Capítulo 26: Mi prima Angélica
Mildred Halt
Noté una leve sonrisa burlona en sus labios cuando se alejó de mí abriendo la puerta y se bajó del auto cerrándola a sus espaldas, dejándome anonadada. De seguro él disfrutaba de mi mirada ingenua y mi rostro confuso, me sentí estúpida y como si todo de mí fuera una enorme contradicción porque primero yo le decía que nada pasaría entre nosotros, pero, apenas Dionisio se me acercaba y ya quería que me besara, mi corazón latía desenfrenado, la respiración se me descontrolaba y el medio de mis piernas palpitaba sin control necesitando atención.
¿Qué pasaba conmigo? Este hombre tan solo lo conocía desde hacía una semana atrás y ya parecía haberse colado entre mis huesos, sentía que no habían sido tan pocos días; sentía que había sido una eternidad desde que él estaba en mi vida creándome todas estas clases de confusiones en mi cabeza.
Me abrió la puerta y extendió una mano hacia mí para ayudarme a bajar, pero yo me bajé ignorándolo deliberadamente para empezar a caminar hacia la entrada de la casa con mi maleta, lo escuché reírse entre dientes y cerrando la puerta me siguió.
Apenas toqué dos veces la puerta de madera, la puerta se abrió y la mujer de cabello pelirrojo y ojos tan oscuros como la noche salió, yo era la viva imagen de mi madre solo que yo tenía los ojos de mi padre; azules.
—¡Mi niña! —expresó mi madre con una enorme sonrisa, le correspondí sonriendo y abriendo mis brazos hacia ella para abrazarla, hacía mucho que no la veía.
Cuando nos separamos ella miró a Dionisio sin nada de disimulo de lo impresionada que se encontraba posiblemente al estrellarse con su belleza, mi madre era una persona que no sabía disimular sus emociones.
—Tú debes ser Dionisio. —murmuró mi madre y le abrió los brazos para también abrazarlo con cariño, me dio ternura ver como mi madre parecía tan dulce con él viéndolo como un hijo más.
—Un placer señora Halt —le dijo Dionisio cuando se separaron y entonces, la sonrisa se me borró cuando vi que alguien se asomó detrás de mi madre.
Su cabello en rulos completamente rubio, con esa mirada minuciosa de arpía llevaba un corto vestido azul que se acoplaba a su pequeña cintura y resaltaba su busto. Su sonrisa se amplió mirando a Dionisio de arriba a abajo sin nada de disimulo, sentí que el enojo empezó a subirse por mi cabeza.
—Hola, primita —me sonrió hipócritamente, nosotras no nos llevábamos bien en lo absoluto— ¿A mí nadie me presenta? —continuó Angelica y sentí como si su voz fueran miles de vidrios quebrándose en mis oídos; chillándome.
Mi madre la miró y dijo:
—Ella es mi sobrina Angelica.
—Un placer —dijo ella sacando pecho mientras estiraba la mano; mirando a Dionisio como si quisiera saltarle encima en cualquier momento.
No me gustara que lo mirara así.
No. No me gustaba que lo mirara en lo absoluto.
—Un placer —respondió Dionisio— soy el novio de Mildred.
Soltó sus manos y me sentí orgullosa de que me hubiera dado mi lugar.
—Mi prometido. —agregué con una amplia sonrisa tomando a Dionisio del brazo sintiéndome de repente muuuy posesiva.
—¡Prometido! —repitió mi madre ligeramente sobresaltada llevándose la mano a la boca—, ¿se comprometieron?
Le sonreí y mi madre nos abrazó completamente alegre, en cambio Angelica frunció el ceño mirando mis manos y preguntó:
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Amor por 4 meses (Completa)
RomanceMildred tiene un problema. Necesita dinero, y es heredera de una gran fortuna que solo podrá cobrar cuando tenga un hijo, sin embargo es difícil para ella porque sus gustos son pues... No le gustan los hombres. Sin embargo arregla una cita a ciegas...