Amor por 4 meses (Completa)

Capítulo 52: El día en que lo volví a ver

Capítulo 52: El día en que lo volví a ver

Dionisio Parker

La policía llegó en cuestión de minutos para llevarse a Angélica que estaba mal herida al hospital para que al mejorar la volvieran a encerrar pero esta vez en la cárcel sin posibilidad de salir. Al parecer había asesinado a alguien para salir del psiquiátrico donde estaba internada y andaba fugitiva desde entonces. Cuando la policía la interrogó no quiso decir ni admitir nada, de dónde estaba Sebastian.

Pero parecía que este era un plan frustrado, querían sacarle dinero a Mildred y como no pudieron, ahora parecía que habían huido con Sebastian.

Las búsquedas de su rescate se habían desplegado por toda la ciudad cerrando las fronteras del estado, pero aun no habían indicios de las personas con las que trabajaba Angélica.

No podía dormir solo pensando en que mi hijo estaba tan cerca y a la vez tan lejos de mí.

—Todo estará bien —dijo Mildred tocando mi hombro cuando llegamos a casa, era de día no habíamos dormido nada en la noche, cada hora que pasaba sentía que la esperanza se me reducía, tuvimos que dejar a Emiliana en la casa de mi papá por seguridad.

—Gracias —susurré y la envolví por la cintura cuando me dio un leve beso en la frente.

—Te haré algo de comer ¿quieres pan tostado con unos huevos revueltos? —preguntó.

Abrí la boca para contestar cuando a mi teléfono le entró una notificación. Fruncí el ceño al ver que era un correo electrónico de un correo electrónico coreano, que raro, lo único que identificaba era el nombre "Nube Queen" en el asunto y ella no era de enviarme correos electrónicos.

Me levanté sintiendo que el corazón me latía en mi garganta al leer lo que me había escrito.

"Nube está en problemas, por favor, llámame

-Choi".

Me dejó el link para iniciar una videollamada.

¿Nube? Se suponía que Nube estaba de reposo tras haber dado a luz el ultimo mes, ¿qué le había pasado?

Fruncí el ceño entrando al link, Mildred me miraba atenta, no pasó ni dos segundos cuando ese tal Choi me contactó, era un asiático de rasgos muy marcados, parecía preocupado cuando me vio.

—Hola, soy Choi —dijo—, socio de la empresa de Nube Queen. Me solicitó escribirte desde el correo interno, está en graves problemas, tienen su teléfono intervenido, están pidiendo un rescate por su sobrino Sebastian. En este momento se dirige hacia allá, pidió que llamaran a la policía, dice que el auto donde va tiene un rastreador, pero de igual forma pasó la dirección.

Dejé de respirar, no recordaba por largas horas lo que era estar sin el corazón latiéndome a mil por hora.

—Pásamela —pedí mientras tomaba el teléfono de Mildred y marcaba a la policía.

Seguidamente me la dictó y se la notifiqué a la policía, cuando colgué la llamada, tomé mi chaqueta y corrí hacia el auto, pero me detuve cuando vi a Mildred venir detrás de mí.

—¿A donde vas? —pregunté.

—Voy contigo. —replicó sin dudar.

—No, no puedes ir conmigo —dije—, es peligroso para ti y para el bebé.

Temía que algo le pasara, sin embargo podía ver la decisión en su rostro cuando dijo:

—No voy a dejarte solo.