Capítulo 33: Las energías que nos unen

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#Maratón

Capítulo 33: Las energías que nos unen

Mildred Halt

—¿Estás bien? —preguntó Dionisio cuando salió de mí y se acomodó el pantalón.

—Mejor que nunca —admití.

Sentía que me había quitado un enorme peso de encima, más que eso, era como si la amargura se me hubiera trasformado a pura energía. Sin embargo notaba que Dionisio estaba cansado, de seguro que todos estos días ayudando a mi padre en trabajo fuerte no había sido nada fácil.

—¿Vamos a la habitación? —le pregunté—, luces un poco cansado.

—Sí, nunca pensé que trabajar en casa todo el día agotara tanto —dijo Dionisio—, tu padre es digno de admirar.

Sí, mi padre trabajaba mucho en la casa, además de los huertos que tenían para distribución y madera, su casa era su trabajo.

Cuando salimos de la piscina, él me tomó de la mano mientras el agua escurría por nuestros cuerpos, y yo le sonreí diciendo:

—Gracias.

Él pareció ligeramente confuso.

—¿Por qué?

—Por todo —dije con sinceridad—, esto es más de lo que especificaba el contrato.

Él no me respondió, simplemente me pasó una toalla y nos secamos un poco para entrar a la casa compartiendo ligeras sonrisas secretas. Cuando entramos a la habitación, él se fue a bañar, yo me cambié el traje de baño a una ropa más cómoda; una camisa de pijama que me llegaba un poco más arriba de los muslos color negra y me acosté en la cama, al poco tiempo, él volvió a salir, una toalla envolvía su cintura y se acostó a mi lado con una enorme sonrisa.

—¿Otra vez durmiendo desnudo? —pregunté con algo de gracia.

—No aún —dijo y se quitó la toalla—, ahora sí.

Me obligué a aparta la mirada de su cuerpo y miré su rostro, él mantenía una ligera sonrisa.

—Siempre estás... de buen humor. —pregunté aunque sonó como una afirmación.

—No lo sé, contigo el sexo es diferente —admitió—, me da energía, me gusta... como tus pechos se siente en mi mano —colocó su enorme mano sobre mi pecho descaradamente—, también la manera en la que te llego adentro, es... me encanta.

Sentí mi rostro enrojecer ante lo que estaba diciéndome, y lo vi morderse los labios mientras yo sonreía un poco sintiéndome de repente halagada de que estuviera diciéndome todo lo que le gustaba de mí.

—El sexo contigo, también me da energía —admití, sabía que no debía comparar, pero, las últimas veces que había estado con mi novia, me sentía muy pesada, sin ganas de nada, adolorida y hasta con una sensación de como si me fuera a enfermar, esto sin dudas era diferente.

—¿Sabes lo que dicen? Que cuando dos almas son correspondidas, el sexo es mágico —comentó.

No sabía si era cierto o no, pero me gustó lo que me dijo.

Dudé un poco y me atreví a preguntar:

—¿A otras ya le habías llegado a dentro?

Él lo pensó por un largo rato.

—No, no desde mi primera esposa —admitió.

—¿En serio?

—Sí, no soy arriesgado en estas cosas, tengo reglas.

Lo miré con más curiosidad.

—¿Reglas? —repetí— A ver, ¿cuales tienes?

—Son reglas internas.

—Igual quiero saber.

Él soltó un suspiro y murmuró:

—La primera es siempre usar condón, la segunda es no repetir con la misma chica y la tercera es... que si no tiene higiene me voy.

No me parecían tan descabelladas sus reglas para alguien promiscuo y sin compromisos.

—¿Has pensando en estar con alguien más para algo más serio desde lo que sucedió con tu esposa? —pregunté.

Él giró sus ojos avellanas hacia mí y una de la comisura de sus labios se extendió un poco.

—En este momento lo pienso.

—Yo no cuento —dije sintiendo que mis mejillas se sonrojaban—, sabes que esto no es más que un trato.

Claro, más que un trato, pero sin dudas el encuentro de la piscina fue algo extra, algo más pasional... algo que no debió ocurrir, sin embargo pasó y no me arrepentía.

—Tal vez haga cambiar de opinión —respondió Dionisio alzando una mano para acariciar un costado de mi rostro, nuevamente vi las ojeras en sus ojos y soltó un bostezo.

—Descansa —susurré.

—Descansa. —respondió cerrando los ojos, aún con una mano en mi mejilla y otra sobre mi pecho encima de mi camisa, sonreí y entonces, me quedé dormida.

Amor por 4 meses (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora