𝐗𝐗𝐕𝐈

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2021, Australia.

—Y es por eso, estimados, que mi cliente no tiene la culpa, solo mírela —. Señala el abogado defensor. —Ella es solo una chica.

— ¿Algo más que agregar abogado Irwin?

—No, su señoría.

— ¿El jurado ya tiene su veredicto?

—Así es, su señoría —. Se levanta el representante del jurado, Luke Hemmings. —Encontramos a la acusada...

— ¡YO ME OPONGO!

Todos en el salón se voltearon a ver quién había osado ingresar de forma tan abrupta al juicio sin ningún tipo de vergüenza. Los sonidos de sorpresa no se hicieron esperar cuando se dieron cuenta de que la persona que estaba en la puerta era la misma que estaba sentada en el puesto del demandante.

Y esa persona no era nadie más ni nadie menos que el mismísimo Christopher Bahng.

—Juez Clifford, su señoría, esta persona es un impostor —. Declara el australiano.

— ¡Orden en la corte! —Pide el juez. — ¿Tiene alguna prueba de lo que está afirmando?

—Señoría, como puede ver, yo soy solo uno y ahora somos dos —. Señala lo obvio. —Y yo soy yo, así que él es un impostor.

—No le veo fallas a su lógica —. Concuerda el juez Clifford. — ¿Algo que quiera decir para defender a su cliente, señor Hood?

—Su señoría, yo no siquiera sé cómo llegué acá, hace un momento estaba ganando el mundial de futbol y ahora estoy acá defendiendo a mi cliente —. Declara mientras arregla su traje.

— ¿Qué mierda está sucediendo acá? —Susurra Lizzie, quién no entendía nada.

— ¿Su señoría puedo seguir con el veredicto? —Pregunta Luke.

—Prosiga.

—Encontramos a la acusada, culpable de no contarle a sus amigos que volvió con su ex.

—La acusada queda sentenciada a otros 10 años de ser tecladista de la peor banda que ha visto la industria musical, sin derecho a reclamos y tendrá que lavar los calcetines sucios del juez mientras estén de gira —. Sentencia el Juez Clifford.

— ¡¿QUÉ MIERDA?! —Grita la chica, levantándose de su asiento. — ¿Por qué tendría que lavas tus calcetines?

—Una condena justa para una criminal como tú —. Responde el juez. —Ahora, llévensela de aquí.

Mientras los policías intentaban llevarla a la vez que ella probaba zafarse de diversas formas sin ningún resultado.

— ¡No te preocupes, cariño! —Grita Chris. — ¡Te estaré esperando junto a los niños cuando salga!

— ¡¿Qué niños?!

— ¡Lizzie, te vamos a extrañar! —De la nada, aparece Felix a un costado de Chris, haciendo que la castaña quede más confundida.

De la nada ve como el juez, el hombre del jurado y los abogados estaban tocando una canción con sus respectivos instrumentos mientras el público del juicio coreaba está misma, las paredes caían mostrando a muchas personas que los estaban viendo, de repente estaban dentro de un estadio en un escenario. Ya no tenía a los policías encima y estaba de pie frente a su teclado.

¿Qué mierda es esto?

—Vamos Lizzie, estás llegando tarde a la grabación.

— ¿Qué?

Y entonces, despertó.

Tenía su celular debajo de su almohada y este no dejaba de sonar, hace nada había cambiado su tono de llamada a su más reciente canción "2011" y ahora se estaba arrepintiendo. Perezosamente contestó la llamada, aún con los ojos cerrados sin ver quien era, ni que no era una simple llamada, era una videollamada.

𝑩𝑼𝑮𝑨𝑴𝑩𝑰𝑳𝑰𝑨 || 𝗕𝗮𝗻𝗴 𝗖𝗵𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora