Capítulo 51: Sebastian

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Capítulo 51: Sebastian

Poco más de un mes después...

Angélica

Escuché pasos, justo como quería encontrarla. La luz de la cocina se encendió y entonces, los ojos azules de Mildred se cruzaron con los míos, le sonreí, podía ver claramente la duda en su mirada y luego la perplejidad por encontrarme en su casa.

—¿Te escapaste? —soltó.

Me encogí de hombros.

—A veces me sorprenden tus preguntas estúpidas —solté—, ¿crees que me quedaría encerrada para que tu fueras feliz?

Siempre fue la consentida, la que todos admiraban y amaban, la odiaba tanto.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

Me reí entre dientes y me levanté del taburete para pasear un poco.

—Vengo de vez en cuando —admití—, doy una vuelta, veo a Dionisio cada noche ir a la habitación de Sebastian como si esperara que apareciera por arte de magia. Lástima que él no tenga el suficiente dinero para su rescate, sin embargo recordé que... tú sí.

Ella era heredera, por eso se embarazó la muy perra, para cobrarla.

Ella no se lo merecía, no merecía tener un abuelo que le dejara tal barbaridad.

—¿Tu tienes a Sebastian? —preguntó.

—No exactamente —dije—, pero sé donde se puede encontrar.

Desde que empecé a andar con Melisa descubrí otro mundo, el mundo del dinero fácil y de magnates, donde la belleza podía atraerte a los hombres poderosos y con poder, hombres que no andaban en negocios completamente legales. Ella me comentó que Sebastian fue un niño que intentaron vender en México, sin embargo el plan se echó a perder cuando la policía en la frontera estadounidense vio que el niño no tenía papeles, así que huyendo de la policía terminaron en Haití ocultándose por un tiempo pero el niño tenía un defecto, era muy grande como para lo que estaban comprando, así que no servía, cuando cayó en manos del equipo de Melisa donde yo pertenecía, hacía menos de un mes, la policía atacó y asesinó a casi todo nuestro equipo, pocos fueron los que logramos huir de aquella noche, huimos con el niño, otro sujeto que teníamos secuestrado llamado Taylor y dos más del equipo, Andrew y Florian.

Desde ese momento todo pareció ir en picada, Florian quien estaba en la carcel estaba desesperado por dinero además de que parecía tener una fijación por una mujer embarazada que no le correspondía, así que cuando lo ayudamos a huir, él se escapó y no supimos nada más de él. De Andrew tampoco sabía mucho, él era misterioso aparecía y desaparecía cuando le venía en gana. Pero así estábamos ahora, solos, siendo fugitivos de la ley y sin tener dinero.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Mildred, su voz tembló un poco.

Sabía que me temía, desde la última vez pude ver el miedo en su cara.

—Pues estaba pensando ¿y sabes de qué me di cuenta? De que tú también eres heredera, y que tú tienes una gran fortuna.

Era el plan B que le propuse a Melisa para salvarnos el culo, mi prima Mildred.

—Aún no la cobro —susurró con voz ronca.

—Pero lo harás. Y mientras tanto harás lo siguiente si quieres recuperar al hijo de Dionisio —apreté los labios—, vas a pedir un crédito en el banco de 100 mil dólares y empeñarás tu herencia.

Alzó ambas cejas pareciendo sobresaltada.

—No me lo aprobarán. —susurró.

Parecía imposible, pero ese no era mi problema.

Necesitábamos dinero y ella nos lo podía dar.

—Tendrás que hacerlo —repliqué—, de lo contrario, tu lindo esposo no volverá a ver a su hijo Sebastian.

Ella tragó pesadamente saliva, parecía nerviosa mientras yo me paseaba de un lado a otro por su cocina.

—¿Donde lo tienen? —preguntó.

—Está a salvo. —dije— Por ahora.

De repente Mildred hizo lo más estúpido que pudo cruzarse por su cabeza, se acercó a la encimera y tomó un cuchillo del porta cuchillos, girandose hacia mí. Alcé las palmas de mis manos riendome de lo que hacía, me parecía muy gracioso.

—Dame tu telefono. —exigió ella.

Se lo di tranquilamente, mientras ella cambiaba la mirada para marcar a la policia.

Tomé un cuchillo y la ataqué directo a la barriga, sin embargo la detonación de dos tiros cruzando mi pecho me hizo paralizarme, temblé, miré hacia abajo mientras la sangre empezaba a escurrirse de mi absomen y caí al suelo alzando la vista a Dionisio, él tenía el arma en su mano su respiración agitada.

Le sonreí sabiendo que si moría, moriría en manos de la persona que más amé.

Caí al suelo perdiendo la inconciencia cuando lo último que escuché fue que Mildred le dijo a Dionisio:

—Tu hijo, ¡tu hijo está vivo!

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Holaaaaa chicasss! aquí es el punto que quería llegar, mañana subiré los capítulos finales de amor por 4 meses y de tuya y mío, ¿ya ven como todo andaba vinculado? ¿como acabará todo? no te lo pierdas!

Amor por 4 meses (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora