𝐈𝐗

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2010, Australia.

Las semanas iban pasando, Lizzie asistía a ensayos al menos dos veces por semana para preparase para el musical, Chris había recibido un llamado confirmándole que pasó el proceso de postulación y ahora vendría la siguiente etapa; las audiciones, las cuales se llevarían a cabo en Noviembre.

Ambos se sentían ansiosos por esto, pero evitaban el tema de lo que sucedería si el chico tuviera que irse, no querían pensar en que tendrían que separarse.

Los días se hicieron semanas y las semanas se transformaron en meses hasta que llegó el día tan esperado.

Habían pasado dos semanas exactas cuando a la casa Bahng llegó una carta, pero no cualquier carta, era LA carta. Aquella que definiría el futuro del hijo mayor de la familia.

El chico no supo de esto hasta que volvió a su casa luego de las clases, venía sumamente relajado y feliz, pues había pasado un día excelente junto a sus amigos y la chica que le gusta, sumándole que solo le quedaba una semana para terminar el ciclo escolar.

El día no podía ir mejor.

Apenas ingresó a su hogar sus padres lo estaban esperando en el salón principal, intentando ocultar su emoción, tu padre estaba con las manos en la espalda escondiendo la carta de la vista de su hijo.

—Hola, ¿qué sucede? —Preguntó algo confuso, pues creía no haber hecho nada que ameritara tener a sus padres reunidos en el salón esperándolo.

A menos que...

— ¿Ya llegó?

Solo hizo falta esa pregunta para que sus padres pudieran sonreír ampliamente, su padre le extendió la carta, ambos instándole a que la abriera para conocer el contenido. Él no perdió el tiempo y prácticamente destrozó el sobre, teniendo cuidado de no dañar el contenido.

Estaba ansioso.

Luego de leer con detenimiento, su vista quedó clavada en una sola palabra, no podía creerlo.

—Pasé la audición... —susurró sin aliento, impactado ante los acontecimientos.

Su padre no dudó en abrazarlo con todas sus fuerzas, su madre estaba llorando de la felicidad, estaban orgullosos de su hijo. Chris corresponde al abrazo de su padre soltando lágrimas de sus ojos.

Ninguno cabía de la emoción que estaban sintiendo.

Lo había conseguido, había pasado todas las etapas y finalmente comenzaría el proceso para cumplir su sueño.

Quería gritarlo, quería que todo el mundo lo supiera. En cuanto sus padres lo soltaron corrió al teléfono para llamar a Lizzie y contárselo.

Oh Dios, Lizzie.

En ese momento un balde de agua fría cayó sobre su cabeza, tendría que irse.

¿Cómo se lo diría?

❖ ◦ ❁ ◦ ❖

Último día de clases, Chris había estado esquivando la conversación como podía, era bastante difícil pues Lizzie todos los días llegaba preguntando si ya había recibido respuesta.

Ella no era boba, desde hace unos días él se veía más nervioso cuando le preguntaba, algo había pasado y no le quería decir. No sabía cómo hacer para que el soltara lo que tenía en mente.

Hasta que ese día simplemente se cansó de esperar a que él le contara.

—Chris, necesito que me escuches —. Tomó la mano de él entre las suyas antes de continuar, el chico comenzó a sentirse ansioso, el ambiente se tornó serio de repente, ya sabía lo que iba a suceder.

𝑩𝑼𝑮𝑨𝑴𝑩𝑰𝑳𝑰𝑨 || 𝗕𝗮𝗻𝗴 𝗖𝗵𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora