Capítulo 9: Cómplices

2.6K 350 53
                                    


Capítulo 9: Cómplices

Apenas entramos a la habitación cerró la puerta también de una patada y entonces aún conmigo en brazos dio unos pasos hasta depositarme sobre la cama con delicadeza, lo miré con una leve sonrisa y miré alrededor, estaba la tenue luz roja iluminando todo el lugar dándole un aire ligeramente más intimo, alrededor de la cama de sábanas blancas había pétalos rojos perfumados con dulce aroma a cerezas, alcé la vista, había una mesa cercana, estaba decorada con vino en una hielera, velas encendidas que desprendían un olor a dulce vainilla, realmente me di cuenta de que Dionisio se había esforzado en prepararnos la habitación esta noche.

La primera noche que pasaríamos juntos.

—¿Estás bien?, ¿te sientes bien? —preguntó yendo hacia la mesa con tranquilidad, controlado, no parecía ni un poco nervioso, como si hiciera esto todos los días.

Nuevamente tuve que recordarme de que sí, probablemente lo hacía todos los días porque ni siquiera se había interesado en ocultar que amaba a las mujeres y el sexo.

Aclaré mi garganta, cada vez que pensaba eso me daba molestia, pero ya tendría que empezar a superarlo.

—Sí —dije— ¿por qué me sentiría mal?

Él tomó el vino para abrirlo en un ruido seco y entonces sacó dos copas, verlo era hipnotizante, sus músculos se contraían dentro de la camisa, su ceño ligeramente fruncido dándole un aire más intrigante y misterioso.

—Solo es una pregunta —dijo ligeramente más serio—, no tienes que estar a la defensiva conmigo todo el tiempo, soy tu cómplice, Ceresita.

Me quedé por medio segundo procesando lo que me dijo, éramos cómplices, en eso tenía razón. Ambos éramos dos locos que estábamos por hacer una real locura.

Me reí un poco.

—¿De qué te ríes? —preguntó sirviendo las copas de vino espumoso.

—No sé qué me da mas risa —admití— que me hayas dicho que somos cómplices o que me llamaras "Ceresita."

—Somos cómplices —repitió—, ambos tenemos un secreto que compartimos ¿o ya le dijiste a alguien?

—No.

Obviamente, nunca se lo podría decir a alguien.

Él estiró sus labios un poco, los hoyuelos de sus mejillas hundiéndose haciéndolo más condenadamente encantador, sus ojos avellanas me miraron y se acercó con las copas hasta sentarse a un lado de la cama.

—¿Quieres un poco de vino? —preguntó.

—No, el bebé. —dije tocando mi vientre.

Él alzó una ceja.

—Aun no estas embarazada.

Uhg.

Eso era cierto.

—Ah, bueno, entonces sí. —dije sentándome para acomodarme mejor y le acepté la copa, ya sentía que empezaba a relajarme, Dionisio era capaz de hacerme sentir en confianza, solo... que aún tenía algo de nervios, mis manos estaban heladas.

Él alzó su copa hacia mí, su mirada fija en la mía.

—Salud —dijo—, para que esta noche sea memorable.

Me ofreció esa amplia sonrisa que tanto parecía funcionarle y yo la imité cuando chocamos nuestras copas.

Claro que sería una noche memorable.

Amor por 4 meses (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora