy acusadoramente.

—¡No! No seas tonta, le creo a mamá, pero quién sabe qué trama esta gente. No hay que confiarnos en lo que digan. Solo hay...

—¡Bienvenidas, señoritas! ¿En qué puedo ayudarlas? —un hombre algo regordete las interrumpió con su presencia en esa sala tan extravagante.

—Gracias, señor Wood. Es un placer conocerle —saludó Osiris amablemente.

—¡El placer es mío al presenciar a tan hermosas damas! Díganme, ¿en qué puedo ayudarlas?

La mirada que ese hombre les lanzaba solo causaba mala espina en ellas, su mirada las recorría con lujuria y perversidad, logrando ponerlas incómodas.

—No sé si aún recuerda, usted hace dos años mandó a llamar a mi madre, Lilac.

—¡Oh, sí! Pero recibí la mala noticia de que ella estaba muy enferma, y ahora, ¿cómo está la señora Lilac?

Con solo hacer mención de Lilac, los ojos del viejo brillaron en expectación.

—Mm, ella... mamá murió hace apenas un mes, señor Wood, y nos dejó encomendada su tarea ya que ella no podría cumplirla. Así que estaremos a sus servicios.

El semblante del viejo cambió en decepción, pero eso cambió al escuchar que tendría a tan hermosas damas a su completa disposición.

—Lo siento mucho por su madre, niñas. Ella era una excelente persona, pero no se preocupen, aquí encontraron a alguien que las ayudará y no las dejará a su completa suerte.

Y su hora de actuar había empezado.

—¡Gracias, señor Wood! —exclamaron las dos y se lanzaron a abrazar al viejo asqueroso que contento las abrazó también, tomándose el atrevimiento de posar sus asquerosas manos en la cintura de cada una.

—No me llamen señor, me hacen sentir viejo —comentó entre risas horribles—. Mi nombre es Draco Wood.



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—Bet ¿dónde meterá el mapa ese viejo?

—Mm, ¿en sus calzoncillos?

—¡Por supuesto! ¿Cómo no lo pensé? Ahora, tú meterás las manos en sus calzoncillos y lo sacarás.

—¡Ay, no, guácala!

El viejo las tenía prácticamente como reinas; les dio un lujoso cuarto que decidieron compartir, deliciosa comida y ropas hermosas.

Por lo que lograron escuchar el viejo mando a explorar esas tierras pero todo se torció al poner un pie dentro de ellas, sus hombres fueron aniquilados por un ente que habitaba en ese mismo bosque. Y por eso, el viejo Draco buscaba de su ayuda para sumergirse en el bosque.

ωιʅ𝚍 𝙳єѕтιиу ♡•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora