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Capítulo 8: La primera cita en el hotel
Entré al auto que me esperaba en frente, no era lujoso, pero se mantenía bastante conservado, él estaba afuera esperándome con una sonrisa de esas encantadoras que lo hacían ver ridículamente atractivo y seductor, sus ojos viéndome de arriba a abajo poniéndome ligeramente nerviosa, lo peor es que él sabía como seducir sin decir nada. Llevaba una camisa a botones color gris de mangas largas y unos jeans oscuros con unos zapatos lustrosos, definitivamente el sabía como verse elegante y aumentarme la curiosidad de ver como se vería sin la camisa que cubría sus tatuajes.
Esto iba a ser más difícil de lo que creí, ¿o más fácil? Porque algo que no contaba en mi plan era que el padre de mi bebé me atrajera un poco, esto era un extra inesperado.
—Abre para meter mi maleta. —dije deteniéndome a unos pasos de él evitando su mirada de ojos avellanas brillosos.
—A sus órdenes, mi reina —dijo Dionisio quitándome la maleta para subirla al maletero con una sola mano demostrándome su fuerza.
Me forcé a quitar la mirada de él y de la manera en la que la camisa se acoplaba a sus músculos, debía de estar mal que empezara a desearlo como lo estaba haciendo.
Sentía que por primera vez, estaba traicionando a Tiara mirando a alguien de esta manera, porque es decir, una cosa era hacer un plan disparatado donde estaríamos juntos, pero otra cosa era verlo... y desearlo como lo hacía con ella.
Él me abrió la puerta del copiloto y yo me subí, él cerró dando la vuelta par montarse en el sitio de conductor, que fuera caballeroso le daba cierto encanto, lo admitía.
Ya basta de pensar en él de esta manera.
—Espero que ese camino feliz esté bien depilado para mí. —comentó de la nada.
Lo miré y entrecerré los ojos.
—Oh vaya, que bienvenida —dije ligeramente ofendida—, tu intento de broma no me parece graciosa.
Él me miró sin borrar esa sonrisa que empezaba a parecerme irritante.
—Te has sonrojado. —observó.
Me limité a mirar al frente.
—Es por el frio.
Sentí como sus ojos bajaron al sostén de lencería que no cubría mucho mis pezones endurecidos que se traspasaban en el vestido.
—Ya veo. —comentó.
Me cubrí con mis brazos molesta.
—Pervertido.
Él soltó una ligera carcajada y arrancó el auto.
—Uhm, no puedes llamarme pervertido si en la primera cita me pediste follar —dijo—, ahora desde ese instante te he imaginado desnuda viendo como tu rostro iguala el rojo de tu cabello y me hace preguntarme si todo el vello de tu piel tiene esa tonalidad rojiza.
¿De verdad había dicho?
Me quedé sin aire, sintiendo de repente mucho calor y crucé las piernas.
—Oye, ¿te gusta incomodarme?
—Me gusta excitarte —replicó—, ver como te cruzas de piernas porque el medio de tus piernas palpita por mi causa.
Separé las piernas al darme cuenta de que en efecto; las había cruzado sin ni siquiera darme cuenta y precisamente porque el medio de mis piernas había empezado a palpitar.
—Basta, o terminaré bajándome del auto. —lo amenacé.
Se rió, todo para él parecía ser una broma.
—Vale, lo siento —dijo—, es una calentura previa, me gusta como se te ve ese vestido.
—No quiero calentura previa —repliqué—, ni que finjas que realmente te atraigo.
—No finjo —dijo—, te ves deslumbrante esta noche y ese perfume me asegura que te daré sin piedad toda la noche.
Me removí en mi asiento sin poder creer que pudiera ser tan directo para decir cosas de sexo, ni mucho menos creía que de verdad esto me gustara.
No.
No me podía gustar.
Giré los ojos.
—Mucho blah, blah, blah, de seguro no aguantas más de una vez. —dije.
Me miró de reojo y estiró sus labios en una sonrisa.
—¿Me estás retando?
Esa pregunta fue capaz de calentarme más el cuerpo y estremecerme, tragué pesadamente saliva.
—¡Ay Dios! ya deja de coquetearme —dije—, esto son negocios.
—Vale —se rió un poco—, no más coqueteo hasta que te tenga en cuatro en la cama.
Llevé una mano a mi cabeza, definitivamente este hombre gozaba diciéndome estas cosas y disfrutaba de mi incomodidad.
—¿Es aquí? —pregunté al ver que entrábamos al estacionamiento de un hotel que parecía tener el estilo de un castillo de Aladín con luces amarilla en forma de gotas afuera.
—Sí. —dijo orgulloso al ver que realmente me había impresionado.
—Oh. —murmuré.
—¿Qué te parece? —preguntó cuando estacionó el auto y lo apagó.
—Es bastante, elegante. —comenté.
Nos bajamos y él sacó mi maleta junto con la suya, lo seguí hasta dentro del hotel. Apenas llegamos Dionisio nos registró y el botones llevó nuestras maletas a la habitación.
No podía creer que de verdad fuera a hacer esto, mis manos estaban heladas de los nervios.
Fuimos al ascensor, a medida que nos acercábamos más nerviosa me sentía, no podía ni hablar, apenas salimos al pasillo, Dionisio se acercó a mí y me cargó inesperadamente en sus brazos como si fuéramos unos recién casados.
—¡Ah! —dije ahogando un grito mientras me aguantaba de su cuello evitando caerme— ¿oye que se supone que haces?
—A partir de este momento comienza nuestro fin de semana apasionado —dijo caminando conmigo en brazos—, así que flotarás a un viaje fuera de la realidad apenas crucemos esta puerta.
—¿Flotarás?
Abrió la puerta de nuestra habitación y la impulsó con una patada, me miró con una sonrisa y dijo:
—Flotarás.
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Flotaras 7w7 jajajajaj ahora es que se viene lo buenooooo *-* recuerda votar y comentar si deseas más capítulos :D
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Amor por 4 meses (Completa)
RomantikMildred tiene un problema. Necesita dinero, y es heredera de una gran fortuna que solo podrá cobrar cuando tenga un hijo, sin embargo es difícil para ella porque sus gustos son pues... No le gustan los hombres. Sin embargo arregla una cita a ciegas...